Política

Juanma Moreno: "Quien quiera ser presidente y no cuente con el voto sénior, lo va a tener difícil"

Fernando Ónega

Miércoles 11 de mayo de 2022

ACTUALIZADO : Jueves 12 de mayo de 2022 a las 12:09 H

14 minutos

Fernando Ónega entrevista al presidente de la Junta de Andalucía y candidato del PP el 19J

Moreno: "Quien quiera ser presidente y no cuente con el voto sénior, lo va a tener difícil"
Fernando Ónega

Miércoles 11 de mayo de 2022

14 minutos

Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía y candidato del PP a la presidencia de la Junta, ha respondido a las preguntas de Fernando Ónega, presidente del Comité Editorial de 65YMÁS, el día en el que la cuenta atrás estaba a 40 días de las elecciones del 19-J. 

Moreno se muestra convencido de que conseguirá que votantes socialistas le presten el voto con un objetivo: que Vox no entre en el gobierno. 

Además, el presidente de la Junta ha conversado con Fernando Ónega sobre la viabilidad de las pensiones, los servicios sociales, se pronuncia sobre el cambio generacional en el liderazgo del PP nacional y se compromete a "intentar estar más pendiente para que tanto en las listas como en los Gobiernos haya sénior".

 

 

Fernando Ónega: Estamos realizando esta entrevista a 40 días de las elecciones y la gente le mira como si de usted dependiera el futuro de España.

Juan Manuel Moreno: Eso es una carga extraordinaria de responsabilidad que ahora mismo noto, pero hay que tener en cuenta que estas son unas elecciones autonómicas, en Andalucía, para Andalucía y por Andalucía. Lo que debatimos aquí es nuestro modelo de Sanidad, de Educación… y nuestro balance de gestión frente al pasado y frente al futuro. Esto es lo que deben ser estas elecciones y yo me voy a esforzar para que hablemos de Andalucía y de los problemas, los anhelos, los deseos y los objetivos de Andalucía.

Ahora, hay que tener en cuenta que en el contexto actual político en el que vivimos, dado el peso demográfico que tiene Andalucía (con más de 8 millones y medio de habitantes) y dado también el carácter simbólico como comunidad casi con el monopolio del poder del partido socialista, es verdad que el resultado de las elecciones condicionará evidentemente el futuro y el porvenir del señor Sánchez en la Moncloa.

F. O.: Cuando un presidente se enfrenta al desafío de la renovación: ¿qué siente humanamente por dentro?

J. M.: Siente mucha responsabilidad. Es como un examen a prácticamente toda tu trayectoria pública, no sólamente al balance de la gestión de unos años, y te inundan los miedos también. A veces, tienes miedos, dudas, incertidumbre… y todo ese tipo de cosas te genera mucha responsabilidad e incluso, algunas veces, un poquito de ansiedad. Pero, al mismo tiempo, cuando uno cree que ha hecho lo correcto y hasta donde uno puede llegar, de la manera que mejor ha sabido hacerlo, uno tiene la conciencia tranquila. Me ha tocado una pandemia, dos años muy complicados, en los que la economía ha caído dos dígitos del PIB, y a pesar de eso Andalucía hoy es la comunidad que más empleo crea, una comunidad que crece por encima de la media de España, y creo que hemos hecho las cosas razonablemente bien, como diría tu paisano Mariano Rajoy. 

En definitiva, mucha responsabilidad, muchas expectativas puestas en el resultado andaluz, pero al mismo tiempo mucha ilusión por seguir trabajando por los andaluces.

F. O.: El 1 de diciembre de 2018 obtuvo 26 escaños, en el día que estamos hablando Antena 3 ha difundido una encuesta que le da 48-49. Es prácticamente duplicar los resultados anteriores. ¿Le ha dado usted la vuelta al mapa político andaluz? 

