El accidente crebrovascular o ictus se caracteriza por la interrupción de la circulación de sangre que llega al cerebro por la rotura o taponación de un vaso sanguíneo. Es un problema de salud grave que puede tener llegar tener graves consecuencias a largo plazo, incluso puede resultar mortal.
Entre sus consecuencias más severas se encuentra la demencia vascular, que se caracteriza por problemas con el razonamiento, la planificación, el juicio, la memoria y otros procesos mentales provocados por el daño cerebral a causa de la disminución del flujo sanguíneo al cerebro, explica Mayo Clinic en su página web.
Es importante matizar que la demencia vascular puede aparecer sin necesidad de haber sufrido un ictus, ya que también algunas patologías cardiovasculares dañan los vasos sanguíneos o disminuyen la circulación, y aumentan el riesgo de sufrir esta enfermedad.
Factores de riesgo
Mayo Clinic asegura que los factores de riesgo de la demencia vascular son los mismos que los de una enfermedad cardíaca y el accidente cerebrovascular:
Edad avanzada. Suele aparece con más frecuencia hacia los 90 años.
Historia clínica de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o mini accidentes cerebrovasculares.
Envejecimiento anormal de los vasos sanguíneos (ateroesclerosis).
Colesterol alto.
Presión arterial alta.
Diabetes.
Tabaquismo.
Obesidad.
Fibrilación auricular.
Síntomas
Los síntomas de esta enfermedad se parecen a los del alzhéimer, aunque con la diferencia de que la demencia vascular afecta sobre todo a a velocidad de pensamiento y la resolución de problemas, y no tanto a la memoria.
Además se presentan de forma rápida tras sufrir un ictus, aunque existen casos en los que aparece de forma progresiva.
Mayo Clinic ha elaborado una lista con los síntomas más frecuentes:
Desorientación
Dificultad para prestar atención y concentrarse
Capacidad reducida para organizar pensamientos o acciones
Deterioro en la capacidad para analizar una situación, desarrollar un plan eficaz y comunicar ese plan a otros
Lentitud al razonar
Dificultad con la organización
Dificultad para decidir qué hacer a continuación
Problemas con la memoria
Intranquilidad y agitación
Marcha inestable
Deseo repentino y frecuente de orinar o incapacidad para controlar la micción
Depresión o apatía
Tratamiento
Actualmente no existe ningún tratamiento capaz de revertir esta enfermedad, por lo que lo más importante es intentar frenar su progresión. En este sentido, mantener una buena salud cardiovascular es imprescindible.
Desde Mayo Clinic apuntan a que hay que controlar la presión arterial, reducir el colesterol, garantizar una correcta coagulación sanguínea y, en personas con diabetes, controlar los niveles de glucosa en la sangre. Así como dejar de fumar y realizar actividad física.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.