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Miles de personas se ven afectadas cada año por el norovirus y otros virus estomacales que se propagan por la saliva, según un estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de Reino Unido, que se ha publicado en Nature.
La transmisión de estos llamados virus entéricos a través de la saliva sugiere que toser, hablar, estornudar, compartir alimentos y utensilios e, incluso, besarse tienen el potencial de propagar los virus.
Los investigadores saben desde hace algún tiempo que los virus entéricos, como los norovirus y los rotavirus, pueden propagarse al comer alimentos o beber líquidos contaminados con materia fecal que contiene estos virus.
De hecho, se pensaba que los virus entéricos pasaban por alto la glándula salival y se dirigían a los intestinos, saliendo más tarde a través de las heces. Aunque algunos científicos han sospechado que puede haber otra ruta de transmisión, esta teoría permaneció en gran parte sin probar hasta ahora.
Ahora los investigadores deberán confirmar que la transmisión salival de virus entéricos es posible en humanos. Si descubren que lo es, dijeron los investigadores, también pueden descubrir que esta ruta de transmisión es incluso más común que la ruta convencional.
"Este es un territorio completamente nuevo porque se pensaba que estos virus solo crecían en los intestinos. La transmisión salival de virus entéricos es otra capa de transmisión que no conocíamos. Es una forma completamente nueva de pensar sobre cómo se pueden transmitir estos virus, cómo se pueden diagnosticar y, lo que es más importante, cómo se puede mitigar su propagación", han dicho los expertos.
Para el estudio actual, los investigadores alimentaron a un grupo de ratones recién nacidos que tenían menos de 10 días con norovirus o rotavirus. Posteriormente, las crías de ratón se devolvieron a las jaulas y se les permitió amamantar a sus madres, que inicialmente estaban libres de virus. Solo un día después las crías de ratón mostraron un aumento en los anticuerpos IgA, componentes importantes para combatir enfermedades, en sus intestinos.
Esto fue sorprendente considerando que los sistemas inmunológicos de las crías de ratón eran inmaduros y no se esperaba que produjeran sus propios anticuerpos en esta etapa. Además, los expertos observaron que los virus se replicaban en el tejido mamario de las madres (células de los conductos lácteos) a niveles elevados.
Cuando recolectaron leche de los senos de las madres ratonas, descubrió que el momento y los niveles del aumento de IgA en la leche materna reflejaban el momento y los niveles del aumento de IgA en los intestinos de sus crías. Parecía que la infección en los senos de las madres había aumentado la producción de anticuerpos IgA que combaten el virus en la leche materna, lo que finalmente ayudó a eliminar la infección en sus cachorros, dijeron los investigadores.
Ansiosos por saber cómo entraron los virus en el tejido mamario de las madres en primer lugar, los investigadores realizaron experimentos adicionales y descubrieron que las crías de ratón no habían transmitido los virus a sus madres a través de la ruta convencional. Fue entonces cuando los investigadores decidieron ver si los virus en el tejido mamario de las madres podrían provenir de la saliva de los cachorros infectados y de alguna manera propagarse durante la lactancia.
Para probar la teoría, recolectaron muestras de saliva y glándulas salivales de las crías de ratón y descubrieron que las glándulas salivales estaban replicando estos virus a niveles muy altos y arrojando los virus a la saliva en grandes cantidades.