"Mi madre me regaló una guitarra y yo la tocaba en la parroquia y también llevábamos nuestra alegría a personas mayores que estaban en los asilos. Pero allí había que faltaba algo, el cariño, la amistad, porque una persona mayor va a un sitio de estos le es muy difícil hacer amistad. Y yo decía para mi familia y mis amigos quiero algo distinto y empecé a decirle a los amigos más íntimos que teníamos que ahorrar para comprar una finca", así comenzó en los años setenta el sueño de Aurora Moreno con un único objetivo: "Autogestionar tu futuro".
Preocupados por su futura vejez y la calidad de vida que tendrían el día de mañana, un grupo de amigos capitaneados por Aurora se ponen en marcha para crear una alternativa de futuro con solidaridad, donde compartir la vejez y los gastos, y donde hombres y mujeres se asocien para satisfacer las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales de un importante segmento de la sociedad.
Nace así, ahora hace 30 años, la “Cooperativa Los Milagros” que formaban un grupo de 16 amigos y amigas que, a su corta edad y sin capital alguno, comienzan a depositar pequeñas aportaciones durante nueve años para poder comprar una finca en el barrio en que nacieron y donde se criaron que finalmente conseguirán en 1991.
"Cooperativa me sonaba a ayuda y colaboración"
"Así comenzó todo esto hace 30 años. Nadie había pensado antes en hacerlo en España, ni en Europa, ni posiblemente en el mundo. Pero el 15 de marzo de 1991 constituimos la cooperativa y es seguro que fue la primera porque las siguientes tienen fechas de constitución posteriores", nos cuenta Aurora antes de confesar que "yo, la verdad, es que no tenía ni idea de lo que era una cooperativa, pero era una palabra que me decía mucho, me sonaba a cooperación, a ayuda, a colaboración mutua… en fin, me gustaba y encontraba en esa palabra una serie de beneficios mutuos que me llevaron a pensar que podíamos hacerlo"
Por entonces eran un grupo de 16 amigos, "los que se necesitaba para formar un consejo rector", explica Aurora antes de recordar como se reunían "en el colegio de los Maristas de la calle de la Victoria de Málaga, que era muy grande, y allí hacíamos las asambleas y tomábamos las decisiones".
1991: Colocación de la primer piedra de la futura Residencia Santa Clara. Foto: Aurora Moreno
En aquellos años, debido a varios escándalos inmobiliarios que dejaron en la calle a muchas familias, las cooperativas no tenían muy buena fama, pero, recuerda Aurora, " lo curioso es que aún no teniendo buena fama las cooperativas, más bien al contrario, las personas se fiaron de mí. Mi idea cuando formamos la cooperativa era que podíamos estar dando unas aportaciones mensuales y así tener un fondo para cuando llegase el día de poder comprar un terreno y edificar el residencial. Y se fiaron de mí".
De monja a dependienta y presidenta de cooperativa
Aurora Moreno nació en la complicada España prebélica de 1934. Y tras la guerra civil, como tantos otros españoles, no tuvo tiempo de estudiar. "A los 9 años, en 1943, empecé a trabajar en una corsetería para poder llevar algo de dinero a mi casa. Me pagaban 10 reales a la semana. Así estuve hasta que con 21 me fui de monja y querían que estudiáramos unos preseminarios para ser profesoras. Yo no concebía dar clase sin haber estudiado. y con 33 empezamos el camino a recorrer".
Fue entonces cuando esta mujer valiente y luchadora tomo una decisión: "Me coloqué en la perfumería Morales de la calle Larios de Málaga, una tienda muy importante. Fue allí donde decidí salirme de religiosa", nos explica antes de añadir que consiguió hacerse "con la enciclopedia Dalmau y sin ir a ninguna clase, yo sola me leí la enciclopedia y en un mes me preparé para hacer el examen de ingreso al bachiller. Después de hacer ingreso, en dos años, saqué ingreso, primero, segundo, tercero, cuarto, revalida y el ingreso de magisterio. No hacía otra cosa más que estudiar, pero si se quiere conseguir algo en la vida n o hay más remedio que luchar".
