El pueblo de España con un solo habitante

Han pasado 42 años desde que Montes de la Ermita, un pequeño pueblo de Castilla y León, fue declarado oficialmente deshabitado. El aislamiento y la falta de infraestructuras obligó a sus vecinos a abandonar en un goteo constante su lugar de origen y buscar nuevos espacios donde poder vivir.

Pese a todo, hace ya algunos años que los antiguos habitantes y sus familias empezaron su particular proyecto de restauración y rehabilitación. Si bien se trata de un pueblo que, por su localización en la falda de la Fana Rubia en la Sierra de Gistredo en la comarca de El Bierzo, tiene unas condiciones climáticas complicadas en invierno, varias casas han sido equipadas con calefacción y ya son habitables.

Sin embargo, cuando un antiguo vecino, ya jubilado, quiso empadronarse en su Montes de la Ermita de toda la vida en 2020, el Ayuntamiento de Igüeña se lo negó. En diciembre de 2022, tras dos años de lucha, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha dado la razón al hombre y ha obligado a la administración municipal a concederle el empadronamiento.

Así ha conseguido convertirse en el único habitante de Montes de la Ermita. No obstante, hay más personas que siguen luchando por conseguir ese empadronamiento en el pueblo y ya habitan las casas reacondicionadas. Su objetivo es que este pintoresco pueblo de piedra resurja de nuevo y en sus paredes vuelvan a resonar las voces de los vecinos.

Castilla y León se vacía

El caso de Montes de la Ermita no es el único de España ni de Castilla y León. Esta comunidad afronta un enorme y preocupante reto: según las estimaciones demográficas, en 13 años podría tener 100.000 habitantes menos.

El último informe del Instituto Nacional de Estadística sobre la proyección de la población entre 2022 y 2072 confirma esta tendencia. Castilla y León es la comunidad que más habitantes perdería en términos absolutos. En cifras relativas, supondría un 4,1% menos. Mientras España vería aumentada su población, la ya conocida como España Vaciada agudizaría sus problemas.

La falta de estructuras básicas, como centros de salud o bancos, y la concentración del empleo en las grandes urbes han abierto una herida que poco a poco va desangrando a muchos pueblos rurales.