Enrique Álvarez no es un párroco cualquiera. Desde Turón, en plena cuenca minera asturiana, retransmite misa por las redes desde el salón de su casa, cocina para sus vecinos y hace una labor de apoyo a sus feligreses mayores que incluye llamadas diarias para ver cómo se encuentran. Este religioso de 39 años está dispuesto a aprovechar sus ganas y la tecnología hasta que sea seguro volver a reunirse. "Pensé que el confinamiento por el coronavirus se iba a alargar muchísimo y no podía permitir que estuviésemos tanto tiempo separados...", cuenta a 65ymás. Así, aunque la región ha entrado en fase 1, sigue dando misa cuatro veces al día en vivo desde el Facebook de la parroquia local, que ha llegado a picos de más de 3.000 personas conectadas en directo.
Enganchados a la misa por Facebook
"Me ha sorprendido mucho. Los vecinos de la parroquia, la mayoría mayores de 67 años, manejan Facebook que es un primor", asegura Enrique quien explica que debido al coronavirus muchos "se han espabilado con las redes sociales". Agradece la compañía, "se nota mucho cuando interactúan, es como volver a estar en la Iglesia", comenta mientras se muestra prudente en cuanto a la vuelta a la socialización en un espacio cerrado. "Turón es un pueblo de unos 2.000 habitantes con una población bastante envejecida, por lo que desde el principio yo decidí cerrar la Iglesia, incluso antes de que lo dijese el Arzobispado (@ArchiOviedo)".
Según cuenta, en el pueblo no ha habido que lamentar ningún fallecido, "pero hay miedo," sobre todo entre aquellos vecinos que viven solos o tiene enfermedades crónicas. Por eso decidió mantener el contacto diario a través de una llamada en la que les pregunta cómo han dormido, si necesitan algo de comida o que les acompañe a alguna prueba médica... "para que sientan que al menos hay alguien que se preocupa por ellos". Además, este párroco rural que vino hace unos años de estudiar en Roma, sostiene que es un gran defensor del diálogo intergeneracional. "Sin los mayores no hay futuro", insiste y por eso lleva meses realizando actividades de envejecimiento activo.
Intento de que no coman de lata
Entre las labores de apoyo que ha iniciado a raíz de la crisis del coronavirus está la de cocinar para los vecinos que necesitan más ayuda. "A partir de las conversaciones telefónicas detecté esta necesidad y así es cómo se me ocurrió ponerme a cocinar en casa, para que no se alimentasen únicamente de latas". Lamentablemente las fabes no están en el menú "son demasiado fuertes", pero tal como explica Enrique intenta hacer guisos que combinen proteínas "pollo a la cerveza con arroz" o recetas para diabéticos.
También colabora con la oficina de Cáritas (@_CARITAS) que abrió hace un año en el pueblo, que acoge a familias vulnerables, muchas de ellas en situación de pobreza energética. "Aquí ya no estamos hablando solo de mayores sino de muchas familias que ya tenían problemas antes para pagar sus recibos o que tienen otros problemas...Parece que esto no debería existir en pleno siglo XXI, pero sigue ocurriendo", confirma el párroco.
Encuentro con el Papa Francisco
De Roma.... a la cuenca minera
Pese a que lleva tan solo un año y medio en Turón, reconoce que le parecen décadas por todo lo que ha vivido junto a los vecinos. "Es un pueblo ideológicamente complicado, comunista férreo, pero pastoralmente fiel", asegura el religioso, quien defiende que para él lo fundamental es la cercanía y por eso se ha involucrado de lleno en las actividades de asociaciones y el ayuntamiento, incluso antes del coronavirus. Además, "vivir aquí es muy agradable porque la tierra siempre tira..."
"Yo nací en Asturias, pero marché hace unos años para hacer la Patrística en Roma, allí tuve la oportunidad de ver hasta seis veces al Papa Francisco y reconozco que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida". Cuenta Enrique que conversó una vez con él y fue muy entrañable. "Fue nombrar a la Santina de Covadonga y se le llenaron los ojos de lágrimas", relata el sacerdote quien recuerda que el Papa tiene ascendencia asturiana y pasó parte de su infancia en estas tierras. "Nos dimos un abrazo muy emotivo", explica. Con el recuerdo de ese encuentro, desea que pronto pueda abrazar también a sus vecinos ya que "muchos tienen ya unas ganas locas de salir de esta situación". Así, le pide al "cielo", esta pronta vuelta a la normalidad.