"Inútil, débil, mujer de, acomplejada, liberadora de violadores...". Esta retahíla de descalificativos pronunciada por diputados españoles con el fin de desacreditar a sus adversarios fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Rosa María Estevan Torres.
Ya llevaba tiempo enfadada con la clase política, pero algunas de estas expresiones, utilizadas en noviembre para referirse a representantes públicos –en este caso algunos fueron dirigidos a la ministra de Igualdad, Irene Montero–, provocaron que esta docente jubilada de 71 años decidiese tomar cartas en el asunto y se pusiese en contacto con la plataforma Change.org para organizar una recogida de firmas contra losinsultos proferidos en la sede de la soberanía popular.
No era la primera vez que entraba en esa web –como firmante–, pero, en esta ocasión, decidió dar el paso y ser ella misma la impulsora de una iniciativa. "Me sentí indignada. Y como docente –fue profesora de ciencias en la ESO–, me preocupa el efecto que pueda tener en futuras generaciones", comenta a 65YMÁS.
"Estamos en un momento en que todo se está degradando muchísimo, hasta el punto, de que estamos viendo que, en ciertas ocasiones, no se puede trabajar en el Congreso", sostiene.
Un reglamento más estricto
Con todo, Rosa María no se queda sólo en la crítica: también propone soluciones. A su parecer, sería necesario actualizar y garantizar que se cumpla el reglamento del Congreso que penaliza los insultos, llegando a la expulsión de los políticos que falten al respeto a sus contrincantes. "Existe uno de 1982, pero sus artículos no están desarrollados", apostilla.
En su opinión, añade la exdocente, el nuevo texto debería incluir puntos que velen por la "prevención" y el "rechazo" de estos comportamientos, con sus "sanciones" correspondientes.
"No puede ser que la presidenta de las Cortes, que es el tercer poder, se tenga que levantar para poder trabajar. Los políticos nos representan a todos y deben tener cuidado. No se puede vilipendiar y tratar así. ¿Qué ejemplo están dando las cortes para los alumnos? El desorden de la vida parlamentariahay que regularlo", opina. "En las aulas, nosotros intentábamos detectar estas actitudes y cortarlas cuanto antes", apostilla.
Buena acogida
Los argumentos de Rosa María han convencido a decenas de miles de españoles. "Cuando envié la publicación, creía que muchas personas pensarían como yo, pero esto ha sido tremendo. Llevamos más de 75.000 firmas", asegura.
Por ello, anima a todos los ciudadanos a sumarse. "Podemos participar en los asuntos públicos o bien en las elecciones o de una forma directa, como aquí", afirma.
Eso sí, por ahora, esta iniciativa no ha tenido mucha acogida por parte de la clase política. Pese a que la profesora jubilada ha escrito a todos los grupos, únicamente ha recibido la respuesta del diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte.
"Me llamo Rosa María y he sido docente toda mi vida. La educación es un elemento fundamental que garantiza la convivencia y el respeto mutuo en nuestra sociedad y eso es algo que nuestros representantes políticos no están demostrando en el Congreso de los Diputados. Inútil, débil, mujer de, acomplejada, inmadura, liberadora de violadores, imbécil, gilipollas… son solo algunos ejemplos de los insultos que se han escuchado en la mayor cámara de representación de la ciudadanía en los últimos años.
Como a muchas personas en España, la impunidad de estos hechos me indigna profundamente y considero necesario que el grito sea unánime contra este tipo de violencia. ¿Qué clase de ejemplo y escuela es esta para la ciudadanía? Es necesario que se tomen medidas y que el Congreso de los Diputados cuente con un reglamento interno que garantice la convivencia y que permita expulsar a los diputados cuando ejerzan violencia política y/o verbal. Aunque existen determinadas normas, todavía queda mucho por hacer. En 2021 se creó un grupo informal de diputad@s para fomentar “buenas prácticas” que algunos partidos abandonaron, lo cual muestra que tenemos que actuar para conseguir medidas más eficaces. Se han sobrepasado límites muy peligrosos que no podemos tolerar.
No podemos permitir que se normalicen los insultos entre nuestros representantes, ya que abriría la puerta a normalizarlos en todos los ámbitos de la sociedad. Aquellos diputados/as que sean recurrentes deben ser expulsados. Además, es especialmente importante que esto se implemente con perspectiva de género, ya que son las mujeres diputadas las que sufren esta violencia en mayor medida.
Quienes nos dedicamos a la enseñanza nos esforzamos mucho por transmitir los valores de igualdad y respeto en las aulas y, además, tratar que lo apliquen en sus vidas fuera del colegio. ¿De qué sirve esto si los diputados son los primeros que se lo saltan? Yo misma he comprobado lo necesario y efectivo que es crear reglamentos internos que garanticen la convivencia y además dar ejemplo a nuestros alumnos. Algunos políticos están todavía muy lejos de entender esto. ¡Digámoselo haciendo viral esta petición! Firma y comparte con tus contactos, los insultos y las faltas de respeto no pueden quedar impunes".
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.