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Oxfam Intermón denuncia que de los 1.770 millones de dosis de vacunas que se han administrado en todo el mundo, el 28 por ciento ha sido en países del G7 y un 0,3 por ciento se han puesto en países de renta baja. Esto significa que, al ritmo de vacunación actual, los países de renta baja tardarán 57 años en vacunar a toda su población, mientras que los países ricos podrían tener a toda su población vacunada el 8 de enero del 2022.
La Alianza People's Vaccine, formada por la Health Justice Initiative, Oxfam y ONUSIDA, ha publicado nuevas estimaciones según las cuales el mes pasado las personas que viven en países del G7 tenían 77 veces más posibilidades de recibir una vacuna que las que viven en países más pobres.
En conjunto, en mayo los países del G7 estaban vacunando a 4,6 millones de personas al día, lo cual quiere decir que, si este ritmo se mantiene, el 8 de enero de 2022 toda la población de esos países estaría vacunada. En cambio, con el ritmo de vacunación actual - 63.000 personas al día - los países de renta baja necesitarán 57 años para alcanzar el mismo nivel de protección.
"Resulta obsceno que el Reino Unido, Alemania y otros países ricos con capacidad para vacunar a su población impidan a los países pobres producir las dosis de vacunas que necesitan para salvar vidas", afirma Iñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón, para quien es "triste" que los países en desarrollo no deban depender de COVAX, o de la buena voluntad de la industria farmacéutica.
"Los dirigentes del G7 deben aprovechar este momento para situarse en el lado correcto de la historia, y respaldar plenamente la liberación de las patentes de las vacunas, que ya cuenta con el apoyo de más de 100 países. Puede que los miembros del G7 tengan las vacunas que necesitan, pero prácticamente todo el resto del mundo no, y estas personas están pagando la protección de las patentes con su vida", continúa Macías.
Algunos miembros del G7 alegan para no apoyar la liberación de patentes haber hecho su parte comprometiendo o bien dosis de vacunas o bien fondos para la iniciativa COVAX, creada para facilitar el acceso de los países en desarrollo a las vacunas contra la COVID-19 que, sin embargo, no está cumpliendo su propósito. A finales de mayo, la iniciativa COVAX había suministrado menos de un tercio de las vacunas comprometidas, y la Alianza alerta de que, al ritmo actual, a finales de año probablemente tan solo habrá llegado, en el mejor de los casos, al 10 por ciento de la población de los países en desarrollo.
Cuatro meses sin liberar patentes: 1 millón de muertos
Asimismo, advierten de que más de un millón de personas han fallecido a causa de la COVID-19 desde la última reunión del G7 en febrero. En este encuentro, los dirigentes de estos países manifestaron, "de manera imprecisa", su compromiso de incrementar el suministro mundial de vacunas, pero en último término no respaldaron de forma unánime la exención de las normas de propiedad intelectual que protegen las vacunas, ni tampoco la inversión para producir vacunas en los países en desarrollo, dos medidas que permitirían marcar la diferencia.
Coincidiendo con la reunión de los ministros de Sanidad del G7, que se celebrará este jueves, antes de la cumbre de líderes del G7 que tendrá lugar la próxima semana, la Alianza People's Vaccine, de la que forma parte Oxfam Intermón insta al G7 a no hacer más promesas vacías y dejar de defender los intereses de las empresas farmacéuticas para, en cambio, adoptar medidas urgentes para acabar con la enorme brecha de vacunación entre sus países y los países más pobres.
Fatima Hassan, fundadora y directora de la Health Justice Initiative en Sudáfrica, afirma que "desde la última reunión de líderes del G7, han muerto ocho personas por minuto". "Estamos hablando de más de un millón de vidas perdidas. Mientras, unos pocos países, entre los que se encuentran el Reino Unido y Alemania, siguen bloqueando las propuestas para suspender las patentes de las vacunas y tratamientos contra la COVID-19, algo que permitiría que cualquier empresa productora cualificada del mundo fabricase las vacunas, no solo un puñado de grandes empresas farmacéuticas europeas y estadounidenses", añade.
"Independientemente de sus promesas y compromisos, si el G7 no respalda las medidas para acabar con los monopolios de las vacunas contra la COVID-19, en la práctica sigue permitiendo que sean las grandes farmacéuticas quienes deciden quién vive y quién muere", afirma.
Solo cuentan con el apoyo de Estados Unidos
Intermon Oxfan señala que de los países del G7, tan solo Estados Unidos apoya la propuesta presentada en la OMC para suspender los derechos de propiedad intelectual de las vacunas. El Reino Unido y Alemania se oponen, mientras que Canadá, Francia, Japón e Italia miran para otro lado, a pesar de que la opinión pública se ha mostrado muy favorable la idea.
Mientras, según las encuestas, el 70 por ciento de la población de los países del G7 considera que sus gobiernos deberían garantizar que las empresas farmacéuticas comparten sus fórmulas y tecnologías, a fin de que productores cualificados de todo el mundo puedan incrementar el suministro de vacunas.
Ante esta situación, Mohga Kamal-Yanni, asesor sénior sobre políticas de salud de la Alianza People Vaccine, señala que "el G7 debe tomar medidas para obligar a las farmacéuticas a compartir los conocimientos científicos y las tecnologías de las vacunas con proveedores cualificados de países en desarrollo, a fin de maximizar el suministro".