Dos imágenes de Aurora Moreno de niña. Fotos: Aurora Moreno
A pesar de ello, los estudios de Aurora, como los de sus compañeros "no alcanzaban a la hora de poner en marcha una cooperativa. Pero tuvimos la suerte de contar con una persona, José Manuel Galvez, que sí sabía lo que era esto y la idea le hizo una gran ilusión. Él y el director general de Cooperativas, Fernando Toscano, que también estaba ilusionadísimo, nos ayudaron mucho. Gracias a José Manuel nos fuimos adentrando en todo lo que suponía la creación de unos estatutos, el reglamento de régimen interno..., en fin, nos ayudó muchísimo".
Pero no quedaron ahí los voluntarios dispuestos a ayudar en el proyecto autogestionario de Aurora. "Un amigo de la infancia, Antonio González Sainz, que fue vicedecano del Colegio de Abogados de Málaga, y su mujer, también se entusiasmaron con la idea. A ellos se sumaron más personas, como Ana Rosa Pérez, subinspectora de Hacienda. Ella junto a Antonio, formaron un tremendo baluarte y nos dieron mucha ayuda para ponernos en marcha".
"Comenzamos a poner dinero en el proyecto y a buscar terreno. Lo encontré en un anuncio del Diario Sur y dimos 300.000 pesetas para poder comprarlo con el dinero que ya habíamos ido aportando. Y poco a poco lo fuimos haciendo así. A mí, casi todo el mundo me decía que estaba loca, incluso Ana Rosa, que era nuestra tesorera, pero aún así me ayudaba. Y entre todos lo conseguimos", rememore Aurora Moreno.
Una realidad en los Montes de Málaga
Hoy el Residencial de Santa Clara es una hermosa realidad, un precioso edificio asentado sobre una ladera de los Montes de Málaga, muy cerca del núcleo urbano, donde se disfruta el clima mediterráneo que ofrece la Costa del Sol. Está compuesto por 76 apartamentos, con una superficie de 50 metros cuadrados y amplias terrazas con vistas al mar. Para disfrutar de uno de ellos, se ha de ingresar una cuota de entrada no reembolsable de 6.000 euros y tener más de 50 años.
Se trata de un complejo que incluye jardines, piscina, biblioteca, capilla, peluquería, salones de terapia ocupacional, gimnasio e internet por Wi-Fi, habitaciones de enfermos, asistencia médica... y la satisfacción de unas personas que han autogestionado por sí mismos su futuro con la participación personal que establece la legislación del régimen de cooperativas.
Residencia Santa Clara. Foto: Residencia Santa Clara
"Ahora somos aproximadamente unas 110 personas, aunque no todas viven aquí, porque hay quienes han adquirido los títulos que les dan derecho al uso y disfrute del apartamento, pero solo vienen por temporadas o fines de semana si son de Málaga. Lo que pasa es que para no vivir aquí y no utilizarlo esto sale caro. Solamente para pagar la comunidad son casi 500 euros porque esto es muy grande y hay mucho personal", continúa Aurora que confiesa cómo el coronavirus también les atacó en su residencial.
"Con el covid tuvimos un problema. Han fallecido en el residencial cuatro personas por covid, entre ellas mi hermana, porque una de las cuidadoras que atiende a las personas que ya no pueden hacer sus actividades de la vida diaria y que están en la planta sexta, donde viven este tipo de enfermos, se hizo la prueba dio negativo y vino a trabajar, pero cuando se marchó a su casa por la tarde empezó a dolerle la cabeza y resulta que tenía el covid", explica con tristeza.
No obstante, Aurora es consciente de que a pesar de esos cuatro casos, en su centro no se ha vivido ni una mínima parte del infierno por el que han pasado muchas residencias durante la pandemia. "Ha sido mucho peor lo que ha pasado en las residencias normales. Por suerte, lo que tenemos aquí no se puede comprar con lo de esas residencias. Todos nosotros estuvimos recluidos en nuestros apartamentos que son de 50 metros cuadrados y no salíamos porque nos traían la comida. Además, todos tenemos una terraza magnífica. Por eso hemos podido soportar todo lo que ha pasado y ahora ya estamos más tranquilos porque precisamente hoy nos han puesto la segunda vacuna", explica nuestra octogenaria.
