Un año más, cientos de miles de personas en España vivirán la Navidad desde la soledad y al margen de las celebraciones familiares que disfrutan la inmensa mayoría de hogares españoles. Los datos son abrumadores. En España, una de cada cinco personas mayores de 65 años vive sola. Más de 2 millones, según los últimos datos del INE. Entre ellas, más de 850.000 superan los 80 años y la gran mayoría son mujeres: 662.000. Además, un 27% de las personas mayores atendidas por Cruz Roja no reciben visitas nunca o casi nunca y un 23% no tiene a quién contarle sus problemas.
"El debate sobre la soledad no deseada que afecta a las personas mayores se ha introducido recientemente en nuestras prioridades sociales. Y es por ello que ha pillado desprevenidas a muchas administraciones, que están intentando ponerse al día", explica José Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), antes de aclarar que "ahora vamos viendo cada vez con más frecuencia cómo se realizan actividades desde los ayuntamientos y desde muchas fundaciones, incluso algunos centros de salud han establecido políticas al respecto y realizan actividades grupales para detectar riesgos en las personas mayores, entre ellos la soledad no deseada. Pero son muy pocos. Hemos comenzado a trabajar el tema tarde y tenemos una gran diferencia entre la necesidad y la respuesta que estamos ofreciendo, que espero que se arregle en los próximos años".
Mucha gente asegura odiar la Navidad, las fiestas, los gastos, las cenas, la felicidad obligatoria…, pero también hay otras muchísimas personas a las que no gusta la Navidad porque no mantienen contacto con sus familiares o porque, simplemente, no los tienen. "Durante las Navidades la soledad que sufren nuestros mayores se puede agravar porque, a pesar de ser fechas de celebración familiar, las dinámicas de las familias han cambiado y mucha gente aprovecha estos días para marcharse de vacaciones, con lo que aún tienen menos contacto con sus mayores", explica José Augusto García Navarro para quien "si además ya no tienes a tu pareja o a otro ser querido puedes tener esa sensación de tristeza por su falta, unido a la necesidad de celebrar estas fechas y puede aparecer el 'síndrome de la silla vacía'. Para reducirlo al máximo yo aconsejo no evitar el sentimiento de tristeza sino integrarlo, preparar la celebración con otros familiares y, si es necesario, cambiar el lugar de la celebración".
Navidad, tristeza y 'síndrome de la silla vacía'
"Cuando le dices a los mayores que se animen, que se acercan las fechas navideñas y verán a la familia, te suelen responder que 'sí', pero que sólo en las fechas señaladas y durante poco tiempo. Lo cual es verdad", asegura el presidente de la SEGG.
Lucía acaba de cumplir 88 años y es una de esas personas a las que la Navidad no aporta felicidad a su vida. Nos cuenta: “Vivo sola, pero no me siento sola, mis dos hijos vienen y me llaman, no me siento sola aunque lo esté, porque mi marido no está a mi lado. No espero nada de la Navidad. Mejor dicho sí. Que no llegase, pero como eso no puede ser, deseo que pase pronto. ¿Qué ilusión puedo tener ya? Antes cuando no faltaba tanta gente sí tenía ilusión, pero ahora no. Haré la cena y estaré con mi hijo mayor. Al día siguiente vendrán a comer mi otro hijo, su mujer y mis nietos. Después iré a la residencia para estar con mi marido, inválido, con 91 años y en el último grado de alzhéimer. Este año ni siquiera iré a la Misa del Gallo. Siempre iba con mi marido, pero ya no me apetece. Mi hijo mayor me dice que él me acompaña, pero le he dicho que no, porque él no es creyente y yo, la verdad, prefiero quedarme en casa charlando y fumando con él. La médica me dice que lo deje, pero a mis 88 años, ¿para qué? Al final le pediré en casa a Dios lo mismo que le pediría en la misa, que se lleve ya a mi marido y cinco minutos después a mí, para que no se quede nunca solo. Pobrecito”.
Lucía aún tiene el consuelo de sus hijos y de ese cigarrillo que la doctora le prohíbe por culpa de su EPOC, Enfermedad Pulmonar Obstructora Crónica. Pero son muchos los mayores que a sus enfermedades crónicas añaden el conocido como 'síndrome de la silla vacía', ese que solemos relacionar con el fallecimiento de un ser querido, pero que también aparece tras un abandono o en una situación de soledad no deseada.
