La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 15 de junio como Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. En esta jornada, se anima a las personas de todo el mundo a denunciar los abusos infligidos a los mayores y el sufrimiento que se les causa.
Desde Pladigmare (Asociación Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en las Residencias) destacan que, según la OMS, las tasas de maltrato a personas mayores son altas en instituciones como residencias y centros de atención de larga duración. De hecho, dos de cada tres trabajadores de estas instituciones indican haber infligido malos tratos en el último año. Este puede ser psicológico, abuso económico, negligencias, físico...
En las residencias, avisa Pladigmare, es más probable que se produzca maltrato si se dan estas tres condiciones:
1. Los niveles de la atención sanitaria y los centros asistenciales para las personas mayores no son adecuados
Según Pladgmare existe "una descoordinación sanitaria entre las residencias y el servicio de salud escandalosa: los médicos de Atención Primaria normalmente no conocen a los residentes, tienen que recetar a ciegas en función de la información de la residencia, no existen métodos informáticos que permitan coordinar la información médica del residente en tiempo real entre la residencia y la Atención Primaria".
Asimismo, la pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia que "la estructura y dimensionamiento de las residencias no es el más adecuado para abordar este tipo de episodios: habitaciones dobles en su mayoría, obligando a los mayores a compartir habitación con personas que no conocen de nada, residencias con más de 100 plazas, insuficiencia de personal sanitario, régimen de organización y funcionamiento cuartelarios".
2. El personal está mal formado y remunerado, y soporta una carga de trabajo excesiva
"En las residencias prima la temporalidad en los contratos, los salarios son como mucho el SMI y las ratios de personal no están establecidas pensando en la atención a los residentes, sino en el beneficio económico de las empresas y el ahorro de las administraciones", subraya Pladigmare.
Además, recuerda que la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha analizado el tiempo de atención por categorías en residencias de las 17 comunidades autónomas y cada gerocultor dedica a una persona con dependencia entre 40 y 88 minutos al día, señalando que es imposible con esos tiempos dar una atención básica.
"En la propuesta que está haciendo el Gobierno en el Consejo Territorial de la Dependencia para lograr un nuevo Acuerdo de Acreditación de los Centros y Servicios de Atención a la Dependencia, se prevé una ratio de gerocultoras para el año 2029, del 0,43 (43 gerocultoras por cada 100 residentes). Eso significa un tiempo máximo de atención diario al residente por parte de cada gerocultora de 81 minutos. Seguiremos con la misma insuficiencia de atención que hasta ahora", añade.
Por ello, la propuesta de Pladigmare como integrante de la Plataforma Estatal de Organizaciones de Familiares y Usuarias de Residencias es una ratio de gerocultoras del 1,13 (113 gerocultoras por cada 100 residentes), que garantizaría una atención diaria de 5 horas por cada residente, 120 minutos de tiempo máximo de atención diarios por gerocultora al residente. El modelo nórdico de atención en residencias tiene una ratio de gerocultoras de 1 a 1,2.
3. Las normas favorecen más los intereses del centro institucional que los de los residentes
"El régimen cuartelario que rige la vida de las residencias ha despojado de derechos a los residentes. Tienen menos derechos que un ciudadano normal. No existen asambleas o juntas de residentes, como existen en cualquier comunidad de propietarios; se les puede expulsar de la residencia sin resolución judicial; no se tienen en cuenta sus preferencias; no tienen posibilidad de elegir la comida, no tienen órganos de representación efectivos en los que poder hacer valer sus derechos y reivindicaciones; se sufren represalias si se protesta... Hay miedo a hacerlo", afirma esta plataforma.
Igualmente añade que, durante la pandemia, en la Comunidad de Madrid se cometió "el mayor de los maltratos a las personas mayores: despojar a los residentes del derecho a la salud y a la atención sanitaria, con la inacción sanitaria en las residencias y los protocolos de no derivación a hospitales, que han podido causar miles de fallecimientos, sin que el máximo responsable de esta ignominia, Carlos Ruiz Escudero, consejero de Sanidad, cuyo cese no dejaremos de solicitar, haya tenido la más elemental decencia humana presentando su dimisión".
"En la Comunidad de Madrid se dan, por tanto, todas las condiciones para que exista un maltrato institucional hacia las personas mayores en las residencias. Estamos con semáforo en rojo", concluye Pladigmare.
