¿Por qué es importante renaturalizar nuestras ciudades?

Hoy en día, uno de los principales problemas a los que se enfrentan las ciudades es el cambio climático, que intensifica el efecto de calor urbano y genera altos niveles de contaminación atmosférica. Estos problemas ambientales tienen un efecto negativo sobre el ecosistema urbano, pero también en el nivel de vida de los habitantes. Pero el verde es capaz de contrarrestar sus efectos.

La naturalización de los espacios urbanos implica llenar de naturaleza el ambiente construido, introduciendo el verde en la estructura urbana tanto como sea posible. En la trama urbana existen innumerables espacios que ofrecen oportunidades para albergar la biodiversidad. Una vegetación abundante y cercana equilibra las condiciones ambientales y mejora la calidad de vida y la salud de las personas. 

El recubrimiento vegetal absorbe el polvo y las partículas contaminantes suspendidas en el aire, disminuye la contaminación acústica, reduce los procesos de erosión del suelo, regula el nivel de humedad del ambiente, equilibra el ciclo del agua, reduce el consumo energético de los edificios, genera conectividad ecológica y alberga más flora y fauna. A la vez, el verde urbano configura un paisaje que permite a los ciudadanos disfrutar de espacios agradables y restauradores. 

Las ciudades españolas están aplicando nuevas formas de naturalización, ​​introduciendo el verde no solo en más espacios públicos, sino en los edificios, y en todos los rincones donde sea posible. Es un cambio de paradigma que busca soluciones que incorporen la vegetación en los proyectos, aprovechando todas las superficies. 

Algunos ejemplos

Con la apertura de las presas en 2016, el río Manzanares, a su paso por la ciudad de Madrid, recuperó una dinámica natural en caudales, erosión y sedimentación. Se favoreció la aparición de flora y fauna autóctona, y el resultado es que ahora en el tramo urbano del río Manzanares cohabitan más de 50 especies de aves, centenares de peces y 2.000 ejemplares de árboles autóctonos, un proyecto que ha recibido el Premio de Buenas Prácticas Locales por la Biodiversidad.

Vitoria-Gasteiz también ha mostrado ser conocedora de la importancia de la conservación de la naturaleza y de los servicios ecosistémicos y cuenta con 42 m² de zonas verdes por persona gracias al anillo verde que han construido entorno a la ciudad. El conjunto de parques que rodean la ciudad. Tiene su origen en un proyecto de restauración ambiental iniciado en 1993, que ha transformado la periferia degradada en un espacio natural de alto valor ecológico y en la principal zona recreativa de la ciudad

También el Plan del Verde y de la Biodiversidad plantea la Barcelona del año 2050 como una ciudad donde naturaleza y urbe interaccionan y se potencian mediante la conectividad del verde y la renaturalización, con, por ejemplo, la construcción de corredores verdes urbanos con una presencia dominante de vegetación y para uso exclusivo de peatones y bicicletas, que atraviesan el tejido urbano y que garantizan la conexión entre las diversas «manchas» de verde de la ciudad.