"Las residencias deben cambiar"
Y es que para Aurora Moreno está absolutamente claro que "las residencias deberían cambiar totalmente de modelo para ir a lo que nosotros ya vimos hace 30 años. Tienen que cambiar, no se puede tener a las personas así, en un mismo salón todas reunidas, sentados juntos en los mismo sillones. No se les puede tener recluidos sin un esparcimiento, un espacio donde tengan una libertad de acción. Esto es muy diferente, esto es para vivirlo. Nosotros no somos un geriátrico sino un residencial de mayores en régimen de cooperativo o cohousing senior, si se prefiere llamarlo así. La diferencia es que aquí estás en tu casa".
Aurora Moreno. Foto: Europa Press
"Aquí nos conocemos todos desde hace un montón de tiempo, pero ha desaparecido muchísima gente durante estos 30 años, amigos de toda la vida porque lo bueno que hicimos al principio fue empezar esto con amigos y con amigos de amigos, por el boca a boca, aquí nadie vino porque hubiésemos puesto anuncios en el periódico", nos aclara Aurora antes de continuar, orgullosa, contándonos que "la primera vez que salimos en la prensa fue en un reportaje que hizo El Mundo y, a partir de ahí, en revistas de todo el mundo. Me llamaron desde Italia, Argentina, Portugal, Francia… desde Cernusco, una ciudad cercana a Milán, llegó una delegación con su alcalde para entrevistarse con Celia Villalobos, que entonces era la alcaldesa de Málaga, y el actual alcalde, Francisco de la Torre, le preguntó que cómo venían a ver esto desde tan lejos y los italianos le contestaron: ‘¿Y sabe usted la idea tan buena que es esta?’" (Risas).
Unas pioneras que siguen luchando
30 años después, la idea de tomar las riendas de su propio envejecimiento sigue siendo, en buena medida, "revolucionaria. Hemos sido unas pioneras". Y así es, pero no por eso Aurora y los suyos han dejado de luchar por lo que creen. "Ahora formo parte de Hispaccop, la Confederación de Cooperativas, y allí hemos formado un grupo que nos reunimos para dar a conocer algo que es fundamental y es que las administraciones deben reconocernos capacidad para desarrollar y poner en marcha estos establecimientos en todas las Comunidades Autónomas y dejar de ponernos trabas burocráticas".
"Nosotros no pedimos dinero, lo que pedimos es que nos reconozcan algunas peculiaridades a la hora de edificar. Por ejemplo, en Andalucía a nosotros nos tienen considerados como un geriátrico y esto no es un geriátrico es un residencial, de hecho ahora mismo solo tenemos a cinco personas que no tienen capacidad para realizar sus actividades de la vida diaria, cinco, el resto somos ciento y pico de personas que no necesitamos nadie al lado para que nos cuide y nos de de comer", reclama Aurora.
Amigas y pioneras de la Residencia Santa Clara - Foto: Aurora Moreno
"Actualmente es un completo desinterés el que recibimos en algunas CCAA y sin embargo, fíjese que curioso, yo estuve en Asturias y allí han lanzado una norma para reconocer lo que ahora se llama cohousing, que, como nosotros, son residenciales de mayores en régimen de cooperativa", nos dice Aurora antes de lamentarse de que "parece que llamar a las cosas con una palabra extranjera las hace más válidas y ahora esto se llama cohousing senior".
"Lo que es cierto es que hemos sido unas pioneras en el mundo. Y estamos orgullosas cuando ahora se habla de la mujer y de dice que aportan constantemente innovaciones a la sociedad. Yo lo hice hace ahora 30 años, me han llamado de todas partes y he estado dando charlas por toda España, en las universidades... por eso da rabia que todavía haya solo una comunidad, Asturias, donde aún no hay ningún residencial, en la que se han preocupado por dictar una serie de normas para que se establezcan allí los cohousing senior, a pesar, y esto es curioso de que allí no hay aún ningún residencial", concluye Aurora Moreno entre risas.