Podría confundirse este síndrome con la natural tristeza que se siente tras perder a un ser querido o, sencillamente, encontrarse solo, pero lo cierto es que cobra una especial virulencia en los momentos en los que se supone que debían ser semillero de alegría, de alboroto y de festejar, que se han festejado durante decenas y decenas de años. La Navidad. Ese momento en que, a la hora de cenar el 24 de diciembre, de comer el 25 y volver a cenar el 31, quien lo padece sólo ve ante sí una silla vacía. Estas personas sufren el síndrome en su propia casa, lo que aumenta su situación de vulnerabilidad, no solo se sienten solas sino que también sufren el duelo de la persona con la que hasta no hace tanto convivía. No lo olvidemos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que la soledad es una de las causas principales del deterioro de la salud en personas mayores.
"La soledad es uno de los problemas sociales más frecuentes entre las personas de edades avanzadas y constituye una variable de vulnerabilidad para el desarrollo o agravamiento de problemas físicos y psicológicos", explica la doctora Marta Giménez Páez, Psicóloga Sanitaria y Directora del Área de Investigación e Innovación en el Centro de psicología de Madrid "Área Humana", antes de añadir que "la disminución de interacciones sociales, roles, tareas, participación en actividades compartidas conlleva un decremento en la estimulación sensorial, cognitiva y afectiva por tanto, a un empobrecimiento estimular, cognitivo y disminuye la flexibilidad cognitiva elemento importante para el bienestar y salud integral, con especial impacto en la salud emocional".
"Para las personas que están solas sin desearlo, este problema se hace más evidente en Navidad. A nivel emocional y psicológico, la nostalgia y sentimientos de tristeza, de soledad y/o abandono pueden verse incrementados en estas fechas y celebraciones, ya que habitualmente son eventos que se han compartido o se comparten con familiares y amistades y en estas circunstancias incrementan la carga emocional asociada a estos duelos y pérdidas significativas no solo afectivas y relacionales, sino también relativas a la salud y autonomía real y percibida", apunta la doctora Giménez para quien, además "la disonancia cognitiva y emocional se acrecienta ante la presencia mensajes publicitarios, anuncios y programación navideña, que profundizan la distancia entre lo que estas personas desearían y por distintos motivos, no pueden disfrutar".
Teléfonos dorados y de esperanza
Más datos. Un 5% de la población está atravesando en estos momentos por un proceso de duelo por la muerte reciente de un ser querido, que se agudiza en esta época del año. Así lo asegura la ONG Teléfono de la Esperanza, que, una vez más, tendrá estas Navidades a un grupo de voluntarios preparado para "atender, compartir y acompañar a quien lo necesite", las 24 horas del día, los siete días de la semana en el número 717003717. Este recurso, con 47 años de experiencia en escucha activa e intervención en crisis, suena con más frecuencia en estas fechas con llamadas "cargadas de dolor". Desde esta organización, que descuelga su teléfono unas 100.000 veces al año, apuntan que el perfil de quienes llaman es el de mujeres mayores que viven solas y que no tienen con quién cenar o comer los días más señalados de la Navidad.
Estamos ante "uno de los problemas más relevantes" de la sociedad actual, aseguran en el Teléfono de la Esperanza y subrayan que más de la mitad de la población admite haber experimentado en algún momento cierta sensación de soledad durante el último año y cerca de uno de cada diez, algo más de cuatro millones de españoles, se ha sentido solo con mucha frecuencia, unas cifras que se disparan en el contexto de las fiestas navideñas, "cuando la sensibilidad se agudiza y los sentimientos se desbordan".
Pero el de la Esperanza no es el único número de teléfono al que acudir para intentar paliar la soledad. Puestos al habla con Mensajeros de la Paz nos remiten a la madrileña Iglesia de San Antón regida por el Padre Ángel. Allí Paula, la trabajadora social de la parroquia, nos explica que tienen "un proyecto nuevo, un hogar para personas mayores donde intentamos llevar a los que no disponen de techo. Lo hemos abierto hace poco y buscamos dar una salida a esos mayores enfermos sin hogar, pero de momento tenemos muy poquitas plazas”.
