Sociedad

"Nunca me hubiese imaginado vivir fuera de mi país. Pensaba jubilarme en Siria con mis nietos"

Pablo Recio

Jueves 20 de junio de 2019

5 minutos

Bassam, refugiado de 67 años, tuvo que huir de su país con sus hijos y nietos por la guerra

"Nunca me hubiese imaginado vivir fuera de mi país. Pensaba jubilarme en Siria con mis nietos"
Pablo Recio

Jueves 20 de junio de 2019

5 minutos

Los mayores refugiados reciben ayudas escasas y son dependientes de sus familiares en muchos casos 

"La guerra no entiende ni de jóvenes, ni de mayores, ni de árboles, ni de piedras. Hay que salir de allí". Esta frase corresponde a Bassam Ahmed (de espaldas en la imagen, que nos proporciona un nombre ficticio por motivos de seguridad), un refugiado sirio de 67 años, residente en Alicante desde hace cinco, que ha querido compartir su testimonio con 65Ymás con motivo del Día Mundial de los Refugiados que se celebra este jueves, 20 de junio.

Aunque el porcentaje de mayores en este colectivo no supera el 1% del total, es uno de los grupos de edad más vulnerables junto a los niños, adolescentes y mujeres. Y es que son personas que, con la vida hecha, se han visto obligados a huir, rehacer sus vidas y curar sus heridas en tierras ajenas. 

En concreto, en el caso de Bassam, era "conductor de camiones y viajaba fuera" de su país. "Iba a Irak, Kuwait y a Arabia Saudí", recuerda. Pero, en 2013, al ver que el conflicto empeoraba, decidió salir por unos meses de su país y visitar a su hija que había emigrado a España años antes de empezar la guerra. 

Siria, antes después. Foto: Oxfam Intermon

Exilio forzoso

Bassam, que por aquel entonces no estaba aún jubilado, tuvo suerte y pudo llegar fácilmente a su destino: consiguió un visado y entró como un turista más en España. Sin embargo, todo se torció cuando el hombre se dio cuenta de que la guerra sólo acababa de comenzar y vio como la región en la que vivía, Guta (cerca de Damasco), era una de las zonas más castigadas. "La idea era visitar España y volver. Esperaba que llegaran a un acuerdo, pero no. Vivía en un edificio de tres plantas y se lo llevó la guerra. No pude regresar", relata conmovido.

Por otra parte, tuvieron que huir también tres de sus cinco hijos cuando la situación fue insostenible y se recrudeció la guerra. "Recuerdo que cuando llamaba a mis hijos se escuchaban las bombas", afirma. Uno de ellos pidió asilo en Brasil y otros dos en Alemania. Y, en el caso de los que huyeron al país germano, no fue sencilla la salida del país. "Gastamos 10.000 dólares para que lo pudiesen hacer", explica.

Además, el drama no se acaba ahí, puesto que aún tiene una hija en Damasco y es una de las razones por las que este hombre no ha querido enseñar su rostro ni dar su nombre real. 

Cómo vive un refugiado mayor en España

Desde que Bassam llegó a España no ha podido trabajar. Al cumplir los 65 le dijeron que tenía derecho a una ayuda del Estado para personas mayores refugiadas y, desde entonces, cobra esa asignación que ronda los 350 euros y que pudo gestionar a través de Cruz Roja (@CruzRojaEsp ), organismo que le ha ayudado desde que pidió el asilo. 

No obstante, esta ayuda sólo se puede cobrar durante un tiempo limitado de 30 meses y Bassam ya casi lo ha agotado. Por ello, los trabajadores de la Cruz Roja de Alicante han buscado otras ayudas de la Generalitat como la Renta Valenciana de Inserción que podría cobrar si finalmente se la conceden. Aún así, el refugiado es consciente de que con ese dinero no le da para vivir y que necesita más ayuda. Por eso, "mis hijos me mandan 100 euros al mes cada uno. Es una ayuda y puedo vivir", señala. 

En cuanto a su tiempo libre, lo dedica en parte a aprender español en las cursos de Cruz Roja, si bien afirma que "ahora he parado porque como estoy enfermo del corazón y eso afecta a mi memoria". "Paso el tiempo con mi familia y con mis nietos. Intento visitar a mis hijos en Alemania. Tengo amigos de mi país que veo de vez en cuando y me gustaría hacer amistades de aquí pero el problema es el idioma", asegura. 

Difícil retorno

"Nunca me imaginaba que acabaría viviendo fuera de mi país. Pensaba jubilarme en Siria con mis hijos y mis nietos", comenta. Sin embargo, también apunta que aquí se ha "sentido acogido y sobre todo protegido". "Ha sido una mala experiencia, pero estoy bien", sostiene. 

Algo que ve más complicado es volver a su país. "No podemos, porque todos los que hemos salido de Siria estamos en búsqueda. Mi hijo estaba hace poco arreglando unos papeles en Brasil y, como le pidieron un certificado de antecedentes, lo solicitó y figuraba que estaba en búsqueda y captura por no haber hecho el servicio militar y por ayudar al terrorismo. Si volvemos nos van a encerrar, nos van a coger y nos van a interrogar. Si el Gobierno sigue igual no va a cambiar nada", sostiene. Y concluye: "No seríamos tratados igual. Nosotros vivíamos muy bien. Mi hijo tenía una tienda de móviles. Yo tenía un coche caro. Hemos dejado todo porque no hay protección".

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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