J. M.: Lo que hemos conseguido es quitar el miedo que había en una parte de la sociedad andaluza hacia lo que representaba el partido popular. Durante demasiados años, el gobierno imperante del partido socialista trasladó a una parte de la opinión pública andaluza, que si algún día asumíamos la responsabilidad del poder íbamos a limitar los servicios públicos esenciales como la educación, la sanidad, la dependencia… Bueno, pues todo eso no ha ocurrido y además hemos sido los que por primera vez en la historia hemos invertido el 5% de nuestro Producto Interior Bruto, de nuestra riqueza, en Educación o el 7% en Sanidad, mejorando mucho los resultados de épocas anteriores. Todo eso ha hecho que una parte de la sociedad haya perdido el miedo, el miedo a la alternancia. A que no tiene por qué tener el partido socialista el monopolio del poder, que pueden venir estos señores e incluso lo pueden hacer mejor. Y esto es lo que yo estoy notando en la calle, que mucho votante socialista que tenía cierta prudencia hacia lo que significaba el PP y ahora se han dado cuenta de que un gobierno moderado, ponderado, liberal… es perfectamente compatible con sus intereses.

F. O.: Acaba de citar la palabra moderado. Para muchos analistas políticos es la clave de su éxito. ¿Qué es exactamente ser moderado? 

J. M.: Desde el punto de vista político, ‘moderado’ significa entender al que no piensa como tú. Intentar entender que el que no piensa como tú no es un enemigo, es un complemento del que puedes aprender y le tienes que dar su sitio y su respeto. Y la capacidad de entender que uno no está en la posesión de la verdad, que a veces hay ángulos de visión sobre un mismo problema que es mejor que el que tú tienes. Moderado es no tener prejuicios, no dejarse llevar por estereotipos, no prejuzgar a las personas… La moderación significa ser capaz de integrar en un mismo proyecto a todos, donde todo el mundo pueda sentirse cómodo. Es no tener rigidez, dogmas de fe, sino ser flexible, entender que no todo el mundo puede pensar como tú e intentar incorporar esa visión del problema en tu propio proyecto.

F. O.: Es decir, la cara opuesta de Vox.

J. M.: [Risas] Pues, sí. Probablemente, sí.

F. O.: ¿Y si usted se viera necesitado de pactar con Vox en el último minuto?

J. M.: Vox y nosotros somos dos partidos políticos distintos. Hay cosas en las que sí sintonizamos: materia económica, la integridad territorial de nuestro país, la defensa de España frente a los independentistas…, pero hay otras muchas cosas en las que no coincidimos.

Yo voy a intentar gobernar en solitario, creo que hay opciones reales, no sólo por lo que veo en las encuestas, sino por lo que veo en la calle. Creo que hay una parte de la izquierda moderada que está dispuesta a prestarme el voto con un objetivo: que Vox no entre en el gobierno. 

Y esa parte de la izquierda moderada, que ahora mismo no encuentra en su opción viabilidad, creo que no va a desperdiciar su voto y va a hacer estilo Macron en Francia, va a prestar el voto a una opción que es moderada, inclusiva y que puede limitar la entrada de Vox al gobierno. Si eso se produce, evidentemente Vox no entrará en el gobierno de Andalucía.

F. O.: ¿Habla usted de votantes o de votados?

J. M.: De ambos. La encuesta lo que no refleja es que hay una parte de votantes, los que yo llamo “cafeteros”, que son inamovibles; pero hay una parte del electorado que es mucho más dúctil y puede cambiar de voto. Y esa parte, aunque es progresista y moderada, se ha distanciado con el paso de los años del señor Sánchez y lo que tienen es la concepción de que no es bueno para Andalucía que entre Vox.

F. O.: No le pregunto más por política. Hablemos de nuestra gente, de los mayores. ¿Qué es para el presidente de la Junta de Andalucía un sénior? 

J. M.: Es una persona que ha ido acumulando a lo largo de su vida experiencia vital y profesional, y por lo tanto está en un momento en el que tiene una visión mucho más amplia y profunda de lo que es el mundo y esa experiencia vital aporta muchísimo a la sociedad.

A veces, desde la propia sociedad no hemos sido capaces de entender el incalculable capital de conocimiento que hay ahí y que a veces desperdiciamos, y eso es lo que tenemos que ir cambiando.

F. O.: Ahora la pregunta es: ¿y cómo se hace?

J. M.: Teniendo una sociedad que sea abierta. Nos movemos en una sociedad que es terriblemente individualista y egoísta. He visto cosas que no me gustan frente a familias de otras décadas. La familia antes era un núcleo esencial de nuestra sociedad, en la que todos se protegían, y cuando uno llegaba a mayor y estaba más vulnerable era reincorporado a la familia y ocupaba un lugar incluso preponderante. Esto ya no lo estamos viendo y tenemos que recuperarlo.