También nos cuentan en San Antón que “nosotros todos los años hacemos la cena de Navidad en la Iglesia y la organizamos para cualquier persona, no sólo para personas mayores. Además, tenemos el Teléfono Dorado, un número gratuito, el 900222223, para las personas que sufren soledad no deseada. Lo atiende un grupo de voluntarios que trabajan en ello en turnos de mañana y tarde. "La gente llama simplemente para desahogarse hablando y sentirse mejor. Recibimos muchas llamadas, no puedo dar una cifra, pero son muchas y en Navidad aún más”, asegura Paula.
Soledad y dependencia
La situación de soledad, a menudo, se ve agravada por las enfermedades físicas y mentales y las limitaciones de movilidad. “Son personas que muchas veces no pueden salir de casa y otras veces tienen miedo a salir porque son personas mayores. Nuestro voluntariado consiste en el acompañamiento no sólo para entretener, también para ir a un médico o a una farmacia", nos explica Alonso García de la Puente, psicólogo del Hospital Centro de Cuidados LAGUNA - Fundación Vianorte-Laguna y del Hospital Puerta de Hierro, además de responsable-coordinador del proyecto de voluntariado Ciudades Compasivas, Final de vida y soledad, de obra social La Caixa.
"Tenemos una señora de 96 años con diabetes que necesita andar pero ella sola no se atreve a salir y sólo quiere ir con gente joven, porque nos dice que es la que le da la vida. También asegura que no quiere contar nada, quiere que le cuenten ‘porque así vivo la vida a través de ellos'. Me ilusiono viendo sus primeros amoríos y sus progresos en la universidad’. Al final es una relación como de nieto a abuelo”, apunta el psicólogo.
Alonso García de la Puente explica que ofrecen "sólo un paseo, pero ese paseo lo esperan con muchísimas ganas e ilusión porque les permite salir al exterior. Además, nuestro programa no es sólo para domicilios, también vamos a residencias porque también allí hay mucha soledad de personas mayores que están acompañadas y cuidadas, pero que no tienen familia y en estas fechas se sienten muy, muy solas”.
Por su parte, José Ángel Palacios, Coordinador de Comunicación y Fundraising de la ONG Grandes Amigos, nos explica que “esta Navidad, con la colaboración de empresas y sus empleados voluntarios, vamos a organizar varias actividades de ocio y socialización dirigidas especialmente a personas mayores que no tienen tan fácil el salir de sus hogares, ya vivan en domicilio o residencias. Por ejemplo, meriendas en grupo por el barrio, excursiones en autobús para recorrer el centro y ver las luces navideñas, talleres de villancicos y adornos navideños o entrega de regalos para las personas mayores que no puedan asistir a las fiestas por problemas de movilidad”.
El mundo rural es diferente
Las grandes ciudades son el escenario más habitual para los casos de soledad real y un ejemplo de ello es el hallazgo de cadáveres de personas en viviendas después de varios días, meses e incluso años muertas. “En el medio rural esto no pasa porque todavía las personas se cuidan unas a otras. No hay nadie que esté solo, a la persona que está sola el vecino la asiste, le lleva la comida, se ocupan de ella… Esto se pierde en las grandes ciudades en las que el modelo es que trabajo hasta las ocho de la tarde, no me puedo encargar de mis padres porque tengo cuidar de mis hijos, porque las familias son monoparentales y porque llego al final de la vida y mi hijo puede estar en Chicago, el otro está en Alemania y yo tengo 90 años y estoy aquí con mi mujer, solos, y no tengo más familia. Esto es lo que hay”, aclara Alonso Carlos García de la Puente.
Un ejemplo de cómo se vive la Navidad en soledad en el medio rural es el de Logrosán, un pequeño municipio cacereño al sureste de la provincia, que actualmente tiene 2.007 habitantes censados, un número muy alejado de los casi 7.000 que allí vivían en los años 60. Un ejemplo más de esa España que se vacía lenta pero constantemente y un ejemplo también de la solidaridad y apoyo vecinal, que aún sobrevive en el ámbito rural. Y es que el Ayuntamiento de la localidad cacereña ha organizado dos cenas en Nochebuena y en Nochevieja para que ningún vecino del municipio cene solo en esas fechas tan señaladas.
