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El Papa ha lamentado que, sobre todo en la primera fase de la pandemia, las personas mayores fueron "los que pagaron el precio más alto" y ha denunciado "totalitarismo" de la cultura predominante, que "exalta a la juventud mientras que los ancianos son despreciados".
Como ha señalado el Pontífice, los ancianos "murieron solos y aislados en hospicios y hospitales en Europa". "Ellos eran la parte más débil y descuidada: no los mirábamos demasiado en vida, ni siquiera los vimos morir", ha destacado durante la audiencia general de este miércoles.
Francisco se ha referido a los ancianos y su papel en la sociedad y ha denunciado que, a veces, sean tratados como "material de descarte". "Existe en muchas sociedades el desprecio de la vejez vista como fragilidad, degradación, discapacidad", ha lamentado.
"El riesgo de ser descartados es aún más frecuente: los ancianos son vistos a menudo como un peso", ha dicho el Papa en el aula Pablo VI del Vaticano. Así, ha condenado que la cultura dominante privilegie un "modelo único" del joven-adulto que exalta la juventud "como única edad digna de encarnar el ideal humano".
En este sentido, ha recordado que ese ideal de juventud y fuerza eterna fue "el icono dominante de los totalitarismos del siglo XX". "¿Quizás ya lo hemos olvidado?", se ha preguntado. "La prolongación de la vida incide de forma estructural en la historia de los individuos, de las familias y de las sociedades", ha añadido.
Del mismo modo ha hecho hincapié en el "invierno" demográfico que vive Europa donde casi no nacen niños. Por ello ha insistido en que la humanidad hoy enfrenta dos cuestiones "urgentes" que son las migraciones y la vejez. Y ha advertido: "No se trata solo de un cambio cuantitativo; está en juego la unidad de las edades de la vida".
En la misma línea, ha añadido que "la longevidad se ha masificado" mientras que, en amplias regiones del mundo, "la infancia está distribuida en pequeñas dosis". "Un desequilibrio que tiene muchas consecuencias", ha alertado.
Diálogo intergeneracional
Por ello ha instado a crear un diálogo intergeneracional: "Si los abuelos se repliegan en sus melancolías, los jóvenes se encorvarán aún más en su smartphone (o teléfonos inteligentes)". "La pantalla puede también permanecer encendida, pero la vida se apaga antes de tiempo. ¿La repercusión más grave de la pandemia no está quizá precisamente en el extravío de los más jóvenes?", ha comentado.
Por último, el pontífice ha señalado que el concepto de "la eterna juventud es una alucinación muy peligrosa". Del mismo modo, ha criticado que, en el plano de la política, "los planes de asistencia" a los ancianos tienden a sustituir a los "proyectos de existencia", lo que se traduce en un "vacío de pensamiento, de imaginación, de creatividad".
"No olvidemos que, en la cultura, ya sea familiar o social, los ancianos son como las raíces de árbol, tienen toda la sabiduría, y los jóvenes son las flores y los frutos, si no viene la linfa de la raíz jamás podrán florecer", ha concluido.