La segunda ola de calor del verano está haciendo que los termómetros registren valores extremos, y muchas personas están sufriendo los efectos de las altas temperaturas. Al conocido golpe de calor, le precede el no tan conocido agotamiento por calor, una afección que provoca sudoración abundante y pulso acelerado por el aumento excesivo de la temperatura corporal.
Según explica la página web de Mayo Clinic, es uno de los tres síntomas relacionados con el calor, junto con los calambres y la insolación. La probabilidad de sufrir agotamiento por calor se incrementa en las zonas de mucha humedad y si se realiza actividad física intensa. Si no se trata de forma inmediata puede provocar un golpe de calor.
Las personas con más riesgo de sufrir esta afección son los mayores, los menores de cinco años, las personas con enfermedades crónicas especialmente las cardiocirculatorias, respiratorias, renales o mentales, las personas diabéticas, los hipertensos y las personas con sobrepeso.
Los síntomas
La pérdida excesiva de líquidos y sales minerales por la sudoración provocan el agotamiento por calor, especialmente en los mayores y los enfermos crónicos. Entre sus síntomas se encuentra:
Piel fría, pálida y húmeda.
Cansancio, flaqueza o desmayo.
Calambres y contracturas musculares en brazos o piernas.
Dolor de cabeza.
Náuseas y vómitos.
Pulso débil y rápido.
Respiración rápida y superficial.
Si experimentas alguno de estos síntomas, lo primero que tienes que hacer es buscar ayuda médica inmediata y refugiarte en el lugar más fresco y cómodo que encuentres.
Además, debes de intentar enfriar el cuerpo para bajar la temperatura, y mantenerte hidratado siempre y cuando no hayas vomitado previamente.
Cómo hacer frente a la ola de calor
Lo más importante para hacer frente a estas temperaturas es mantenerse hidratado, y beber mucho líquido aunque no se tenga sed. Otra manera de hacerlo es comiendo alimentos con más cantidad de agua como frutas y verduras, y evitar al mismo tiempo las comidas copiosas.
También debemos de tener cuidado con la ropa que usemos que debe ser ligera y holgada y de colores claros. El calzado también debe ser cómodo, fresco y que transpire bien.
En el interior de los edificios, lo mejor es permanecer en espacios ventilados o acondicionados, y tener las personas bajadas y las ventanas cerradas durante el día, y abiertas por la noche.
Cuando el calor sea más intenso, duchas de agua tibia, y por supuesto, no se recomienda hacer ejercicio durante esas horas.
Por último, para las personas que vivan en la playa, no se recomienda quedarse en las horas de máximo calor, ni quedarse dormido tomando el sol.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.