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El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) advierte de los problemas que supone heredar calzado de otros niños ya que, aunque muchas veces un calzado puede parecer estar casi nuevo, cualquier pequeña modificación puede molestar a los más pequeños y alterar su forma de caminar.
Así, señala que aunque es "común" intentar aprovechar el calzado de otros niños, como hermanos mayores o primos, a los que se les ha dado poco uso. No obstante, el ICOPCV advierte de que esta práctica puede ser "potencialmente peligroso" para la salud de los miembros inferiores de los más pequeños.
Al respecto, la presidenta del ICOPCV, Pilar Nieto, ha explicado que el principal problema radica en que muchas veces nos parece que un calzado está nuevo y en realidad, no lo está. Por ello, aunque sea mínimamente, la plantilla interior puede haberse adaptado al pie del primer niño que lo utilizó, "lo que afectará al siguiente".
"Los más pequeños no saben describir esto y hay veces que notan molestias y, en lugar de decirlo, simplemente comienzan a modificar la posición de su pie encogiendo los dedos, por ejemplo, lo que afectará a su marcha y al correcto desarrollo del aparato locomotor", ha explicado.
Así, los principales problemas que pueden derivarse del uso de un calzado heredado en los niños son que puede causar deformidades en sus pies y altera su forma habitual de caminar, además de causar rozaduras u otras molestias. Asimismo, pueden generar patologías derivadas de un mal apoyo y contagios por hongos.
En cualquier caso, si fuera un calzado que sólo se ha usado tres o cuatro veces, lo recomendable sería confirmar que pese al poco uso no tienen ninguna deformidad, que no tienen pliegues en el empeine, ni ningún desgaste en puntera o talón, y cambiarles la plantilla interior así como la desinfección para evitar contagios por infecciones.
"En la infancia los pies están en pleno desarrollo, por eso, es fundamental utilizar un calzado adecuado fabricado en materiales naturales, con buena sujeción y que con suela antideslizante", ha señalado.
Revisiones periódicas
Además, la vicepresidenta del ICOPCV, Maite García, recomienda que desde los cero a los tres años hay que revisar la talla de su calzado cada dos semanas y a partir de los cuatro años es muy importante realizar revisiones anuales con un podólogo para confirmar que su evolución es óptima y aplicar cualquier tratamiento correctivo, si es necesario, con la mayor celeridad posible porque a esas edades esto es clave para la futura salud de sus pies".
Así, apunta a que estas consultas podológicas son claves para detectar cualquier problema de virus, como el papiloma u hongos muy frecuentes tras el verano, y hacer una revisión de su esqueleto y de cómo han ido las fases de crecimiento.
Asimsimo, señala que en verano suele darse una mayor tendencia de crecimiento y esta revisión anual es importante para valorar su evolución y así recomendar el calzado más adecuado, confirmar si el desarrollo va bien y detectar de forma temprana cualquier anomalía que haya podido aparecer en pies o piernas.
Por otro lado, los podólogos han advertido que si los niños se caen a menudo, quieren descalzarse continuamente, caminan de puntillas, con los pies hacia dentro o hacia fuera, nos están manifestando signos que pueden alertar de algún tipo de problema en sus miembros inferiores.