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Casi mil millones de personas padecerán osteoartrosis, la forma más común de artritis, en 2050, según una nueva investigación publicada en The Lancet Rheumatology y dirigida por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) como parte del Global Burden of Disease Study 2021, en la que se han analizado 30 años de datos sobre la artrosis (1990-2020) en más de 200 países.
En la actualidad, el 15% de las personas mayores de 30 años ya la padecen. Ahora, este estudio ha constatado que los casos aumentaron rápidamente en las tres últimas décadas debido a tres factores principales: el envejecimiento, el crecimiento de la población y la obesidad. En 1990, 256 millones de personas padecían artrosis. En 2020, esta cifra ascendía a 595 millones de personas, lo que suponía un aumento del 132% respecto a 1990. Para 2050, se prevé que esta cifra se acerque a los 1.000 millones.
"Los factores clave son la mayor longevidad de las personas y el aumento de la población mundial, por lo que debemos anticiparnos a las tensiones que sufrirán los sistemas sanitarios de la mayoría de los países", explica la doctora Jaimie Steinmetz, autora del artículo y principal investigadora científica del IHME.
"Ahora mismo no existe una cura eficaz para la artrosis, por lo que es fundamental que nos centremos en estrategias de prevención, intervención precoz y en hacer más asequibles los tratamientos caros y eficaces, como las prótesis articulares, en los países de ingresos bajos y medios", añade.
La sufrirán en mayor medida las mujeres
Las zonas más afectadas por la artrosis son las rodillas y las caderas. Para 2050, se prevé que la artrosis aumente en los siguientes porcentajes según las zonas problemáticas del cuerpo humano: rodilla, un 74,9%; mano, un 48,6%; cadera, un 78,6; y otras zonas (por ejemplo, codo, hombro), un 95,1%.
Se espera que más mujeres que hombres sigan lidiando con esta enfermedad. En 2020, el 61% de los casos de artrosis corresponderán a mujeres, frente al 39% de hombres. Hay una combinación de posibles razones detrás de esta diferencia de género.
"Se están investigando las razones de las diferencias de género en la prevalencia de la artrosis, pero los investigadores creen que la genética, los factores hormonales y las diferencias anatómicas desempeñan un papel", explica el doctor Jacek Kopek, autor principal y profesor de la Escuela de Población y Salud Pública de la Universidad de Columbia Británica (Canadá).
La obesidad, factor de riesgo importante
Este estudio demuestra que la obesidad o un índice de masa corporal (IMC) elevado es un importante factor de riesgo de artrosis. Si la obesidad pudiera combatirse eficazmente en la población mundial, se calcula que la carga de la enfermedad disminuiría en un 20%. La investigación también muestra que la obesidad ha desempeñado un papel más importante a lo largo del tiempo, a medida que han aumentado las tasas de obesidad.
En el primer año del estudio, en 1990, la obesidad era responsable del 16% de la discapacidad debida a la artrosis, porcentaje que aumentó al 20% en el año 2020.
"Los sistemas sanitarios y los gobiernos tienen la oportunidad de comprometerse y participar en la identificación de poblaciones vulnerables, abordar los factores impulsores de la obesidad y desarrollar estrategias de gestión para prevenir o ralentizar la progresión de la artrosis", afirma la doctora Liane Ong, investigadora científica principal del IHME, supervisora y coautora del estudio.
"El papel que desempeña la inactividad física en la obesidad y el dolor asociados a la artrosis puede tener ciclos negativos opuestos y no intencionados", señala. "Por ejemplo, ser físicamente activo puede prevenir lesiones en etapas tempranas de la vida e incluso puede ser beneficioso para alguien con dolor articular. Es contraintuitivo, pero tener dolor articular no significa que debamos permanecer sedentarios".
El estudio ha sido financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, el Instituto de Investigación Ósea y Articular (IBJR), la Alianza Mundial para la Salud Musculoesquelética (GMUSC) y la Commonwealth de Australia. El equipo del estudio estaba formado por investigadores del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de Seattle (Washington) y colaboradores de GBD 2021 de todo el mundo.