A sus 62 años, la barcelonesa Olga Viza ha sido incluida en el 'Top 100 de Mujeres Líderes en España'. Viza es una de las más reconocidas periodistas españolas, con una larga trayectoria profesional que ha sido galardonada con un Premio Ondas, un Premio ATV y dos TP de Oro. Presentadora y conferenciante, debutó en TVE en 1978, cuando todavía no había finalizado sus estudios de periodismo. Alternaba sus apariciones en el programa Polideportivo con incursiones en otros géneros televisivos. Durante esta etapa participó en Estadio 2. En 1992, ficha por Antena 3 y presenta la edición de mediodía de las noticias. Tras once años presentando informativos se despide de la cadena y un tras un breve paso por Telecinco fichó por La Sexta haciéndose cargo de un programa de entrevistas que compaginó con el magazín vespertino El Tranvía de Olga en RNE1. Además, se ocupó de Las Mañanas de Radio 1 antes de regresar a televisión en a la cadena autonómica Aragon TV. Incansable 'periodista de raza', seguimos disfrutando con el trabajo de Viza en la SER Catalunya desbrozando la actualidad junto a Josep Cuní y en los fines de de semana de RNE con Carles Mesa, dando rienda suelta a su pasión por el deporte. Además, es conferenciante de Thinking Heads y forma parte de su catálogo TOP 100.
PREGUNTA: En primer lugar, enhorabuena por haber sido elegida como una de las 'Top 100 Mujeres Líderes en España’, más concretamente entre las diez mujeres elegidas en la categoría de ‘Medios de Comunicación' ¿Qué significa para usted este reconocimiento de ser una líder en su profesión, después de haber recibido también premios Ondas, premios ATV, el Margarita Rivière… ?
RESPUESTA: ¡Es una muy grata exageración ! En cualquier caso le doy las gracias a todas y cada una de las personas que han puesto mi nombre en esa lista. Veo lo nombres de todas esas mujeres y me siento muy bien acompañada.
P.: Decir Olga Viza es como decir televisión. Debutó en TVE en enero de 1978, cuando aún no había finalizado sus estudios de periodismo. ¿Cómo ha cambiado el medio desde entonces?
R.: Ha cambiado mucho como ha cambiado el comercio, la aviación civil, la medicina y tantas otras áreas de la vida. La tecnología ha transformado el medio. La democracia lo ha multiplicado y los ciudadanos ya no son espectadores pasivos de la actualidad. El cambio es muy notable para bien, para muy bien … y para mal. La dependencia del share, agravada por la crisis económica que también ha herido a los medios, explica algunas de las cosas que han sucedido. A veces tengo la sensación de que hemos maleducado al espectador nosotros mismos. Es mucho más hipnótico el conflicto que el debate o el titular atractivo que el argumento. Tirar de lo atávico tiene respuesta garantizada. Eso es lo peor. Pero luego está la inmediatez, la interacción, la calidad de imagen y sonido, la variedad... la posibilidad de ver algo cuando tu quieres. Sin olvidar que ese “cambio” sigue en marcha.
P. : Empezó en la tele con Franco muerto hacía dos años y aún sin Constitución. ¿Cómo era la España de aquella época? ¿Cómo éramos los españoles entonces?
R.: Por supuesto no era una sociedad homogénea. Si tuviera que explicarlo en términos de tv dejábamos de vivir en blanco y negro. Anhelábamos el cambio. A ojos de una joven de 20 años como yo, invadía la sensación de que estaba todo por hacer. Nos aferrábamos a las pocas referencias que teníamos de otros países que nos parecían más evolucionados y libres. Había un punto de inocencia y de transgresión.
P.: ¿Existía ya en aquellos años el edadismo, la discriminación de los mayores por razón de la edad que hoy padecemos, o era otro el trato que se les dispensaba?
R.: No sé contestar a eso. Sólo sé que cuando entré en TVE mi director tenía 26 años y que en nuestro programa convivíamos un grupo de gente muy joven junto a aquella generación de grandes 'popes' del periodismo deportivo. Fue un privilegio porque la transversalidad funcionó maravillosamente.
P.: Usted que conoce perfectamente los medios, ¿cree que es edadista la publicidad que aparece en ellos?
