Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorSiempre se ha dicho que a través de la música es posible conectar con las emociones a un nivel mucho más profundo. También existe la creencia de que exponer a los niños durante su etapa de desarrollo a la escucha de música clásica, beneficia el progreso de la inteligencia. Gracias a estas creencias, desde principio de los años 90, se han vendido una grandísima cantidad de discos de música clásica. A este fenómeno se le conoce como “Efecto Mozart”.
A pesar de que este fenómeno fuese acompañado de una gran estrategia de márquetin, se ha comprobado que la música clásica sí que puede aportar algunos beneficios a las personas. A continuación, se exponen algunos de ellos.
La música influye y tiene un gran potencial para actuar como una herramienta que nos permitirá mejorar nuestro estado de ánimo. Gracias a su armonía nos permitirá estar más felices.
Diversos estudios realizados en pacientes con enfermedades como el párkinson y el alzhéimer han concluido en lo positivo de la utilización de la música clásica como ayuda para tratamientos. Se utiliza para fortalecer la memoria y para despertar conexiones neuronales.
Los ritmos de esta música crean un estado de ánimo meditativo y unas ondas cerebrales lentas. Esto hace que se pueda conciliar el sueño más rápidamente. Escuchar música clásica antes de dormir es un buen recurso para tratar de entrar en ese estado de ánimo meditativo de forma previa a que nos vayamos a la cama. De esta manera conseguiremos relajarnos y dormirnos antes.
Uno de los puntos clave de la música clásica es que ayuda a sobrellevar el estrés. Favorecer la relajación de los músculos y la reducción de la presión arterial.
El estado de meditación que podemos alcanzar puede convertirse en un trampolín perfecto para profundizar en el conocimiento de nuestro lado creativo y puede ayudarnos especialmente a potenciarlo.
La música clásica es una herramienta que ayuda de gran forma a la concentración y contribuye a hacer más ameno el estudio. Además, se puede aplicar también para el aprendizaje de nuevos idiomas.
Incide en aquellas áreas cerebrales que comúnmente se ven estimuladas por el lenguaje. Se atribuye a la música el mismo efecto que se produce cuando escuchamos la voz de otra persona, un efecto de calidez asociado a nuestras raíces como seres sociales.