La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha participado, a través de su presidente, José Augusto García Navarro (@jagarcian), en un Estudio sobre el Envejecimiento elaborado por la Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados, en el que se tratan temas como el envejecimiento de la población o las necesidades de las personas mayores, como el edadismo, nuevas tendencias en sus estilos de vida, su bienestar psicológico y emocional, la soledad no deseada o la brecha digital, entre otros.
Y es que, tal y como señala el informe, "la población española de mayores de 65 años es muy heterogénea: comprende varias generaciones con personas transitando cuatro décadas distintas e incluso más de 16.000 centenarios", por lo que "sus necesidades y capacidades son diferentes y cambiantes".
En concreto, "adaptación del sistema de pensiones, adaptación del sistema sanitario, cuidados de larga duración, Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) y transformación del modelo de cuidados", son algunos de los principales temas que habría que abordar para hacer frente a este envejecimiento de la población, según recoge la SEGG (@seggeriatria) en su página web.
Una de las conclusiones que destaca el estudio, titulado Envejecimiento y bienestar Una radiografía de las personas mayores y que recoge información de decenas de expertos, es que en el Sistema Nacional de Salud hay un número similar de geriatras y alergólogos, es más, "mientras que hay 167 pediatras por cada 100.000 menores de 15 años, se cuenta con 16 geriatras por cada 100.000 personas de 75 o más años", señalan.
Es por ello que subrayan la importancia de "incrementar el número de geriatras". "En un informe reciente, el 75% del personal experto encuestado declaró que la geriatría era una especialidad con déficit de médicos. Tanto es así que en algunas comunidades autónomas no hay geriatras", añaden desde la SEGG.
En cuanto al envejecimiento de la población, apuntan que irá en aumento en los próximos 20 años, especialmente "cuando los integrantes del baby boom vayan alcanzando" los 65 años. En concreto, a día de hoy el 20,1% de la población tiene más de 65 años, y para 2050 se espera que aumente un 30,4%.
Por otra parte, la prevención de enfermedades y el tratamiento de la fragilidad son claves para "evitar las enfermedades crónicas y la discapacidad", añaden. De hecho, "los estudios de la Comisión Europea destacan que el envejecimiento de la población no es el principal responsable del aumento del gasto, sino los años de vida en mala salud y con deterioro funcional". Es por ello que, desde el estudio, indican que "el incremento del coste sanitario en España puede reducirse prácticamente a la mitad si los años ganados se pasan en buena salud".
En este sentido, el informe destaca que la pandemia del coronavirus "evidenció las carencias del sistema de cuidados y la necesidad de transformación del modelo siguiendo el enfoque de atención integral centrada en la persona". Uno de los objetivos principales que apuntan es que "las personas obtengan apoyos en su entorno habitual y puedan vivir más tiempo en su domicilio. Cuando la dependencia aumenta y el cuidado se hace más complejo, las residencias y otros modelos de convivencia colectiva son una alternativa".
También señalan la importancia de "un mayor desarrollo del sector profesional de los cuidados, con personal formado capaz de afrontar cuidados complejos" con el que sea posible adaptarse a los cambios sociales y la previsión de un aumento de casos de demencia y otras enfermedades neurodegenerativas. Ya que, "a pesar de la oferta, el sector profesionalizado de los cuidados tiene dificultad para atraer personal y retenerlo. Uno de los obstáculos para el desarrollo de empleos en el sector es la provisión de servicios no declarados, situación común en España y otros países que puede llevar a abusos y precarización", añaden.
Destacan que, mientras en otros países el cuidado suele depender en mayor medida de los profesionales, en España tiene más peso el cuidado familiar no remunerado, que suele recaer en mayor medida en las mujeres.
"La capacidad económica influye a la hora de poder acceder a un envejecimiento activo y saludable, si bien el riesgo de pobreza para los mayores está por debajo de la media en España", explica el informe, que señala que la principal fuente de ingresos de este colectivo son las pensiones de jubilación.
Asimismo, apunta cuáles son los factores que suponen un obstáculo para lograr ese envejecimiento saludable, como pueden ser el entorno, la discriminación por edad, la brecha digital y la soledad no deseada. Todos ellos "dificultan la participación de los mayores en sociedad" en diferentes niveles.
"La longevidad es un logro y una oportunidad, pero también es un reto. A nivel personal, los mayores se enfrentan a dificultades como la pérdida de la autonomía personal, la soledad no deseada o la brecha digital. Para la sociedad también supone un desafío, ya que el envejecimiento conlleva un aumento de las pensiones de jubilación y un mayor uso de los sistemas sanitarios y los servicios sociales, cuyas debilidades evidenció la reciente pandemia. La meta no es solo vivir más años, sino hacerlo con salud y bienestar", señalan en el informe.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.