R.: Lo es. Muchas veces he tenido la sensación que sólo se acuerdan de la gente mayor porque se les supone con dinero para invertir, con problemas con la orina y la dentadura postiza, o para que le compren determinado yogur a sus nietos. Trasluce una visión clásica, por no decir antigua, de la gente de edad.
P.: ¿Vivimos en un mundo de adoradores del dios de la juventud?
R.: Los primeros dioses fueron el dinero y la belleza. La juventud tomó el relevo. Y de los tres, es el único que seguro se extingue. Ese es un bien que hemos tenido todos, pero que no sólo está en nuestra piel. La juventud es una parte de la evolución, con sobredosis de energía y también de carencias. Adoramos ese momento de la vida, es adorable, pero hay otros momentos mucho más 'tersos' que vienen después. En realidad la única deidad que debiéramos promocionar es la 'salud'. Hace ya unos meses que el mundo nos lo recuerda.
P.: El doctor Juan Manuel Martínez, geriatra y presidente de CEOMA, asegura que diversos estudios científicos ponen de manifiesto que el mayor rendimiento laboral no físico, lo ofrecen las personas de entre 60 y 70 años ¿Está de acuerdo?
R.: No tengo duda de que, a esas edades, nuestro disco duro tiene muchos más algoritmos preparados para el “no error”. Tu calidad de visión de imagen es 8K, es decir con más definición. Si el conocimiento es por acumulación, nada como haber vivido.
P.: Entonces, ¿qué explicación tiene el que a partir de los 50 o 55 años sea casi un milagro encontrar trabajo para alguien que lo ha perdido durante las dos últimas crisis?
R.: Porque las crisis, como todo, se ven desde distintas ventanas. Es horrible generalizar, pero en ese escenario, quien contrata busca energía al mejor precio y es la gente joven, preparadísima, pero que no ha podido emanciparse, la que necesita poner sus primeros pies en el mundo laboral. Y como la experiencia cotiza, aquellos que son más sabios, son supuestamente más caros. Lo curioso es... ¿quien es el croupier que reparte esas cartas? ¿Quién el que las contrata? ¿Alguien de 35 años? NO. Alguien como nosotros. Hemos construido un perverso círculo vicioso. Un sinsentido.
P.: ¿Sabe la sociedad aprovechar el talento senior? ¿Es consciente de todo lo que los mayores pueden aportar?
R.: Para mí la pregunta es ¿sabe la sociedad que el trabajo conjunto de generaciones distintas es la bomba? Hace un tiempo moderé una mesa redonda con trabajadores de una misma empresa. Por primera vez, cinco generaciones distintas trabajaban juntas. Ahí aprendí que el secreto está en la actitud de todos ellos. Y lamento decir que el más reticente con “las nuevas formas” era el de mayor edad. Debiéramos reflexionar sobre eso. Allá donde esté quiero alguien muy joven a mi lado.
P.: El talento senior manda en el IBEX donde la edad media de los consejeros es de 61,8 años ¿Por qué no sucede lo mismo en otros sectores?
R.: Y es probable que eso cambie en un futuro no muy lejano .Las grandes empresas tecnológicas que cotizan en bolsa tienen consejeros que rebajan mucho la media de edad. Las crisis han centrifugado el ambiente. Los más perjudicados en este tiempo han sido los dos extremos, jóvenes y mayores. ¿De quien depende redistribuir? ¿Quienes tienen el poder de decisión? ¿Tenemos el enemigo en casa?
P.: En el ámbito laboral y social, ¿sufre la mujer mayor una doble discriminación, por ser mujer y por ser mayor?
R.: No descubro nada al decir que sí. La pandemia ha subrayado esa realidad. Mires donde mires el confinamiento ha dejado patente que la mujer tenía mucho más que perder. Algunos avances eran una ficción, y si además esa mujer no era joven... se daba por amortizada. Pero siento insistir ¿de dónde parte ese poder de decisión? ¿Quien distribuye? Los jóvenes, no. Ellos solo buscan legítimamente su oportunidad. Como lo hicimos nosotros. En algunas cosas de las que ocurren hay todavía una pátina masculina y patriarcal que vive en color, pero que piensa en blanco y negro.
