Portugal elimina las mascarillas en centros médicos y residencias: ¿seguirá España sus pasos?

El Gobierno de Portugal retiraba este martes 18 de abril la obligatoriedad de utilizar mascarillas en centros de salud (incluidos los hospitales) y residencias de mayores, después de más de tres años de vigencia de las mascarillas. Siguen recomendando, sin embargo, su utilización en lugares cerrados o aglomeraciones, en especial para personas vulnerables para evitar un posible contagio de Covid-19.

La medida fue aprobada la semana pasada en Consejo de Ministros, entrando en vigor este martes, según publicaba el Diario de la República y recoge Europa Press. El uso de las mascarillas ha sido, según el Gobierno de Antonio Costa, "una medida importante" en la prevención de la expansión del coronavirus, al que las autoridades portuguesas atribuyen más de 5,5 millones de casos y más de 26.000 fallecidos desde el comienzo de la pandemia en 2020. 

Teniendo en cuenta la situación actual, "la evolución de la situación epidemiológica", la elevada tasa de vacunación y lo que se conoce hoy en día sobre la enfermedad, consideran que ya no es imprescindible el uso de las mascarillas. 

¿Es el momento de eliminar definitivamente las mascarillas?

En España, a comienzos del pasado mes de febrero, Sanidad retiraba las mascarillas de los transportes públicos, acabando con su obligatoriedad y avanzando así con la "normalización" de la vida tras haber pasado "lo peor" de la pandemia, según destacó en una rueda de prensa la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

Así, el Covid pasaba a prácticamente un segundo plano de nuestras vidas, a pesar de que seguía siendo obligatorio el uso de las mascarillas en hospitales, centros de salud, clínicas dentales, centros de reproducción humana asistida, centros de interrupción voluntaria del embarazo y otros centros de atención especializada, así como en farmacias y cuando se visitase a un residente de una residencia de mayores y se esté en una zona compartida, o se sea un trabajador de este tipo de centros. Asimismo, Sanidad seguía recomendando su uso en espacios cerrados para las personas más vulnerables, es decir, las mayores de 65 años o aquellas con patologías crónicas o inmunodeprimidas, y para aquellas personas con una infección respiratoria aguda o en los entornos familiares o sociales cuando haya personas vulnerables.

Ahora, un grupo de epidemiólogos y expertos en enfermedades infecciosas ha publicado un artículo en la revista Annals of Internal Medicine en la que afirman que ha llegado el momento de acabar, de forma generalizada, también con las mascarillas en los centros sanitarios. 

"El uso de mascarillas para el control de fuentes y como protección contra la exposición a agentes infecciosos fue bien aceptado en los entornos de atención médica antes de la pandemia de Covid-10 como parte de las Precauciones estándar y las Precauciones basadas en la transmisión", explicaban. 

A pesar de la evolución de la pandemia y la "transición a la endemicidad", la mascarilla sigue siendo obligatoria en los entornos de atención médica, "algunas instalaciones de atención médica han mantenido estos requisitos incluso después de que las autoridades de salud estatales y locales los hayan levantado", señalan, debido a que "estos entornos tienen una mayor proporción de personas con alto riesgo de complicaciones de infección". 

"Sin embargo, el contexto y las condiciones de la pandemia han cambiado dramática y favorablemente desde que se adoptaron inicialmente los requisitos de uso de mascarillas en la atención médica, y la política de salud pública basada en evidencia también debe adaptarse en respuesta", señalan. 

Consideran que "mantener los requisitos de enmascaramiento para el personal de atención médica durante todos los encuentros clínicos directos puede reducir marginalmente el riesgo de transmisión", sin embargo, frente a estos posibles beneficios deben considerarse unos "costes", ya que el uso de mascarillas "impide la comunicación". "El aumento en el esfuerzo auditivo requerido cuando se usan máscaras en encuentros clínicos se asocia con una mayor carga cognitiva para pacientes y médicos. Las máscaras oscurecen la expresión facial; contribuir a sentimientos de aislamiento; e impactar negativamente la conexión humana, la confianza y la percepción de empatía", explican. 

Por todo ello, consideran que ha llegado el momento de manejar el Covid-19 de igual forma que lo hacemos con otros virus respiratorios endémicos en entornos de atención médica.

"Las políticas de enmascaramiento siguen siendo una importante estrategia de prevención de infecciones. Será esencial educar al personal de atención médica, a nuestros pacientes y a otras personas en los entornos de atención de la salud sobre los fundamentos de la reconsideración y los cambios continuos de las políticas", comentan. Y añaden: "Las interacciones entre humanos y patógenos son intrínsecamente dinámicas y están en constante evolución, y hemos logrado importantes avances en la prevención y el manejo del Covid-19 desde que se identificó inicialmente el patógeno en 2019. En reconocimiento de estos logros, ha llegado el momento de desimplementar políticas que no son apropiadas para un patógeno endémico cuando los beneficios esperados de tales políticas son bajos". Por tanto, consideran que el uso de mascarillas en el cuidado de la salud "es una política cuyo tiempo llegó y se fue… por ahora", concluyen.