Lidia Béjar
Sociedad
Un estudio demuestra que las personas con discapacidad son más propensas a experimentar soledad
Cinco de cada 10 la padecen en España

Según constata el Estudio sobre discapacidad y soledad no deseada en España llevado a cabo por Fundación ONCE, cinco de cada 10 personas con discapacidad sufre soledad no deseada en España, un 50,6% que en las personas sin discapacidad desciende al 15,8%.
Este informe es una continuación del Barómetro de la soledad no deseada en España de 2024 y forma parte del trabajo sobre la soledad no deseada que lleva a cabo el Observatorio SoledadES. El objetivo del documento es identificar el predominio de la soledad en personas con discapacidad, indagar en la valoración de las relaciones e interacciones sociales este colectivo, conocer su percepción sobre las soluciones contra la soledad y conocer su opinión en relación con otras cuestiones relevantes relacionadas con esta problemática.
Para llevar a cabo esta investigación se entrevistaron a 795 personas de entre 18 y más años mediante una encuesta telefónica (240 casos) y una encuesta online (555 casos). Para obtener la comparación de las personas sin discapacidad se han utilizado los resultados de una encuesta telefónica con 2.664 casos de personas sin discapacidad, extraída a partir de la base de datos del Barómetro de la soledad no deseada en España 2024 puesto en marcha por SoledadES, Fundación ONCE y Fundación AXA.

Los resultados: la soledad afecta más a la población con discapacidad
El estudio muestra que la soledad es más recurrente entre la población con discapacidad que entre la población general en España. Así, revela que el 73% de la población con discapacidad que sufre soledad no deseada lo lleva haciendo desde hace más de tres años y el 79,9% desde hace más de dos. La soledad crónica, es decir, personas que sufren soledad desde dos o más años, afecta al 40,4% de la población con discapacidad.
Además, la soledad no deseada es más frecuente entre las mujeres con discapacidad que entre hombres con discapacidad con un 54,3% de mujeres frente a un total de 45,7% de hombres. Por grupos de edad, entre la población con discapacidad de entre 18 y 29 años (65,7%) y de 65 años y más (64,1%) la prevalencia de la soledad es mayor que la del resto de edades.
El estudio también revela que el 64,8% de las personas con discapacidad que sienten soledad no se sientan cómodas para pedir ayuda lo que, según el estudio, confirma que la soledad "sigue teniendo estigma".
La prevalencia de la soledad no deseada en personas con discapacidad se ve afectada por diversos factores, como el origen y la orientación sexual, las posiciones sociales, la salud física y mental y las diferencias entre el entorno rural y urbano. También por las desigualdades socioeconómicas derivadas de las barreras de acceso al empleo, el acceso a la educación, la brecha digital, y la cantidad y calidad de las relaciones sociales.
En este sentido, el 57,7% considera que las causas de la soledad son externas a las personas que la sufren, mientras que la mitad de las personas con discapacidad que sufren soledad (53,9%) consideran que la calidad de sus relaciones familiares es mala o regular, frente al 21,2% de las personas con discapacidad que no sufren soledad. De esta forma, el porcentaje de personas con discapacidad que experimentan soledad es mayor entre quienes se relacionan con sus familiares y amistades a través de medios digitales frente a los que lo hacen de manera presencial.
Asimismo, las personas con discapacidad desempleadas presentan una prevalencia de soledad mayor que las ocupadas. La prevalencia de la soledad no deseada también es mayor entre personas con discapacidad que viven solas (59,1%) en comparación con las que viven acompañadas (47,8%).
Predomina la soledad no deseada en personas con discapacidad que perciben su estado de salud como muy malo es mayor respecto a las que aseguran tener un estado de salud muy bueno. Más de la mitad de las personas con discapacidad que sufren soledad no deseada han sufrido también acoso laboral, escolar o de pareja.
Por otro lado, la mayoría de las personas con discapacidad consideran que las ONG son las que más hacen más por combatir la soledad. Sin embargo, en torno a 8 de cada 10 personas con discapacidad consideran que son las Administraciones públicas quienes deben responder de manera prioritaria. Aun así, más de la mitad de esta población afirma estar realizando acciones para solucionar la problemática.
Acciones futuras
Por todo ello, el informe enumera una serie de retos que se deberían tener en cuenta en el diseño de acciones futuras contra la soledad dirigidas a personas con discapacidad.
Al respecto, hablan del diseño de programas que aborden tanto los factores estructurales como los individuales de la soledad, en lugar de tratar solo sus síntomas. También de involucrar a las personas con discapacidad en el diseño y puesta en marcha de acciones y romper con el estigma de la soledad. Insisten en la importancia de generar conocimiento actualizado y sistemático sobre la prevalencia de la soledad en las personas con discapacidad.
Además, piden visibilizar las realidades de las personas con discapacidad y contribuir a que las comunidades sean más integradoras eliminando todo tipo de barreras. Para ellos también es importante investigar e innovar sobre el uso de las tecnologías para facilitar la incorporación de las personas con discapacidad al trabajo y para mejorar sus conexiones sociales.