Qué fue del calvo de la Lotería de Navidad
La sorprendente historia del actor de los anuncios navideños
Seguramente, si le preguntas a la gran mayoría de españoles, no sabrán decirte quién es Clive Arrindell. Sin embargo, si se hace la aclaración ‘el calvo de la Lotería’, la mayoría de ellos sabrán de quién les están hablando. El actor inglés se hizo especialmente famoso al protagonizar durante varios años seguidos el mítico spot de la Lotería de Navidad. Hoy, que ya no lo vemos en televisión ¿qué ha sido de él?
La historia de Arrindell comienza en la isla caribeña de Trinidad y Tobago, donde nació en 1950. Posteriormente se nacionalizó británico. 48 años más tarde, el actor se encontró con una maravillosa casualidad que le haría saltar a la fama nacional. Según cuenta, acudió al casting de las loterías de casualidad, y la única razón por la que tenía la cabeza rapada era por un papel que estaba haciendo en el teatro.
Puede que esa circunstancia fuera la que le hiciera destacar sobre los demás, pero el resultado fue que Clive se coló en el hogar de los españoles durante 7 años consecutivos. Un misterioso “que la suerte os acompañe” era el lema del anuncio, en el que el actor soplaba su mano y de ella aparecían los números del sorteo navideño.
Sin embargo, el personaje publicitario de Arrindell murió de éxito. El anuncio fue tan popular que, al final, era más famoso ‘el calvo de la Lotería’ que la propia lotería. Así pues, tuvieron que prescindir de él. Eso sí, el siguió cobrando los 120,000 euros por anuncio que figuraban en su contrato, hasta 2009. Un total aproximado de medio millón repartido en cuatro años.
Actualmente, a sus 71 años, Clive sigue trabajando. Ha interpretado a lo largo de su carrera a personajes como Otelo o Enrique V de Shakespeare. También destacó su aparición en la primera temporada de la serie ‘The Crown’. Algo de la esencia que le catapultó a la fama pudimos vivir con el anuncio de Pescanova que, en 2019, contaba con él y tenía por lema “la navidad es mejor con bigote”.
Hoy en día vive en Londres, desde donde seguramente siga deseándonos “que la suerte nos acompañe”.
