Sociedad

Ni Van Gogh se cortó la oreja ni Einstein sacaba malas notas: 5 grandes mentiras de la Historia

Marta Vicente

Domingo 23 de mayo de 2021

7 minutos

Historiadores y expertos han desmentido estos hechos históricos que creíamos irrefutables

Ni Van Gogh se cortó la oreja ni Einstein sacaba malas notas: 5 grandes mentiras de la Historia
Marta Vicente

Domingo 23 de mayo de 2021

7 minutos

Hollywood tiene parte de culpa. Los rumores que se han extendido hasta convertirse en una verdad absoluta, también. Hasta un pequeño malentendido puede acabar en un 'error histórico'. Por suerte, algunos hechos que nos hemos creído a pies juntillas y que, incluso, podemos encontrar en preguntas del Trivial, han sido contrastados y se han demostrado que no son ciertas. Así que, atento, porque puede que alguno de los 'quesitos' que conseguiste en este juego, en realidad, no deberías haberlo ganado.

Van Gogh no se arrancó su oreja

Una noche de 1888, en la ciudad francesa de Arles, Vincent Van Gogh se arrancó la oreja en un arrebato de locura después de discutir con su amigo Gauguin, también pintor. Más tarde, el célebre pintor holandés guardó su oreja ensangrentada en un paño y se la entregó a Raquel, una prostituta.

Esta historia es la que ha llegado hasta hoy, que define los problemas mentales del artista. Pero, ahora no está del todo claro que el autor de La noche estrellada se cortara su propia oreja, ni que se quedara sin esa parte del cuerpo. De hecho, los historiadores alemanes Hans Kaufmann y Rita Wildegans afirmaron a la BBC en 2009 que fue Gauguin quien, mientras discutían, sacó su espada y le cortó una parte del órgano. Al llegar la policía, Van Gogh quiso defender a su amigo y dijo que fue él mismo quien lo hizo.

Autorretrato de Vincent Van Gogh, 1889 (Dominio público)

La sentencia de muerte de los gladiadores no era el pulgar hacia abajo

Lo hemos visto en numerosas películas de la Antigua Roma. Seguro que a muchos cinéfilos se les viene a la mente escenas como la de Gladiator, donde la grada del Coliseo aclama al Emperador Cómodo que alce el dedo pulgar para perdonar la vida del gladiador Máximo. Y no solo películas: libros, cuadros, series… Todos los formatos nos han hecho imaginarnos este angustioso momento al que se enfrentaba el gladiador que era juzgado en la arena.

Sin embargo, si esta escena de la película de Ridley Scott sucediera, realmente, en la Antigua Roma, Máximo hubiera muerto. Varios historiadores lo han desmentido asegurando que en el gesto del César, cuyo nombre era ‘pollice verso’ en latín (‘pulgar al revés’), no existía el pulgar hacia abajo: el dedo pulgar hacia arriba significaba la sentencia de muerte, mientras que introducir el pulgar en el puño (simulando una espada envainada) salvaba la vida al gladiador.

El Emperador Cómodo en la película Gladiator haciendo el pollice verso

Napoleón no era bajito

Hace unos días, se cumplieron 200 años de la muerte de uno de los hombres más importantes y controvertidos de la historia de Europa: Napoleón Bonaparte. Cuentan de él que era un hombre carismático y muy inteligente, con un carácter indómito que desde pequeño le llevaba a involucrarse en riñas y peleas…. Y su baja estatura. Resulta curioso que el hombre que puso a media Europa y norte de África a sus pies, tenga el sobrenombre de ‘pequeño corso’ por lo poco que se elevaba del suelo. 

¿Cuánto medía Napoleón? 1,68 metros. Actualmente, esta estatura puede resultar baja en un hombre pero, en el siglo XIX, estaba muy por encima de la media del varón francés: 1,55. Cuando el Emperador murió, realizaron dos informes de su autopsia: una elaborada por el grupo de servicio de Gran Bretaña y la otra de su médico personal François Antonmarchi.

Napoleón: continúa el misterio sobre su muerte 200 años después

 

Tal y como afirma Antonmarchi en su obra ‘Últimos momentos de Napoleón’, el sistema métrico que utilizaron para determinar su altura fue el ‘pied métrique’, uno que estableció el propio Bonaparte. El problema fue cuando estos datos llegaron a los ingleses, quienes erróneamente, basándose en sus cálculos, indicaron en su informe que la medida del general francés era de 1,57 metros. Si a esto le sumamos que el rumor se fue haciendo bola cada vez más y más grande por, entre otras cosas, el apodo que le pusieron los soldados en Italia de pequeño cabo. Sin embargo, ese mote está más relacionado con la edad, la buena relación que tenían y el cariño que sentían hacia el gran militar.

Einstein no era malo en matemáticas

Hablar sobre Albert Einstein es recordar al científico más famoso de todos los tiempos, el padre de la Teoría de la Relatividad y una de las personas más influyentes del siglo XX para la revista Time.  Sin embargo, existe la creencia generalizada de que Einstein era un mal estudiante y que suspendía, sobre todo, las matemáticas. 

Retrato de Albert Einstein (EuropaPress)

 

No existe ninguna prueba de que Einstein era un mal estudiante, todo lo contrario, sus notas eran más que aceptables. Entonces, ¿de dónde surge este rumor? Pues bien, se cree que fue el resultado de una confusión entre los biógrafos con el sistema de calificación que, por entonces, se empleaba en Suiza: las nota máxima era un 6 y la mínima un 1. En cambio, en su país de origen, Alemania, el sistema era al revés: la nota más baja era un 6 y la más alta el 1. 

Einstein sacaba 5 y 6, de ahí sus supuestos suspensos. Los alemanes que consultaron las notas del científico, al no entender el sistema suizo, se sorprendieron por lo pésimo estudiante que era y nació el mito.

Los cascos de vikingos no tenían cuernos

Aunque las series actuales tratan de acabar con esta imagen, durante muchos años se ha representado a los vikingos con este artículo. Ha llegado a tal punto que en las tiendas de souvenirs de los propios países escandinavos venden objetos e imágenes con los vikingos luciendo cascos con cuernos, pero lo cierto es que ninguno los usó. Los trabajos arqueológicos han detectado yelmos de hierro o protecciones de cuero, dependiendo del poder adquisitivo del guerrero.

Los cascos de los vikingos no tenían cuernos (bigstock)

Todo apunta a que esta leyenda tuvo su origen en 1876, concretamente, con el estreno de la famosa ópera de Richard Wagner, El ocaso de los dioses, la cuarta y última de las que componen El anillo del nibelungo. El diseñador de vestuario decidió usar este tipo de accesorio y, desde entonces, la imagen de los vikingos se asoció directamente con él: los años posteriores aparecieron anuncios, pinturas e ilustraciones de vikingos con cuernos. De tal forma que ,en la edición de 1900 de la saga familiar irlandesa del siglo XIII ‘La Historia de Burn Njal’, podemos ver a vikingos con cuernos, mientras que en la de 1861 no encontramos a ninguno.

Sobre el autor:

Marta Vicente

Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.

… saber más sobre el autor