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El estrés crónico eleva nuestra capacidad de perdonar. Investigadores rusos han estudiado la correlación entre la autenticidad de la personalidad (la capacidad de ser uno mismo) y la capacidad de perdonar bajo diferentes niveles de estrés.
En su trabajo, publicado en la revista científica 'Clinical Psychology and Special Education', han evidenciado que las personas que experimentan estrés crónico son más propensas a perdonar, mientras que las personas afectadas por el estrés cotidiano son menos propensas a hacerlo. La capacidad de perdonar fomenta la autenticidad.
La autenticidad ayuda a las personas a enfrentarse a diferentes pruebas vitales. La capacidad de perdonar -superar el sentimiento de ofensa por parte de la persona que causó el daño o las circunstancias difíciles de la vida- también ayuda a mantener el bienestar psicológico.
A pesar de la importancia de estos fenómenos para los estudios de psicología de la personalidad, su correlación prácticamente no se ha estudiado. La capacidad de perdonar sólo está empezando a investigarse en la psicología de la personalidad rusa, mientras que casi no se han publicado trabajos sobre sus relaciones con otros fenómenos positivos de la personalidad.
Ningún trabajo de investigación ha examinado la autenticidad, la capacidad de perdonar como cualidad moral y los niveles de estrés. La profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la HSE, Sofya Nartova-Bochaver, se unió a su colega Violetta Park para estudiar el impacto del estrés en la autenticidad y la capacidad de perdonar. Para establecer las correlaciones, los investigadores encuestaron a 140 hombres y mujeres jóvenes de entre 16 y 40 años.
Los encuestados pertenecían a diferentes cohortes en función del estrés que experimentaban. Incluían la cohorte relativamente acomodada (estudiantes residentes en Moscú de una universidad de formación de profesores), la cohorte que experimentaba estrés cotidiano debido a las responsabilidades rutinarias (estudiantes de una de las universidades clásicas internacionales de Moscú) y la cohorte de estrés crónico causado por un traumatismo grave con consecuencias irreversibles (pacientes de un centro de rehabilitación con lesiones medulares graves). En la investigación se utilizaron cuestionarios estandarizados.
El estudio demostró que las personas con estrés crónico muestran los niveles más altos de autenticidad. Los pacientes relativamente acomodados muestran resultados medios, mientras que la cohorte con estrés cotidiano arrojó los niveles más bajos. Las mismas tendencias funcionan para la capacidad de perdonar.
Los investigadores explican la alta inclinación a perdonar entre los representantes de la cohorte de estrés crónico por el efecto de crecimiento postraumático. A pesar de que estas personas se enfrentan a condiciones de vida muy graves -dependen físicamente de otras personas; sus sensaciones corporales normales han cambiado y se han perdido muchas capacidades- son más propensas a descubrir su verdadero propósito en la vida y los valores más importantes. Se sienten "más como ellos mismos" y son capaces de prescindir de las múltiples desgracias e imperfecciones de la vida mediante el perdón para seguir adelante.
Los representantes de la cohorte "relativamente acomodada" se adaptan fácilmente a sí mismos y al mundo, tienen una autenticidad moderadamente alta y están dispuestos a perdonar a otras personas, a sí mismos y a las circunstancias que les presenta la vida.
La capacidad de perdonar más baja y el nivel de autenticidad más bajo se observaron en la cohorte de estrés cotidiano. Probablemente, debido a la "invisibilidad" y la "falta de importancia" de los problemas cotidianos, estas personas no son conscientes de su estrés cotidiano hasta que su reacción llega al máximo. Por eso, las personas que creen que afrontan bien la presión de la rutina están en realidad agotadas y se vuelven demasiado exigentes consigo mismas y con los demás.
Los investigadores también analizaron cómo se correlaciona la autenticidad con la capacidad de perdonar en función de los niveles de estrés. En general, estos fenómenos están correlacionados positivamente: las personas que tienden a mostrar misericordia y a perdonar a los demás o a las condiciones de vida desfavorables son más propensas a sentir la autenticidad de su propia personalidad; sin embargo, la fuerza de esta correlación varía en función del estrés.
En la cohorte de estrés crónico, la autenticidad casi no tiene correlación con la capacidad de perdonar; más bien parece que se desarrollan en paralelo. Para las personas relativamente acomodadas y las sometidas a estrés cotidiano, el perdón a uno mismo se ha convertido en la condición más importante para experimentar la autenticidad, pero sólo en la cohorte de estrés cotidiano los investigadores han detectado una gran importancia del perdón a las circunstancias y acontecimientos de la vida.
Cuanto más desarrollada está la capacidad de perdonarse a sí mismo y a las circunstancias de la vida, junto con una mayor disposición a olvidarse de la venganza o de restablecer la justicia, más auténtica y real es la vida de las personas.
Los estudiosos llegaron a la conclusión de que la capacidad de perdonar contribuye realmente a sentir autenticidad, pero a diferentes niveles de estrés y bajo diferentes tipos de estrés los factores que la causan pueden cambiar.