La Palma vuelve con la formación gerontológica presencial

Mientras las ayudas de emergencia para las personas en situación de vulnerabilidad con motivo de la erupción del volcán Cumbre Vieja siguen llegando lentamente a La Palma, se reanudan las actividades de formación en la Residencia de Mayores La Dehesa.

A las dificultades vividas a consecuencia de la pandemia, la situación se complicó en los pasados meses cuando la población de esta bella isla tuvo que aceptar la pérdida de sus hogares, terrenos de plantación, actividad ganadera o turística y la propia vida comunitaria. Muchas personas mayores tuvieron que desalojar sus casas por las condiciones de riesgo de la zona, de no habitabilidad de sus viviendas o directamente porque éstas habían desaparecido bajo la lava. Entonces tuvieron que ir a vivir a varias residencias de la isla, entre ellas, La Dehesa, en la que el volcán también ha afectado a muchos trabajadores/as. 

Ante tanta adversidad muchos profesionales sienten tristeza, desánimo, estrés, agotamiento físico y mental, e incluso burn out. Es por ello que se hace necesario apoyar a los equipos humanos que acompañan y atienden a personas en situación de dependencia, fragilidad o vulnerabilidad social o habitacional. El Cabildo de La Palma, desde el área de Acción Social y a través de su Consejera Nieves Hernández, ha impulsado el desarrollo de esta actividad formativa para el personal de la Residencia de Mayores La Dehesa impartida por la Dra. en Pedagogía y Gerontóloga, Lourdes Bermejo. Su dilatada experiencia en generar procesos de aprendizaje y de motivación en los profesionales, ha permitido espacios de reflexión y de apoyo al equipo del centro, que está comprometido a seguir mejorando en la atención y acompañamiento que prestan. Preocupados por fomentar el buen trato y la autoestima, las relaciones que empoderan y habilitan, el bienestar y la calidad de vida, las personas que forman el equipo se reencuentran con el sentido, con el propósito de su trabajo, algo que une, motiva e ilusiona en el momento actual y cara al futuro. La participación activa en esta iniciativa ha permitido que el estrés dejara paso al trabajo en equipo, a la motivación y a la ilusión de seguir mejorando.

La resiliencia demostrada por generaciones pasadas que vivieron dificultades de pobreza, conflictos bélicos o catástrofes naturales, hacen que la Isla Bonita y sus habitantes sean un buen ejemplo para muchas otras personas. A este particular, Lourdes Bermejo invita a continuar apoyando y reconociendo el importante papel de estos profesionales, “la vida debe ser digna y ha de merecer la pena vivirse hasta el último segundo. Las personas que trabajan para hacerlo posible merecen tener más reconocimiento social, más formación y más recursos y mejores condiciones laborales para poder seguir realizando su trabajo con ilusión, alegría y afán de superación. Y, por supuesto, sin renunciar a su propia felicidad”.