La relación entre abuelos y nietos deja historias emocionantes sobre todo cuando los más pequeños sienten admiración por sus mayores y se lo demuestran de la manera más inesperada. Este es el caso de Ian, un niño de 6 años que por su fiesta de cumpleaños decidió disfrazarse de su superhéroe favorito, su abuelo Otilio Valvez.
Con camisa blanca, corbata amarilla, gafas y hasta la credencial oficial del conductor, Ian era una copia idéntica de su abuelo, que orgulloso compartió en su perfil de Facebook las fotografías: "Después de ya no sé cuanto tiempo de no usar corbata" Otilio volvía a ponerse su uniforme de trabajo para hacer feliz a su nieto.
La historia no ha tardado en hacerse viral, y varios medios locales de México se han hecho eco de la noticia. La madre del pequeño, Mitzy Valdez comentó que "lo ama tanto que en su cumpleaños quiso festejar siendo operador de autobús y yo como su madre que soy hice lo imposible para que estuviera feliz y fuera algo similar, porque no venden nada de la empresa”.
Se disfrazan para poder abrazar a sus nietos
Los disfraces no solo sirven para que los nietos homenajeen a sus abuelos como ha hecho Ian, hay veces que sirven para dar un simple abrazo. Hay que remontarse a enero de este año, cuando la vacunación estaba empezando para entender esta historia protagonizada por Bárbara, de 71 años, y Clive Walshaw, de 73.
El matrimonio que vive en Leeds (Inglaterra), llevaba desde el 1 de marzo de 2020 sin ver en persona a sus tres nietos, Quin (6 años), Morgan (8) y Mackenzie (14). La pareja ya había asumido que tendrían que verse en Navidad a través del ordenador y de la aplicación Zoom, como llevan haciendo desde que comenzó la pandemia. Sin embargo, Bárbara se topó con los osos polares inflables mientras hacía compras navideñas y se dio cuenta de que, sin quererlo, había encontrado una manera de abrazar a sus nietos de manera segura.
La mujer no dudó en comprar los disfraces: "Son las mejores 15 libras esterlinas (16,5 euros) que he gastado en mi vida", asegura a Daily Mail. En una escena que se ha convertido en viral, el matrimonio se coló en la casa de sus nietos y pudo por fin abrazarles sin apenas riesgo de contagio.
"El más pequeño estaba un poco intimidado al principio por estos enormes osos polares, pero cuando se dio cuenta de que éramos nosotros, fue increíble. Reímos y lloramos, nos pudimos dar tantos abrazos... Fueron seis minutos que no se pueden describir", confiesa Bárbara.