P.: Como periodista y como ciudadana, ¿qué opinión le merecen las medidas anunciadas por el ministro José Luis Escrivá sobre las pensiones, el retraso de la jubilación y la penalización a las jubilaciones anticipadas?
R.: Las jubilaciones junto a la educación son el elemento de nivel social mas importante del sistema. Por lo tanto es indispensable mantenerlas, consolidarlas y asegurar su futuro. Para eso se necesita que sigan aumentado al compás de la inflación. La reforma prevé mantener ese objetivo. Eso es positivo. El problema es el envejecimiento de la población, la incorporación de la quinta del Baby Boom y el aumento de la pensión media como consecuencia del aumento salarial durante años que exigen medidas de contención para asegurar su mantenimiento. Dos de las medidas de la reforma Escrivá, ir acercando la edad real de jubilación a la edad legal y dificultar la jubilaciones anticipadas, tiene por objeto el garantizar ese mantenimiento (además de trasladar las pensiones no contributivas a los presupuestos del estado). La única incógnita es si van a ser suficientes o habrá que pensar en medidas adicionales. Dicho esto, la reforma me parece bien orientada, pero tengo algunas dudas de si las medidas que se pongan en práctica serán suficientes o habrá que ampliarlas. Por lo que me concierne, todo lo que sea dar facilidades a la posibilidad de la jubilación tardía para trabajos no penosos puede beneficiar mucho tanto al Estado como a quienes queremos no apartarnos. Apoyo a quienes quieren jubilarse a la edad de jubilación oficial (no antes), como a aquellos que después, e incluso bastante después, quieren seguir aportando a la sociedad con su trabajo.
P.: Otro tema de actualidad, ¿qué puede decirnos de la gestión que se ha hecho durante la pandemia de las residencias de mayores?
R.: Vivo, pared con pared, con una residencia de mayores. Estoy acostumbrada a verles en el jardín, donde pasean, contemplan, hablan, juegan o realizan ejercicios guiados. Solo hay uno que fuma, José Antonio. Cuento esto para explicar que forman parte de mi cotidianidad. Dos semanas antes de que se decretara el estado de alarma, y en consecuencia nos encerráramos en casa, dejé de verles en el jardín. ¡Dos semanas antes! Pasado el tiempo hablé con la directora para interesarme por ellos. No hubo un solo caso de Covid. Victoria, así se llama, tiene 30 años de experiencia en el sector de las residencias y me contó que en cuanto vio que el virus llegaba a España habló con los familiares y decidió aislarles del exterior. Siguieron haciendo vida en las zonas comunes interiores, pero no tendrían contacto con nadie que no estuviera controlado. Pese a todo no les resultó nada fácil. Por ejemplo trasladar al hospital a mayores con otro tipo de problemas graves, ni recibir material sanitario. Una buena decisión a tiempo salvó a esos mayores en este caso, pero la sensación de olvido fue otro virus del que no escaparon. Hemos fracasado con las residencias.
P.: ¿Y del programa de vacunación?
R.: Respondo a esta pregunta sin estar vacunada, y ya debería estarlo. Tengo 62 años ¿tal vez hoy reciba el mensaje? Procuro no opinar sobre aquello en lo que no soy especialista. Solo puedo dar mi percepción. Me impresiona y me emociona el trabajo espectacular de los científicos. Tengo trato directo con una de esas personas que desarrollan las vacunas y me admira cuanto me cuenta. Otra cosa es acertar con los contratos, con el macro-Excel de la distribución, con cómo comunicar algunos problemas o con cómo gestionar la comunicación de algunos problemas, que los hay. Aquí también la experiencia sería un grado. En esto, todos hemos debutado.
P.: Siguiendo con la actualidad, ¿cuál es su opinión sobre la actual situación política y el ambiente de crispación que se palpa entre nuestra clase política?
R.: Resumiré la respuesta con un... ¿hay vacuna para eso?
P.: Y para dejar de abusar más de su paciencia, una última cuestión ¿puede hablarnos de sus proyectos profesionales más inmediatos?
R.: Mis proyectos son mi presente (más algunas ideas que están en elaboración). En la SER Catalunya con Josep Cuní abordo los temas de actualidad, en los fines de de semana de RNE con Carles Mesa sigo ligada a mi sempiterno amor por el deporte.