Ramón Sánchez-Ocaña, miembro del Comité Editorial de 65Ymás, nació en Oviedo el año 1942 y desde hace más de 50 años, cuando empezó a trabajar para La Voz de Asturias y posteriormente para La Nueva España, ha hecho de todo dentro del mundo del periodismo, desde presentar el Telediario a escribir editoriales y artículos de opinión. Pero si hay algo que verdaderamente le apasiona es la divulgación científica y médica, a la que continúa dedicándose, de igual forma que si hay alguno de sus múltiples trabajos que recuerda con especial cariño es el programa Más vale prevenir, que estuvo en antena nada menos que once años
PREGUNTA: ¿Qué le parece la idea de hacer una campaña de sensibilización social sobre el valor de las personas mayores como la de A tu lado, que ha puesto en marcha UDP? ¿Realmente es necesaria?
RESPUESTA: Es muy necesaria aunque no debería serlo. La persona mayor tiene un peso específico en casi todas las cosas. ¿Cuántas veces, cuando falta el padre, se le echa de menos para poder decirle tal cosa, lo que sea? Y es una pena que eso no se haya hecho antes, con el tiempo suficiente. Esa es la señal de que el mayor hace falta. Todos los que ya no tenemos padre hemos dicho alguna vez "cómo me gustaría consultar esto con mi padre"... Pues vamos a hacerlo antes de que sea tarde. Es una campaña fantástica.
P.: Y hacerlo a través de la música, de una canción tan, digamos especial, como es A tu lado...
R.: Yo soy un forofo de la música, me apasiona porque te lleva a unos estados de felicidad distintos a cualquier otro. Si la música vale para recordar, para revivir un montón de cosas, me parece magnífico.
P: Licenciado en periodismo y Filosofía Letras, comienza su carrera en la prensa escrita, pero cuando su rostro se vuelve realmente popular y famoso es con su llegada a TVE en 1970...
R: Sí, en el 70. Antes trabajé en La Voz de Asturias, La Nueva España y el diario Informaciones y de allí pasé a una revista médica. Es curioso porque empecé a colaborar en Informaciones haciendo algo de ciencia y técnica y me llamaron de esa revista, Tribuna Médica, que tenía una tirada de más de 100.000 ejemplares, para que colaborara con ellos. Empecé de colaborador y acabé de director años después. Y cuando estaba trabajando en Informaciones surgió la posibilidad de colaborar con TVE. Me llamó Manuel Martín Ferrand porque pensaba que tenía muy descuidada la sección de ciencia y técnica dentro del 24 horas que él dirigía y donde empecé haciendo reportajes como colaborador, después pasé a presentar el programa y más tarde a dirigirlo y de ahí pasé a dirigir el Telediario.
P.: Luego llegaron Horizontes y el mítico Más vale prevenir...
R.: Sí, tuve una etapa en la que no estuve muy a gusto en televisión así que me marché y dos años después me llamaron para hacer un programa de ciencia y fue cuando hice Horizontes. Revista de las ciencias en la segunda cadena y desde allí pasé a hacer Más vale prevenir en la primera los viernes por la tarde. Estuvo once años en antena. Fue el programa que más satisfacciones me dio con diferencia. Primero, porque me hizo adquirir un conocimiento de la prevención sanitaria muy importante y luego porque tuvo un eco extraordinario. De hecho fue un programa que estuvo en antena todos esos años con unos índices de aceptación extraordinarios. Yo recuerdo habernos reído muchísimo en los pasillos Félix Rodríguez de la Fuente y yo porque estábamos los primeros en las audiencias y comentábamos esta vez te gané yo, esta vez has ganado tú... (risas). Los dos programas arrasaban, pero sobre todo el de Félix porque no solamente lo hacía en España sino en el mundo. Sus programas eran un modelo de hechuras y de cómo hacer bien un programa entonces, eran magníficos.
P.: En televisión, usted y Félix Rodríguez de la Fuente son los divulgadores por excelencia...
