Agustín Javier Zamarrón (73 años), el diputado más longevo del actual Congreso, irrumpió en nuestras pantallas hace unos días en la sesión constitutiva que presidía como mayor representante de la Mesa de Edad para no pasar desapercibido. En pocas horas, este médico jubilado nº 2 por el PSOE de Burgos, se convirtió por su aspecto y sus comentarios sagaces en trending topic. "Señorías aligeren el pasillo, hay riesgo de trombosis en el foso", alertaba en el primer día de la legislatura. Una rara avis, un intelectual entre influencers que logró eclipsar con su barba a lo Ramón Valle-Inclán y su dicción cuidada y solemne al resto de políticos que ocupaban la sala.
Y la comparación le viene al pelo, ya que este segoviano de nacimiento, pero habitante de Miranda de Ebro desde hace más de 40 años, explica a 65Ymás que heredó de su madre su "poso intelectual" y de su padre su "genio moral". "Mi madre venía de una familia de intelectuales ilustrados de Segovia, que participaron en lo que en esa época se llamaba Universidades Populares, precursoras de la Institución Libre de Enseñanza. Mi padre, sin embargo, venía de una familia humilde pero logró con su genialidad moral labrarse una carrera como médico respetado", explica. Sobre su éxito repentino, se ríe, "en Miranda, donde me conocen, nadie se ha sorprendido por mi vocabulario".
Tiempos de compromiso
Esa convicción moral y conocimiento amplio heredado de sus padres, unido a un "poso de deliberación para tomar decisiones sobre los individuos" es lo que Zamarrón considera que tendrían que tener los políticos de hoy en día. "Este es el problema más importante que tiene el sistema actual. La población ya no se siente representada por estos principios, ante una espectacularidad lamentable del parlamentarismo donde muchos políticos no están a la altura del compromiso".
Y de repente, casi por sorpresa, debido a que las listas de Burgos solo solían conseguir un diputado, un veterano de médico ilustrado llega al Congreso. Zamarrón reconoce que nunca pensó que llegaría a ser diputado porque lo suyo ha sido más bien una vida dedicada a sus pacientes, como jefe de servicio del área de Medicina en el Hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro hasta que se jubiló. Pero "los tiempos que corren son de compromiso, no de tomar el sol", afirma. "Estamos donde estamos a causa de una serie de Gobiernos vacíos", sentencia. Y da una receta: Los políticos tiene que encanecer, como le pasó a Obama, muestra del desgaste que conlleva el poder y el compromiso. También considera que la población tiene que comprometerse más con la política como algo "imprescindible".
En cuanto a la escasa representación de los mayores en el Congreso que apenas llega al 3% de la actual legislatura opina que "todo tic tac sucede en la vida. Antes el mundo de los mayores era la cultura dominante entre los jueces, las instituciones... Pero ahora todo eso se ha invertido, igual que ocurre con la concepción de las mujeres y su escasa representación en el poder. Ese mundo de los sabios paternalista era mentira y es bueno que cambie", añade.
Zamarrón en la sesión constitutiva del Congreso. Fuente: PSOE
La ultraderecha y los radicalismos
Zamarrón espera que de cara a las negociaciones que se están llevando a cabo para formar gobiernos tanto a nivel nacional como local, "no se hagan cocidos ni manejos alquimistas" y se respete lo que los votantes han manifestado en cada región de manera independiente. En cuanto a los extremismos, "yo diría que el peligro es que no tienen límites a sus costados, y pueden caer en el abismo, tanto la ultraderecha como la ultraizquierda. Ya lo hemos visto en tantos ejemplos en la Historia, en Alemania con el nazismo y en Rusia con el comunismo", en relación a la posible entrada de la ultraderecha en consistorios clave, de la mano de Vox y recuerda una frase de Pi i Margall: "La revolución es la paz, la reacción es la guerra".
También considera radicales a las posturas ultranacionalistas que abogan por un "destino universal, como ya hacía Primo de Rivera, hijo", cuenta. "El problema de los radicales es que dicen que están dispuestos a hablar, pero luego a lo mío todo y a los tuyo ya veremos", afirma en relación a los separatistas catalanes. Por eso Zamarrón apuesta por la importancia de "entender la negociación política como aquella en la que todos ganan mirando hacia un punto común, alejado de los radicalismos. "En esto el PSOE debe tener una paciencia infinita, porque no le queda otra", asegura.
"Me abstengo de hacer cualquier juicio de valor, eso le corresponde al mundo jurídico, pero con mi discurso el primer día del Congreso- que pasó desapercibido por mis otros comentarios- , quería defender mi manera de entender la comunidad moral. Me refería a los que estaban allí y no habían acatado las leyes", sostiene. "Pero también doy mi condolencia a las personas que han visto privada su libertad, que como médico entiendo el sufrimiento que supone esa limitación. Es terrible", añade, apelando que todos asumamos lo que la Justicia determine.
Prefiere los libros a los bares
Su gran faceta alternativa reside en la erudición. Dicen por Miranda de Ebro que Agustín Zamarrón, con su ilustre figura, frecuenta poco los bares y prefiere refugiarse en su biblioteca de más de 3.000 libros. "No me gusta especialmente el vino, lo cual es una desgracia en una zona como Miranda, tan cercana a la Rioja. En cualquier caso, si tuviera que elegir, preferiría las tabernas a los bares, foco de los menestrales, labradores que ya relataba Baltasar Gracián".
"Pero sí, amo los libros", reconoce este intelectual en toda regla que tan pronto hablar de ciencia, política o poesía. "Lo que más amo en la vida es leer, estudiar y hablar, ya que creo que en los libros se esconden los conocimientos más útiles". En su mesilla de noche nos cuenta que hoy podríamos encontrar 'La corte del califa' (Planeta 2018), de Eduardo Manzano Moreno. "Uno se entera mejor de la historia medieval leyendo a este autor que en grandes tratados de la época", señala Zamarrón.
Pero nos revela que las letras que más han influido en su vida son los tebeos, sobre todo la última página de los de Bruguera que tenían un apartado titulado "De todo un poco". Se trataba de curiosidades del mundo acompañadas de ilustraciones para niños, una especie de "literatura de lo absurdo" que le introdujo -cuenta-, en el "universo del conocimiento". "Mi padre no quería que leyéramos hazañas bélicas, pero al final accedíamos a ellas y nos movimos por el hambre de ilustración. Consumíamos tanto las historias de Carpanta, como las de Zipi y Zape. También los Diálogos para besugos de Armando Matías Guiu", relata. Éste último esperemos que le sirva como documentación para enfrentar la legislatura que empieza.