Estoy viendo en Andalucía, e imagino que en el resto de España, casos de soledad extrema. En personas que te duele porque hablas 10 minutos con ellas y te das cuenta del capital que hay. Esta persona se ha enamorado, se ha frustrado, ha tenido ilusión, proyectos de vida, éxito, ha conseguido objetivos… Y todo ese capital de toda una vida está arrinconado en un piso, sin que haya contacto con la sociedad. Y eso, tenemos que romperlo con alguno de los programas que se están poniendo en marcha en gran parte de nuestro país, como las viviendas intergeneracionales, en las que viven jóvenes y sénior y donde participan, comparten, proponen… Creo que eso es fundamental.

F. O.: ¿Podemos ponerle cifras a este problema? ¿Cuánta gente vive en soledad no deseada en Andalucía?

J. M.: En torno a un 17% de los mayores. Una cifra muy alta, porque estamos hablando de decenas de miles de personas. Muchos de ellos sus parejas han fallecido y se encuentran solos bien porque no tienen buena relación con sus hijos o porque no los tienen, y se quedan en un ámbito descolgado de la sociedad y eso es terrible.

F. O.: Cuantifíqueme lo que está haciendo la Junta de Andalucía por ellos.

J. M.: Estamos dedicando muchos recursos a través de la Consejería de Igualdad y Servicios Sociales, especialmente luchando contra esa soledad no deseada. Estamos haciendo un nuevo proyecto de residencias (Montequinto), en el que conviven los junior y los sénior en un modelo de convivencia experimental que está dando muy buenos frutos. 

Después, estamos ayudando a las personas a que tengan un envejecimiento activo, a no quedarse en un sofá, a aportar todo lo que tienen, a seguir aprendiendo con, por ejemplo, cursos de informática para todos los que tristemente han sido apartados del mundo financiero y bancario, donde tenemos un serio problema que hay que resolver; también damos cursos de cocina e idiomas. Ofrecemos un catálogo de servicios para que los mayores sigan aprendiendo, formándose, compartiendo y, en definitiva, en contacto con la sociedad.

F.O.: Le pido que se pronuncie sobre algunas de las quejas o problemas del sector. ¿Qué piensa de las pensiones? ¿Deben subir de acuerdo con el IPC?

J.M.: Lo que está claro es que son una deuda que tenemos toda sociedad con ciudadanos que han contribuido a que otra generación pueda desarrollarse. Por lo tanto, debemos saldarla. Tenemos que pagarles las pensiones –y unas que sean dignas–. Y en ese tema, debemos buscar una fórmula que nos permita mantenerlas en el tiempo. 

El gran debate es, ¿hasta cuándo vamos a poder sostenerlas, con una pirámide invertida desde el punto de vista de la natalidad y un país que envejece de manera muy rápida y donde, desgraciadamente, vamos a tener, en un horizonte no muy lejano, un problema de viabilidad?

En primer lugar, yo sería partidario de despolitizar todo lo relacionado con las pensiones. Son el presente para una parte importantísima de la población, millones de personas, pero también nuestro futuro, y tenemos que buscar esa fórmula. Por eso, opto por mantener una actualización, siempre que sea viable. Ahora, me dicen los economistas que, con dos dígitos de inflación, es muy difícil realizar la subida para millones de personas a la vez. Quizá habría que buscar una manera para que aquellas familias más vulnerables tuvieran un aumento más alto que los que, por patrimonio, por pensión más alta o por familia, disfrutan de un bienestar mayor. 

Hay que buscar una fórmula que equilibre, sin perder justicia social y haciendo un esfuerzo el conjunto de la sociedad, porque lo tenemos claro: las pensiones son fundamentales y no se pueden perder. 

