La Universidad de Yale ha realizado un estudio sobre si a medida que cumplimos años somos más susceptibles a sentir frío. Para ello utilizaron a ratones de laboratorio, y comprobaron que el sistema inmunológico va perdido con los años las células encargadas de restaurar el calor corporal, cuando la temperatura es más fría.
También concluyeron que dejar a las personas mayores expuestas al frió podría tener como consecuencia dolencias crónicas y problemas metabólicos.
Más susceptibles a la muerte por frío
Las células que se van perdiendo se conocen como ILC2, y otra de las consecuencias de su pérdida es que los mayores son más susceptibles a la muerte inducida por el frío. Para evitarlo, los científicos han alertado a la población sobre tratamientos que ayudan a regenerar estas células.
En los ratones se comprobó que a medida que crecían no solo perdían la capacidad de producir las células ILC2, sino que también se limitaba la capacidad de quemar grasa, que es el proceso que eleva la temperatura corporal. Además, los científicos se dieron cuenta de que al estimular la producción de esta célula, los ratones se volvían aún más intolerantes a las bajas temperaturas.
Controlar la temperatura en las casas
La investigación ha servido para determinar que tal vez los mayores no sientan más frío por el adelgazamiento de su piel, sino por otro factor más complejo.
El estudio también alerta de la importancia de controlar la temperatura de las casa donde residan personas mayores, ya que ellos son más propensos a sentir frío y esto provoca un empeoramiento de otras dolencias.