Una de cada cinco personas mayores de 65 años vive sola y la soledad no deseada empeora en Navidad

Ya es, desgraciadamente, un lugar común decir que los grandes perjudicados por la pandemia de covid-19 han sido las personas mayores, pero lo cierto es que así ha sido. Y lo grave es que, si bien por suerte tenemos las vacunas, el virus sigue entre nosotros y continúa cobrándose vidas.

Como ya sucedió el pasado año, estas navidades no van a ser fáciles para mucha gente y, por supuesto, para muchas de las personas mayores que al dolor de las pérdidas que mucho han tenido durante la pandemia, deben sumar las dificultades para encontrarse con los suyos en estas festividades y, un año más, la soledad no deseada que en España padecen cientos de miles de personas mayores.

Los datos son abrumadores. En nuestro país, una de cada cinco personas mayores de 65 años vive sola. Más de 2 millones, según los últimos datos del INE. Entre ellas, más de 850.000 superan los 80 años y la gran mayoría son mujeres: 662.000. Además, un 27% de las personas mayores atendidas por Cruz Roja no reciben visitas nunca o casi nunca y un 23% no tiene a quién contarle sus problemas. 

"El debate sobre la soledad no deseada que afecta a las personas mayores se ha introducido recientemente en nuestras prioridades sociales. Y es por ello que ha pillado desprevenidas a muchas administraciones, que están intentando ponerse al día", explica José Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Fechas agridulces

La psicóloga Sara Montejano Martin, cofundadora Psicoglobal, nos explica a este respecto que "realmente es cierto que las personas mayores son más vulnerables a la soledad no deseada por sus propias circunstancias, van acumulando una sucesión de pérdidas de otras personas a lo largo de su vida, van perdiendo compañeros de vida, familiares, amigos...".

Nos recuerda la doctora Montejano que "a lo largo del resto de días del año parece como si estar solo estuviese socialmente menos rechazado, cada cual tiene su vida y vive sumergido en la vorágine del día a día, de alguna forma no somos tan conscientes de la soledad. Sin embargo, socialmente las navidades son fechas de reencuentros con la familia, los amigos, es tiempo de juntarse, de celebrar y esto hace aún más patente la soledad no deseada entre mayores.

"Es cierto que conforme vamos cumpliendo años las navidades se van volviendo una fechas un tanto agridulces. Puedes tener un gran espíritu navideño y hacerte ilusión vivir estos días, pero también se puede tener nostalgia de otras épocas en que las navidades eran fechas de reencuentro en las que juntarse con mucha gente. Se produce un enfrentamiento entre la ilusión de la Navidad y la nostalgia de otras que fueron mejores o más felices. Y este enfrentamiento también incrementa la sensación de soledad no deseada en los mayores durante estas fechas", asegura Sara Montejano.

Durante los últimos años, aunque no de forma masiva sino más bien esporádica, se realizan actividades desde los ayuntamientos y desde muchas fundaciones, incluso algunos centros de salud han establecido políticas al respecto y realizan actividades grupales para detectar riesgos en las personas mayores, entre ellos el de la soledad no deseada. Son iniciativas muy interesantes pero demasiado escasas y por si fuera poco la pandemia las ha mermado aún más.

Por desgracia las administraciones suelen pasar de puntillas sobre el problema de la soledad de los mayores en Navidad. Otros años se han organizado algunas cenas solidarias o festejos en residencias pero eso no fue posible en 2020, ni tampoco lo será este año. 

Riegos para la salud

En este contexto, el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (@MSocialGob) trabaja actualmente con las comunidades autónomas en la futura Estrategia Nacional contra la soledad no deseada de las personas mayores. Una soledad no deseada que la pandemia provocada por el coronavirus “ha hecho "más evidente y más alarmante", como ha explicado el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez.

En la actualidad, la soledad de estas personas ya se considera una "situación estructural" en las sociedades occidentales, donde los cambios sociales y en los modelos de familia y de convivencia, junto con el aumento de la esperanza de vida, han hecho de la soledad de los mayores un problema del que la OMS lleva advirtiendo años que tiene un riesgo para la salud física y mental de aquellos que viven solos, en su mayoría, personas mayores.

En el mismo sentido, Sara Montejano apunta que "la soledad nos lleva a aislarnos más y esto tiene una repercusión física, se hace menos ejercicio y pueden aparecer, o agravarse si ya estaban ahí, problemas de movilidad. Y a nivel emocional sabemos que la soledad precede a la aparición de síntomas depresivos. Pero además, la soledad genera un deterioro cognitivo, porque no estás estimulado a no ser que seas una persona que se auto estimule y a la que le guste leer y tener constantemente muy activa la mente".

Combatir la soledad en Navidad

Desde Psicoglobal nos aclaran que "para combatir este problema habrá que tener en cuenta las circunstancias de cada persona. Las personas mayores pero que son autónomas y pueden salir y entrar tendrán que intentar reunirse con la familia, con los amigos, si bien este año, como sucedió el anterior, la pandemia nos lo pone bastante difícil. En cualquier caso, las personas que carecen de esa movilidad pueden recurrir a la teleasistencia que realiza acompañamientos por teléfono y a domicilio".

La pandemia está haciendo que muchas reuniones se suspendan por miedo al contagio, "pero en nuestra mano está - apunta el gabinete psicológico- intentar acompañar a esas personas mayores y si no se puede cenar con ellas se hace una videollamada, se mantiene una conversación telefónica, una pequeña visita no para la cena pero sí tal vez el día anterior o la mañana anterior a la cena. Se trata de que esos mayores no se sientan solos, aunque no puedan cenar con los suyos debemos tener en cuenta que la soledad está estrechamente ligada a la sensación del vínculo, de estar conectado del otro, y se trata de que esos otros hagan que los mayores se sientan acompañados. Intentar que no se pierda esa conexión aunque no se puede tener un acompañamiento físico".

Por último, aunque estemos físicamente solos y no podamos disfrutar de un acompañamiento presencial por culpa de la pandemia, esto no implica que la persona sola no pueda disfrutar con otros aspectos de la Navidad. "No tiene porque ser un periodo triste, podemos mantener nuestros rituales navideños, todos tenemos alguno, como adornar el árbol, montar el nacimiento, ir a ver las luces navideñas del centro de las ciudades, cocinar, adornar la casa... cualquier actividad estrechamente asociada a la Navidad", concluye Sara Montejano.