El español es la segunda lengua materna, por detrás del chino mandarín, más hablada del mundo. Es uno de los idiomas más ricos por su enorme vocabulario y la cantidad de palabras que podemos utilizar para expresar lo mismo. Sin embargo, de las cerca de 100.000 palabras que contiene el diccionario, solo hay una que presenta una curiosidad insólita: la palabra que podemos pronunciar, pero no escribir.
Sí, la palabra existe, y su sorprendente caso lo han reconocido tanto la Real Academia Española (@RAEinforma) como la Fundación del Español Urgente (@Fundeu). Podemos emplearla para comunicarnos verbalmente, pero no para expresarnos por escrito: hablamos del imperativo de 'salirle'. Es decir, cuando la forma verbal 'sal', del verbo salir, se combina con el pronombre 'le', se produce una peculiaridad ortográfica.
"En las expresiones salir [a alguien] al encuentro o salir [a alguien] al paso, podría presentarse el imperativo del verbo salir (sal) seguido del pronombre de dativo (le(s))", en palabras de la RAE. Este es el único caso en el que se unen dos eles pertenecientes a sílabas diferentes en una palabra y nuestro sistema ortográfico no cuenta con los representar esta secuencia fónica, queda como resultado la palabra 'salle' y que, al leerla, debería pronunciarse con yeísmo.
Su lectura cambiaría el verdadero significado de lo que queremos decir con la palabra 'salle', forma verbal del verbo sallar ("Escardar un sembrado con azada / Tender sobre polines las grandes piezas de madera para conservarlas en los almacenes"). Por este motivo, desde hace mucho tiempo se ha recurrido al uso del guion para evitar el error, sal-le. Pero, la revisión de la Ortografía de la lengua española realizada en 2010 negaba la validez del uso del guion, por lo que las normas ortográficas actuales no lo permiten.
Se plantearon otras formas como emplear el punto (sal.le) o copiar al catalán y latín utilizando la (sal·le), pero, hasta ahora, ninguna se ha aceptado, dando como lugar este hecho "absolutamente excepcional", como lo define la Academia, que hace que podamos pronunciar la palabra, pero no escribirla. Entonces, ¿cuál es la solución? No existe una alternativa, pero podemos jugar con el lenguaje y optar por otras maneras de expresar lo mismo como sustituir el pronombre por un posesivo ("sal a su encuentro") o manifestar obligación empleando perífrases modales: tener que o haber que + infinitivo. A continuación, estos son algunos ejemplos que expone la RAE:
"Mas tú, guardando el sin igual decoro que guardas en empresas exquisitas, sal al encuentro luego a esta canalla, puesto que perderás en la batalla" (Cervantes Comedia famosa de la casa de los celos y selvas de Ardenia, 1615).
"Mira, aquella es la Sunamitis. Sal a su encuentro, y dile: ¿Te va bien a ti y a tu marido y a tu hijo?" (Molina Misal completo, 1943)
"Hay que salir al encuentro de los chismes, dijo la maestra" (Allende Eva Luna, 1987).
Sobre el autor:
Marta Vicente
Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.