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Mientras bares, restaurantes, cines, teatros, salas de concierto, tiendas e incluso otros mercadillos de la ciudad llevan ya semanas abiertos, esta 'nueva normalidad' tras el estado de alarma por el coronavirus parece no llegar nunca para el Rastro de Madrid, que continúa cerrado desde el pasado mes de marzo. La razón es el conflicto que mantienen los comerciantes y vendedores ambulantes con el Ayuntamiento de Madrid por el número de puestos y la situación de los mismos. El asunto se ha enquistado y no tiene visos de solución inmediata.
Este domingo 8 de agosto, por sexta semana consecutiva, los comerciantes se concentran a las 11 horas en la plaza de Cascorro para reclamar la reapertura del mercadillo con un 50% de los puestos de forma alterna cada fin de semana y en sus ubicaciones originales. La asociación El Rastro punto es convoca estas movilizaciones, que se mantendrán "hasta recuperar el Rastro histórico".
La semana pasada reclamaron una mesa de trabajo con el Ayuntamiento de la capital y el presidente de la asociación, Lucio Gonzalo, acusó al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, de "mentir descaradamente" por responsabilizar a los comerciantes de que el mercadillo siga sin abrirse. Gonzalo también manifestó la voluntad de la asociación de mantener una "reunión presencial" con responsables del Consistorio y con el concejal del distrito Centro, José Fernández, que hasta el momento les ha atendido de forma telemática, algo que consideran que "no es de recibo" si se quieren tratar "estos temas tan serios".
"Nos hacen propuestas inaceptables para el colectivo porque aceptarlas significaría la muerte del Rastro histórico", apunta Gonzalo, que asegura que el Ayuntamiento está "jugando" con sus puestos de trabajo y con los de los comercios de la zona, que "están sufriendo esta situación". "Ellos plantean zonas aisladas desconectadas entre sí y del resto del Rastro, en las cuales instalarían los puestos de venta encajonados entre vallas y con un aforo mínimo. Desconocemos las razones, pero desde luego no son sostenibles por cuestiones sanitarias", expresa.
Otro de los aspectos que "no entienden" los comerciantes del Rastro es por qué en otros espacios y centros comerciales el aforo puede llegar a ser de hasta 8.000 personas, y en cambio en el tradicional mercadillo les "imponen" un máximo de 3.500 personas cuando consideran es "más espacioso y al aire libre".
Así, Gonzalo plantea su incertidumbre sobre los "intereses ocultos" que puede tener el Ayuntamiento de Madrid para no abrirlo y asegura que el responsable de los rebrotes es el propio Consistorio "por haber abierto bares y discotecas". El presidente de esta plataforma indica que los comerciantes lo están pasando "mal" tras llevar cinco meses sin poder trabajar y defiende que necesitan hacerlo con "urgencia", por lo que plantean al Consistorio una propuesta que consideran "generosa".
Almeida alude a razones sanitarias
Por su parte, Almeida indica que el Ayuntamiento ha realizado tres propuestas y los comerciantes "no se quieren mover de la huella" pero "la normativa sanitaria de la Comunidad lo impide" y "hay que preservar la salud y hay que limitar en la medida de lo posible las aglomeraciones".
La última propuesta por parte del Consistorio planteaba la apertura del mercadillo con un vallado perimetral de forma que se sectorice la circulación de peatones de los puestos y aforo en cuatro zonas autónomas de funcionamiento simultáneo, con módulos de dos metros. Se planteaba además un aforo de 147 puestos en Ribera de Curtidores, 74 en la Vara del Rey, 52 en Campillo, 196 (el mayor número de puestos) en la calle Gran Vía de San Francisco, a los que se sumarían otros 28 en la parte de la calle de Ribera de Curtidores que se ubica en el distrito de Arganzuela. En total, se habilita el 50 por ciento de los puestos autorizados actualmente.
Sin embargo, para los comerciantes, esta propuesta "deslocaliza a todos los titulares de sus ubicaciones habituales" además de "suprimir todos los puestos de venta de lugares como la Plaza de Cascorro y de la Ronda de Toledo y gran parte de la calle Ribera de Curtidores". "Zonas todas ellas muy espaciosas, por lo cual es incomprensible que se eliminen todos los puestos de venta", sostienen.
Desde la asociación califican de "justa, equitativa y muy generosa" su propuesta al autolimitarse "de forma voluntaria para que la reapertura del Rastro se realizara con sólo el 50 por ciento de los puestos un domingo, y al siguiente domingo el otro 50 por ciento, bajo el criterio de un puesto sí y otro no, para cumplir las recomendaciones sanitarias y las distancias de seguridad entre los puestos".