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Promover el braille en personas que han perdido la visión en edad adulta es la última puesta en marcha de la ONCE en su nuevo servicio dentro del modelo de atención personalizada a personas ciegas o con baja visión.
Según ha informado la entidad, esta figura ya se ha comenzado a implantar en los centros de la ONCE de siete comunidades autónomas –Madrid, Comunidad Valenciana, Murcia, Cataluña, Andalucía, Cantabria y Navarra– y el objetivo es ir avanzando hasta cubrir a todo el territorio español con hasta 22 figuras de promotor.
Esta iniciativa se hizo pública en vísperas de que se celebrara el 4 de enero, el Día Mundial del Braille. La entidad ha aprovechado esta fecha, además, para destacar la "vital importancia" que este sistema de lectoescritura tiene "para fomentar la autonomía personal de quienes carecen de visión".
La directora de Educación, Empleo y Braille de la ONCE, Ana Isabel Ruiz, ha explicado que "el objetivo de este nuevo servicio" es "intensificar la enseñanza para personas que pierden la visión en edad adulta", una labor que, según ha apuntado, "en los últimos años se ha venido haciendo a través de los instructores de tiflotecnología". A su juicio, era "necesario actualizar" esta situación.
Reticencias
Hasta ahora, según ha indicado Ruiz, la ONCE garantiza el aprendizaje del braille desde temprana edad a través de su modelo personalizado de atención educativa. Sin embargo, según ha apuntado, "es frecuente" que personas que pierden la visión a partir de cierta edad "muestren reticencias a acercarse" al Braille porque creen que "les va a resultar muy difícil el aprendizaje".
"La formación se realiza a través de diferentes metodologías y de una manera personalizada al nivel funcional que necesite cada usuario. El objetivo principal no es que esa persona se convierta en un gran lector de libros en braille, que también puede serlo, sino que cada usuario determine hasta dónde quiere aprender braille y para qué lo necesita", ha explicado Ruiz.
"Que sea capaz de leer etiquetas de medicamentos para saber cuál tiene que tomar, o de leer cartelas en museos o de etiquetar su ropa para diferenciar los colores y pueda combinarlos al vestirse son aspectos fundamentales para mejorar su calidad de vida y su nivel de autonomía personal", ha añadido.
Convertir el aprendizaje en objetivo
Una de las promotoras de braille de la ONCE, Paula Rivero, ha asegurado que "es muy importante que sea la propia persona la que decida aprender" este lenguaje para "convertir ese aprendizaje en un objetivo claro y no en una terapia ocupacional".
Rivero ha reconocido que, "al principio, normalmente creen que no van a poder aprender en edad adulta ya que, para una persona que ha tenido visión, la discriminación táctil no es muy precisa, al no haber utilizado el tacto como una herramienta identificativa". "Pero enseguida van adquiriendo habilidades, cada persona a su ritmo, y se sorprenden", ha apuntado.