R.: Lo mío era muchísimo más modesto que lo de Félix, yo lo que trataba era hacer un programa que se llamara Agenda para recordar, en el que quería dar una serie de datos para que usted se acuerde de ellos si le surge un problema sanitario. Pero el título lo puso el entonces director de TVE, Miguel Martín, que insistió en llamarlo Más vale prevenir y sí, efectivamente fue un programa que tuvo un gran eco y una gran impacto.
P.: Después de su tremendo éxito en TVE, ¿cuando decide dar el paso de la televisión pública a la privada?
R.: Lo cierto es que no di un paso a la televisión privada. Cuando llegó el momento en el que Pilar Miró decidió que había que terminar con Más vale prevenir, porque ya llevaba muchos años y pensaría que había que modificarlo, yo era colaborador de TVE y me quedé sin trabajo en televisión y me llamaron de algunos programas para colaborar. Estuve un tiempo en Telecinco haciendo informativos con Luis Mariñas y luego pasé a hacer algo con Laura Valenzuela en las mañanas de Telecinco. Después estuve un poco con Ana Rosa Quintana en Antena 3, pero fueron colaboraciones muy esporádicas. A partir de ahí me dediqué a colaborar en distintos medios de prensa y revistas.
P.: Y lo sigue haciendo...
R.: Sí, pero en plan deportivo, diría yo. Ya estoy jubilado y lo que hago es mirar un poco hacia atrás y pensar que puede ser interesante hablar de vacunas, de lo que son los anticuerpos o los antígenos... En fin, explicarle un poco a la gente lo que son esos términos que tan de moda están porque lo que no puedo es prescindir de mi vocación de divulgador.
P.: ¿Qué pensó cuando le llamaron para formar parte del Comité Editorial de 65Ymás?
R.: Pensé que yo ya era mayor y que un periódico para mayores era el sitio donde mejor encajo, donde te encuentras en tu salsa. Me pareció una idea interesante, porque los mayores ya somos un colectivo lo suficientemente importante como para tener nuestro propio periódico. Es fundamental que podamos tener una opinión y una fuerza para poner firme al Gobierno (risas).
P.: Volviendo a la divulgación, ¿a parte de dinero, que nos falta en España para dar un salto cualitativo en lo que a investigación científica y médica se refiere?
R.: Lo primero que hace falta es una dedicación a la cultura, tener un espíritu cultural y una vez sentadas las bases de que la cultura es mucho más que lo que escribió Cervantes, porque a veces parece que las humanidades es lo único que es cultura. Tenemos un desconocimiento brutal de la ciencia. Si alguien mete la pata y dice que no sabe que El Quijote es de Cervantes, la gente se echa las manos a la cabeza, pero no nos alarma lo mismo no saber cuál es la distancia de la Tierra a la Luna que, culturalmente, es casi lo mismo. Tenemos una base cultural muy vaga en ciencia, no tenemos un bagaje previo para disfrutar de una cultura científica. Creo que, como yo me dediqué más a la parte sanitaria, pienso que tenemos una incultura importante. Siempre respondo lo mismo cuando me preguntan a qué podemos aspirar en lo que a divulgación sanitaria se refiere, ¡Ojalá podamos lograr que la gente vaya al médico solo cuando realmente lo necesita! Es decir, tener la cultura médica suficiente como para no ir al médico nada más que cuando lo necesitamos. No ir por miedo, sino porque es necesario. A eso es a lo que he dedicado la mayor parte de mi vida.
P.: ¿Esta pandemia nos ha dejado las vergüenzas muy a la vista?
R.: No lo creo, a mi me gusta mucho reivindicar que la medicina española, nuestra sanidad, no es tan mala como se está diciendo. Hemos descubierto que, efectivamente, hay baches, pero sin embargo sigue habiendo una magnífica sanidad en España. Otra cosa es que estemos en mantillas por lo que al coronavirus se refiere. Del coronavirus nadie tenía ni la menor idea y hubo que jugar un poco a ver cómo vamos trampeando el asunto y todavía seguimos trampeando. Ese es el gravísimo problema, no tenemos ni idea y decimos, vamos a ver si por aquí vamos bien, parece que la curva se aplana y no se aplana, viene una segunda ola y ya nos hablan de una tercera, de repente nos dicen que hay una vacuna y la esperanza se dispara y todavía no nos fijamos en lo realmente importante, en que, especialmente, los mayores estamos agobiados porque no tenemos un plazo. Necesitamos saber que en 2022, en 2023 o cuando sea, esto se va a acabar. Necesitamos saberlo para estar psicológicamente más fuertes. Eso no lo tenemos y es un serio problema.
