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El 72 por ciento de los pacientes mayores estima la alegría como la virtud que más valoran en los profesionales sanitarios, seguida por el respeto (58%) y la sinceridad (51%), según el último estudio sobre las virtudes profesionales más valoradas por los pacientes realizado por Encanación Pérez-Bret, enfermera de Cuidados Paliativos.
En las áreas técnicas, se concedieron los primeros puestos al control del dolor (85%) la ayuda cuando el paciente se siente mal (67%) y a la asistencia ante el desánimo (54%).
Según el estudio sobre las virtudes y prestaciones que más estiman los pacientes con enfermedad avanzada, las 5 prestaciones recibidas de los profesionales más valoradas fueron la alegría, el respeto, el control del dolor, la atención ante la sensación del paciente de encontrarse mal, y la sinceridad.
Y es que está demostrado que la alegría mejora la calidad de vida tanto de los pacientes, como de los profesionales y las familias. "Reír y sonreír genera serotonina una hormona que funciona como un analgésico natural. Por este motivo, estar de buen humor favorece los procesos de recuperación y ayuda a disminuir el dolor", aseguran los expertos. La risa segrega también dopamina, y adrenalina que aportan mayor energía, e igualmente al sonreír, el cerebro pone en marcha la liberación de endorfinas.
"La alegría es una emoción que nos permite experimentar sosiego y felicidad, incluso cuando nos enfrentamos a la circunstancias difíciles. El sentido del humos derivado de la alegría es un mecanismo de supervivencia, permite mejorar el sistema de comunicación y de contacto personal, y promueve el bienestar en el paciente", destacan.
También los beneficios sobre los profesionales sanitarios que desarrollan su trabajo con alegría tienen evidencia demostrada. Se calcula que los profesionales sanitarios que afrontan su actividad con ánimo positivo son un 31 por ciento más productivos, y están 10 veces más comprometidos con su trabajo, además de encontrar mejoras en su propia salud personal.
Algunos de los parámetros que mejoran son el estrés, la depresión, la imaginación, y el desahogo emocional, a través de la producción de endorfinas y adrenalina. En el ámbito físico, la risa promueve la mejora del sistema respiratorio y circulatorio, inmunológico y analgésico, y mejora la calidad del sueño.