"La idea surgió porque sabemos que hay vecinos que viven solos y esas noches no tienen familiares que les acompañen ya que están en el extranjero o por cualquier otro motivo. Teníamos que cubrir esa necesidad", explica Ana Abril, Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Logrosán.
¿y qué hacen las administraciones?
Las administraciones suelen pasar de puntillas ante el problema de la soledad no deseada en las fechas navideñas. "Existen iniciativas para personas mayores solas durante la Navidad. De hecho hay administraciones que en Nochebuena ofrecen plazas públicas de residencia y organizan alguna cena, pero se trata de algo puntual y de lo que no se hace demasiada publicidad con lo que no se sabe exactamente en qué consiste", apunta Mercedes Villegas, fundadora y directora de la Fundación Grandes Amigos.
"Desde algunos ayuntamientos, ONG e incluso empresas privadas dedicadas a la prestación de servicios en este sector, se empieza a hablar de desarrollar una cultura del 'envejecimiento saludable', y desde ahí estimular y fomentar la creación de grupos de apoyo por localidades, movimientos sociales y comunitarios. Cada vez surgen más iniciativas en este sentido, en internet se pueden encontrar muchas, por ejemplo el proyecto Grandes Vecinos", apunta la doctora Marta Giménez.
Por suerte hay quien, como Grandes Amigos, se esfuerza en ayudar a los mayores solos durante estas fechas. “Nuestro lema es: ‘Contra la soledad, afecto y cariño’. Para Grandes Amigos la Navidad es un momento especial y por eso reforzamos las acciones que venimos haciendo regularmente durante el resto del año con diferentes eventos y fiestas allá donde tenemos delegación, Madrid, Galicia y País Vasco. Ahora mismo, además del acompañamiento que hacen regularmente nuestros 900 voluntarios, estos se organizan en equipos de acción para preparar eventos especiales para estas fiestas, porque las propias personas mayores que sufren soledad no deseada, sobre todo mujeres, están deseando que lleguen, se preparan, se arreglan… y para ellas es una motivación para cuidarse más y salir de casa y de sus rutinas diarias. Hacemos diferentes fiestas con sus correspondientes actividades y también repartimos cestas de Navidad a los mayores con menores recursos y que viven en soledad”, explica Mercedes Villegas.
“Durante la Navidad indudablemente el problema es aún peor porque todos tenemos los sentimientos más a flor de piel”, explica Mercedes Villegas antes de matizar que “también es cierto que hemos detectado, después de poner en marcha varios años programas de familias que quieran acoger a mayores solos en sus domicilios durante la Nochebuena o Nochevieja, que la mayoría de los mayores solos sí pasan esas noches cenando con sus hijos y sus familias o con una vecina, un amigo o con nuestros voluntarios, pero las Navidades son muy largas, no son sólo esos dos días, son más, y es el resto del año, porque la soledad se siente y se sufre todo el año. Durante la Navidad se hace más profundo ese sentimiento”.
También desde la ONG Grandes Amigos, José Ángel Palacios cuenta que “estamos organizando fiestas de Navidad en todos los lugares donde estamos presentes. Estas fiestas son una oportunidad, por un lado, de reunir a todas las personas que forman parte del proyecto, tanto voluntarias como mayores. Y, sobre todo, es una manera de que las personas mayores que van a pasar solas la Navidad al menos tengan un día de celebración en compañía de otros y en un ambiente festivo, a la par que se reencuentran con amistades y conocen nuevas personas, lo cual les permitirá ampliar su red social a lo largo del año”.
Explica José Ángel Palacios que también “hemos lanzado la campaña ‘Familias Hinchables en Navidad’, para que cualquier persona pueda poner su grano de arena y ayudarnos con una donación o haciéndose socio/a para sufragar estas actividades. Con estas acciones, y el cariño y la compañía que les aportan nuestros voluntarios cada semana, esperamos paliar el sentimiento de soledad no deseada en las personas mayores durante la Navidad, que es más acusado en estas fechas”.