Irene Alcaraz
Sociedad
El pez más grande del mundo está en peligro de extinción
Debido a su constante migración, solo pasa un 23% del tiempo en aguas protegidas
El pez más grande del mundo, el tiburón ballena, está en peligro de extinción. Por este motivo, varias instituciones de Panamá se han unido para poder realizar un seguimiento por satélite de estos animales marinos y diseñar así un plan de protección adecuado a su comportamiento.
Los resultados publicados en 'Frontiers in Marine Science' han sido sorprendentes: los 30 tiburones ballena rastreados mostraron ser auténticos trotamundos, ya que se movieron por hasta 17 áreas protegidas de 5 países diferentes. Sin embargo, pasaron el 77% del tiempo en zonas peligrosas para su supervivencia.
El animal más grande del mar
El primer premio se lo lleva este pez gigante, el Rhincodon typus, que vulgarmente recibe el nombre de tiburón ballena. Con 12 metros de longitud, se podría comparar con un autobús de viajes, equiparación que no sería desafortunada ya que estos animales marinos suelen realizar larguísimos trayectos en búsqueda de sus dos alimentos preferidos: plancton y pequeños peces.
Además, sienten predilección por las aguas cálidas, lo que les lleva muchas veces a zonas tropicales.
Tan grandes como frágiles
El tiburón ballena enfrenta dos retos para su supervivencia, una amenaza interna y otra externa. Por un lado, al igual que otros tiburones grandes, puede tardar años o incluso décadas en alcanzar la madurez y reproducirse, lo que los hace vulnerables a la disminución de la población.
Pero además, debido al factor humano, muchas veces se dan situaciones que aceleran su posible extinción. Por ejemplo, pueden quedar atrapados en redes de pesca como captura incidental o correr el riesgo de colisiones con embarcaciones cuando las rutas de navegación se superponen con sus sitios de alimentación.
Comprender para proteger
Sabiendo estos datos, tres instituciones de Panamá han dado paso esencial en la conservación de esta especie. Científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), el Centro Anderson Cabot para la Vida Oceánica (ACCOL) y la Universidad de Panamá (UP) han colaborado para poder rastrear el movimiento de estos animales y optimizar su protección.
Para ello, han realizado un seguimiento por satélite de una treintena de ejemplares del tiburón ballena. Durante el tiempo que duró la investigación, solo el 23% de las áreas que visitaron estaban protegidas.
"El estudio muestra lo complejo que es proteger a los tiburones ballena: individuos marcados visitaron 17 áreas marinas protegidas en 5 países, pero más del 77% de su tiempo estuvieron en áreas sin ningún tipo de protección", dijo Catalina Gómez, ecóloga de la Universidad de Panamá y coautora del estudio junto con Héctor Guzmán, ecólogo marino de STRI.
Entre las zonas más peligrosas para esta especie, se encontraban las áreas de pesca industrial y tráfico de embarcaciones.
Plan de protección transnacional
El plan de protección debe ir dirigido a las zonas donde suelen reproducirse y alimentarse. Dado que esto ocurre a través de diferentes países, las medidas de conservación deben ir más allá del establecimiento de áreas marinas protegidas locales.
Los esfuerzos deben centrarse en proteger grandes áreas oceánicas y establecer corredores marinos que trasciendan las fronteras nacionales, por ejemplo: el Área Marina Protegida Cordillera de Coiba en Panamá, recientemente ampliada, o el Corredor de Conservación Marina del Pacífico Oriental Tropical que conecta a Coiba con las Islas Cocos de Costa Rica, las Galápagos en Ecuador y la Isla Malpelo en Colombia.