La piel se encarga de proteger a nuestro cuerpo de amenazas externas como el el calor, el frío, la radiación ultravioleta o los microorganismos patógenos. Con el paso del tiempo este órgano se vuelve más frágil y pierde un poco de la capa protectora de grasa, aumentando el riesgo de lesiones cutáneas.
Además, con la edad, nuestra piel es menos capaz de sentir el tacto, la presión, la vibración, el calor y el frío, explican desde Medlineplus. Al perder sensibilidad es mucho más fácil que aparezcan moratones o acumulaciones de sangre con solo frotar la piel. Este tipo de heridas también tardan más tiempo en repararse, y en la vejez la curación puede ser cuatro veces más lenta, aumentando también el riesgo de infecciones.
En el artículoGeriatría y dermatología: revisión de la literaturaexplican además que cuando nos hacemos mayores la disminución de la formación de vasos sanguíneos (angiogénesis), la alteración de la función inmunológica cutánea y la sudoración se convierten en factores de riesgo que aumentan la probabilidades de tener una lesión cutánea.
¿Qué puede provocar una lesión en la piel?
Enfermedades vasculares como la arteriosclerosis
Diabetes
Cardiopatía
Enfermedad hepática
Deficiencias nutricionales
Obesidad
Reacciones a medicamentos
Estrés
Alergias a plantas y otras sustancias
El clima
Prendas de vestir
Exposición a químicos industriales y domésticos
Calefacción en la casa
La luz solar
Las lesiones cutáneas más comunes
Una de las lesiones cutáneas más comunes en mayores es la xerosis que puede provocar que aparezcan gritas, algunas incluso pueden llegar a sangrar, tirantez, inflamación o heridas por rascarse.
Otra de las lesiones más conocidas esla dermatitis, un sarpullido que es casi imposible no tocar, y que puede acabar produciendo heridas.
Las úlceras por presión también son muy comunes, especialmente si se pasa mucho tiempo sentado o tumbado.
Prevención
Los expertos aseguran que la mayoría de los cambios que se producen en nuestra piel tienen que ver con la exposición al sol, y por eso es tan importante la prevención. Así pues, hay que evitar las quemaduras solares, usar protector sola de buena calidad e intentar vestir con ropa protectora y sobrero siempre que sea necesario.
Por otro lado, la nutrición y el consumo de líquidos ayudan mucho a nuestra piel, ya que la deshidratación es otro factor de riesgo. Además, pueden aparecer lesiones cutáneas y erupciones si no se come adecuadamente.
Por último, los productos que aplicamos en nuestra piel también son determinantes, y hay que evitar los jabones con mucho perfume y de aceites de baño.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.