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La utilización de sistemas de sujeción ha sido habitual en nuestro país para la atención de personas mayores, personas con discapacidad o pacientes con enfermedades mentales. Su objetivo es evitar que puedan realizar diversos movimientos –el más común es levantarse de la cama– de cara a que no se caigan o sufran alguna lesión. Sin embargo, esta práctica lleva unos años en el disparadero y todo indica a que pronto caerá en desuso. Desde la Confederación Española de Personas Mayores se ha venido denunciando que "en España existe un uso excesivo e inadecuado de sujeciones, tanto físicas como químicas, en personas mayores dependientes en general, y personas con Enfermedad de Alzheimer en particular".
Por esta razón en el año 2017 se presentó la Plataforma Nacional Sin Sujeciones, cuya labor es luchar contra la excesiva utilización de estas sujeciones en las prácticas de cuidado que se desarrollan en los entornos sanitarios y sociales. Su manifiesto explica que la misión es "Sensibilizar a la sociedad, a la ciudadanía española, a los profesionales que se dedican al cuidado, al personal al servicio de la administración, a la clase política en general, y a las asociaciones de familiares y los proveedores de servicios en particular, frente al excesivo uso de sujeciones físicas y químicas que se produce en España en el cuidado de las personas mayores, personas con discapacidad, personas con enfermedad mental y pacientes, así como promover acciones encaminadas a la reducción y erradicación de esta práctica y a la protección de la dignidad y los derechos de las personas cuidadas o que reciben apoyos para su autonomía".
¿Ayuda a los enfermos o a los cuidadores?
Uno de los argumentos que se esgrimen para dejar de lado los sistemas de sujeción es que, en realidad, a quien ayudan es al personal que realiza los cuidados, no a las personas dependientes. Es más, un estudio realizado por Sanitas Mayores y su equipo de Data&Analytics, asegura que "la eliminación completa de sujeciones físicas de las personas mayores en los centros residenciales tiene repercusiones positivas en su cuidado y en su salud". Para corroborar este hecho han llevado a cabo un estudio en los últimos seis años de las 46 residencias de Sanitas Mayores. En ese tiempo redujeron el uso de sujeciones hasta el 0,7% de sus 6.000 residentes –0% de uso de sujeciones físicas– y las caídas con consecuencias graves fueron menores.
Los sistemas de sujeción a la cama más frecuentes
Más allá de la polémica que existe en torno a este tema y de la lucha para su erradicación, los sistemas de sujeción siguen existiendo y los más habituales son los siguientes:
- Uno de los más habituales es el cinturón, entre cuyos modelos destacan los cinturones con imanes o cierre magnético, debido a que la sujeción es segura y más suave, al tiempo que el sistema de seguridad impide que el paciente se lo desabroche. Este tipo de cinturones permite al enfermo cambiar de postura.
- Para los enfermos con incontinencia que precisan del uso de pañales, existen varias soluciones para la noche. Los camisones con saco antipañal están diseñados para no dejar que el enfermo se levante y pueda manipular los pañales, y llevan un tratamiento que impide el desarrollo de bacterias y olores desagradables. También existen sábanas de sujeción ajustables con mangas, que permiten al paciente incorporarse y mover los brazos, pero no levantarse.
- Cuando existe riesgo de lesiones en las manos debido a la inmovilidad, existen manoplas de sujeción con velcro, que se ajustan y pueden atarse a la cama. Están realizadas en tejidos suaves, para evitar las lesiones por maceración, e impiden la presión en las muñecas, además de estar fabricadas en un tejido transpirable.