Alba L. Marín
Sociedad
¿Qué es el edadismo autoinfligido?
La exposición al edadismo desde la infancia deriva en el autoedadismo y tiene graves consecuencias
El edadismo autoinfligido es una forma de discriminación por edad en la que las personas mayores interiorizan todos los estereotipos negativos que promueve el edadismo. De esta forma, se comportan y actúan de acuerdo a esos prejuicios y connotaciones erróneas. La experta en envejecimiento activo y saludable Stella Iantzi Vicente, explica en una publicación en LinkedIn que se trata de "un fenómeno complejo que se desarrolla a lo largo de la vida y puede tener importantes consecuencias psicológicas y físicas".
¿Cómo se expresa?
La experta expone 3 principales manifestaciones de este hecho. La primera se refiere a "creencias limitantes", es decir, las personas mayores asumen una incapacidad o piensan que son menos útiles por el simple hecho de ser mayores. Estas ideas negativas influyen en la percepción de "sus propias habilidades y oportunidades", declara Iantzi.
En segundo lugar, estarían los "comportamientos autoexcluyentes", haciendo que la persona deje de participar en actividades físicas, sociales o laborales, aún estando en plenas capacidades para su desarrollo. Stella Iantzi Vicente lo explica con un ejemplo: "una persona de 70 años podría dejar de buscar empleo o de involucrarse en nuevos proyectos porque "ya es muy mayor para eso", aunque tenga experiencia y habilidades relevantes".
Por último, todo esto tiene un impacto en la salud mental y física de las personas mayores. Según indica la experta, algunos estudios demuestran que las personas que consideran la vejez como algo negativo suelen tener un envejecimiento más rápido y prematuro. Además, afectan muy negativamente a la salud física convicciones como la de creer que es normal perder capacidades con la edad, provocando un aumento del riesgo de depresión y reduciendo el bienestar general de las personas.
Imagen de la campana #orgullodearrugas. Fuente: Enrique Toribio / ONG Grandes Amigos
Iantzi Vicente insiste en que "este tipo de autoedadismo no solo limita sus oportunidades, sino que también refuerza los estereotipos en la sociedad". Y expone que un ejemplo clásico "se da en contextos laborales, donde una persona mayor, al internalizar el estereotipo de que los adultos mayores no manejan bien la tecnología, puede evitar aprender nuevas herramientas digitales, disminuyendo sus oportunidades de desarrollo profesional".
El origen del edadismo autoinfligido
El edadismo autoinfligido tiene sus raíces en la exposición temprana a estereotipos negativos sobre cumplir cierta edad, presentes en nuestro entorno cultural y social desde la infancia. Así, muchas personas creen que a determinada edad “ya no pueden” aprender cosas nuevas, asumir retos o contribuir de manera significativa. Este edadismo autoinfligido limita oportunidades y, según estudios, incluso acelera el envejecimiento físico y mental, afirma la experta.
El mecanismo de funcionamiento es sencillo. Si desde la infancia se reciben mensajes que, constantemente, establecen una relación entre la vejez y términos como pérdida, inutilidad o fragilidad, esto acaba calando en la percepción del colectivo de mayores. Mientras que, a su vez, se asocia la juventud con imágenes y expresiones que la glorifican como si fuera la "edad dorada" del ser humano. En todo este proceso intervienen los medios de comunicación, la publicidad y la narrativa cultural, haciendo que esas vinculaciones permanezcan latentes y resurjan cuando la persona comienza a envejecer.
Campaña de vacunación contra la gripe del Ministerio de Sanidad con lema edadista (2024). Fuente: Ministerio de Sanidad
Stella Iantzi Vicente también ejemplifica este fenómeno en los programas de televisión que, como explica, "suelen mostrar a las personas adultas como personajes frágiles, olvidadizos o cómicos, reforzando estereotipos perjudiciales" y en el lenguaje cotidiano comentarios como “eres muy joven para entender esto” o “no actúes como un viejo” continúan transmitiendo esos mensajes negativos sobre el envejecimiento, como algo a evitar o temer.