F.O.: Hay una tendencia a primar lo joven por el mero hecho de serlo y olvidarse de los mayores. ¿Qué pueden hacer los poderes públicos ante esa tendencia social? Un fenómeno, que creo que se está corrigiendo, por lo menos en la política, donde parece que ya no se antepone tanto lo joven sino la experiencia. Y no estoy pensando en nadie…

J.M.: [Risas] Creo que el mundo del consumo, en general, ha primado a la juventud, a su frescura, a su colorido y ha ido, junto a la cinematografía, generando un icono del ser joven, como algo fundamental, como figura de éxito, del esplendor, de la proyección, de lo máximo… Hasta tal punto, que hemos llegado a sacrificar o a marginar a personas con una importante experiencia profesional, en beneficio de ese supuesto joven, que venía con una carga de vitalidad y de conocimientos superiores. Y eso, ha pasado también en la política, como hemos visto recientemente. 

Pero, al final, hemos llegado a la conclusión de que no funciona. La juventud 'per se' no es capaz de mejorar una sociedad, una empresa o un partido político. Tiene valores muy importantes –es parte de esos cambios generacionales, de ese hilo conductor que tiene toda sociedad–, pero le falta algo fundamental: el control, la serenidad, la experiencia y creo que eso se está corrigiendo. Lo hemos vivido en el Partido Popular hace tan solo una semana o un mes. Y yo, lo he vivido en la empresa pública. He visto como se destituía a una persona por encima de 55 años y se metía a un chaval de 25 y, al cabo de ocho meses, se reponía al sénior, reconociendo: “Oye, me he equivocado”. 

Por tanto, la sociedad debe entender que tiene que ser intergeneracional porque, al final, todos aspiramos a ser mayores y, para llegar, tenemos que pensar en algo muy importante: si tengo la suerte de haber disfrutado de una sanidad pública, de estudio y de una plataforma que me ha permitido, siendo de clase media modesta, acabar de presidente del Gobierno andaluz, es porque, con anterioridad, ha habido personas como tú, que se han sacrificado. Y no lo debemos de perder, hay que romper ese egoísmo y evitar la ruptura intergeneracional.

 

juanma moreno ónega

 

F.O.: Otra queja habitual del sector sénior es que no les escuchan. Recientemente, tuvo que haber grandes movimientos de pensionistas para que se les hiciera finalmente caso. ¿Se siente aludido?

J.M.: Probablemente tenga también mi parte de responsabilidad. Es verdad. En Andalucía mantenemos una relación fluida con todos los colectivos de mayores pero, a veces, no se les presta toda la atención que se debiera. Tenemos que darle una vuelta a esto.

Al final, parece que, como los mayores no están en la fuerza laboral, pierden protagonismo en términos mediáticos. Que como están en una economía más pasiva pues, oye, que se conformen. Pero ha quedado demostrada la enorme fuerza que tenéis. Se ha visto en las manifestaciones, especialmente en el País Vasco, con las pensiones. Han hecho cambiar muchos criterios en el conjunto del país. Y se ha constatado también, recientemente, con las entidades financieras, doblando el brazo a muchos bancos muy poderosos que estaban descapitalizando entidades en pueblos del interior de Andalucía y del resto de España, y condenando a una parte de la sociedad a no poder operar, por falta de conocimiento, de cercanía o de familiaridad con esos sistemas digitales. 

Creo que la fuerza de los sénior es cada vez mayor porque, cuantitativamente –ya no sólo cualitativamente: tenéis mucho bagaje–, cada vez sois más. Con lo cual, quien quiera ser presidente de España en el futuro y no cuente con el voto de los sénior, lo va a tener muy difícil. 

F.O.: Usted tiene 52 años, ¿se considera sénior o está en transición?

J.M.: En transición. 

F.O.: El 31,2% de la población de Andalucía es mayor de 55 años. Según la Fundación MAPFRE, es la región con más votantes de esas edades, 2,5 millones, más o menos, y el porcentaje de diputados es de 28,7%. ¿Le parece una proporción correcta?

J.M.: No. Creo que no. Por una razón, porque la proporción poblacional de Andalucía no se corresponde a la de diputados. 

F.O.: En el parlamento nacional es peor. 

J.M.: ¿Sí? No lo sabía. De hecho, me está abriendo los ojos, porque es un dato que oigo por primera vez y es revelador. Cuanto menos, hace reflexionar. Intentaré estar más pendiente para que tanto en las listas como en los Gobiernos haya sénior.

Eso sí, pasa que a veces los medios también nos critican porque tengo consejeros mayores y nos dicen: “Es que la edad del Gobierno es mayor”. Y yo respondo: “No, es la que es”. Parece que cuando la media son 60 años, es antiguo… cosa que nada tiene que ver con la realidad.

F.O.: Una última consideración. El otro día, hablando con el responsable de una gran institución del Estado, éste decía: “El próximo Gobierno lo va a pasar mal, por las circunstancias económicas, los ajustes que van a ser inevitables dentro de un par de años, etc.”. ¿Por qué tienen ustedes tanto interés en gobernar si saben que lo van a pasar mal?

J.M.: En mi tierra se diría, porque tenemos una ‘pedraíta’ (risas), es decir, que estamos un poco tocados. 

La política es muy vocacional. Te tiene que gustar mucho. La inmensa mayoría de los que nos dedicamos a esto es por esa razón y hay una pequeña minoría para los que quizá no lo sea y son los que generan ruido y afean. 

Yo estoy convencido que Andalucía puede ser uno de los grandes motores económicos y sociales de España. Y sé que van a venir momentos difíciles, pero también que tengo equipos, proyectos y capacidad para afrontar esos tiempos recios. 

No es lo mismo cumplir las tres normas del gasto, que que las incumpliese el anterior Gobierno. La gestión es pragmatismo, solvencia, eficacia y dedicación. Si tienes un equipo capaz de hacer eso, puedes soportar la tormenta mucho mejor que otros. Por eso nos gusta, porque son retos a los que tienes que enfrentarte. Y yo aspiro a que esa mala situación que se prevé no lo sea tanto, y que hagamos todo para evitar un temporal que se lleve por delante, otra vez, los servicios públicos, la calidad de vida y, en definitiva, la felicidad, un bien muy escaso, que no hay que desaprovechar.

Sobre el autor:

Fernando Ónega

Fernando Ónega

Fernando Ónega, presidente del diario 65ymas.com, es un cronista imprescindible desde los primeros tiempos de la transición. Una voz escuchada y respetada por su rigor y su neutralidad. 

Fue director de prensa de la Presidencia del Gobierno de Adolfo Suárez, siendo autor de buena parte de sus discursos.

Ha trabajado en distintos medios escritos y televisiones. En la radio, inauguró el comentario político en mayo de 1978, en el programa “Hora 25” de la Cadena SER. Después ha sido director de informativos de la Cadena SER y de la Cadena COPE, además de director general de Onda Cero. En esta misma emisora, colaboró con Luis del Olmo durante 17 años, con Carlos Herrera y, desde abril de 2015 a septiembre de 2022, colaboró en los programas “Más de uno”, con dos comentarios políticos diarios, y en La Brújula, con una carta también diaria.

En prensa escrita publicó su primer trabajo a los 13 años en “La Noche” de Santiago de Compostela. Dos años después firmaba una página semanal y hacía entrevistas en “El Progreso” de Lugo. Dirigió el diario “Ya”, fundó el confidencial y la agencia “Off the record” (“OTR Press) y en los últimos tiempos ha sido columnista de “La Vanguardia y “La Voz de Galicia”. 

En televisión, fue director de varios programas en TVE, así como director de relaciones externas de la cadena pública. También ha presentado los espacios informativos de Telecinco y Antena 3 y colaboró como contertulio en varios programas de debate. 

Autor de diversos libros entre los que destacan “El termómetro de la vida”, “Puedo prometer y prometo”, “Juan Carlos I”, “Qué nos ha pasado, España”. 

En 2020 recibió su tercer Premio Ondas, en este caso a la trayectoria o mejor labor profesional. El jurado reconoció "su fecunda carrera en la radio, tanto en su faceta directiva como ante el micrófono, desarrollada en las principales cadenas". "Fue pionero de la incorporación de los espacios de opinión en la radio, y sigue todavía hoy aportando una mirada ponderada sobre la actualidad", destacó. 

A lo largo de su trayectoria también ha recibido otros galardones, como el Premio Godó, varias Antenas de Oro y Micrófonos de Oro, aunque él presume de otros reconocimientos: por ejemplo, la Medalla Castelao de Galicia o los nombramientos como Hijo Predilecto de Pol, o Hijo Adoptivo de Lalín y de la Provincia de León.

… saber más sobre el autor