P.: ¿Qué huella deja el Covid-19 en los mayores?
R.: A los mayores el coronavirus nos ha robado un año de nuestra vida, hemos pasado casi un año ajenos a lo que teníamos previsto, a lo que iba a ser nuestro desarrollo vital. Estamos agobiados, no podemos ver a los nuestros, nos hablamos en la distancia... es como haber roto lo que habíamos tejido durante toda nuestra vida, después de haber tenido una vida privilegiada. Porque nuestra generación, no ha vivido ni guerras, ha vivido crisis pero no tan tremendas como esta, que nos pilla a los mayores como un mazazo al final de nuestras vidas.
P.: Hablando de mayores, cuando era niño y adolescente, ¿qué relación tuvo con sus abuelos?, ¿piensa que le aportaron cosas valiosas que le han servido a lo largo de su vida?
R.: Yo no conocí más que a una abuela que vivía con nosotros y murió cuando yo estaba haciendo la mili por lo que, por desgracia, tuve poca relación con ella. Nosotros éramos cinco hermanos y teníamos una relación muy buena entre nosotros y especialmente con nuestros padres. Una familia muy nuclear, muy entera en la que mi abuela vivía con nosotros. Pero yo no tuve con mis abuelos esa relación que yo tengo ahora con mis siete nietos, que van desde un año hasta los 28, y ellos conmigo. O teníamos, porque este 2020, desgraciadamente, nos está privando de esa relación.
P.: ¿Valora suficientemente la sociedad actual a sus mayores?
R.: No. Frente al mayor hay una especie de desprecio en el trato al creer que se trata de un niño. Ese trato que a veces vemos en algunas residencias de "vamos Manolito, a ver si comes un poco". Da la sensación de que no existe el respeto que se le debe tener al mayor, sino simplemente la contemplación de que como es mayor lo tenemos aquí aparcado. Ya hemos visto, y sentido, lo que ha ocurrido con la pandemia en las residencias, un drama de tal calibre que el día que se investigue y se explique tendrá que actuar la Fiscalía General del Estado. Hay cosas que han sido y son sangrantes. Hay gente que ha muerto sola, deudos que han padecido el aislamiento de sus familiares... Ha sido una verdadera catástrofe. Sin contar con que hemos tenido una medicina de catástrofe. Y todavía hay quien dice que si las UCI se llenan habrá que elegir entre quién entra y quién no. El simple hecho de plantearlo es ya realmente dramático. Espero que eso no llegue nunca y siempre haya posibilidades de instalar las UCI en gimnasios o donde sea.
P.: ¿Piensa que tenemos una sociedad edadista, que se discrimina al mayor por el hecho de serlo?
R.: El edadismo existe, no hay duda de que la sociedad tiene la prioridad de premiar lo que es joven. La vejez no es bonita, es fea y la gente renuncia a lo feo y a la vejez. Al viejo se le aparta aunque sea mentalmente. Difícilmente verás una anuncio, a no ser para vender cosas muy concretas, en el que aparezca una persona mayor. Sí hay edadismo. La vejez molesta, a pesar de que es un logro y estamos todos deseando llegar a viejos. Sobre todo si miras cual es la alternativa...
P.: Con más de 50 años de trabajo a las espaldas, piensa que la edad es, en nuestra profesión, un activo o una limitación...
R.: La veteranía es el activo que vigila que los nuevos puedan hacerlo igual de bien. Me da la impresión que cuando se prescinde de los senior se prescinde da la sabiduría y de la esencia del medio de que se trate. Cuando un periódico lo compra otra empresa y cambia a la gente mayor ves que inmediatamente empiezan a aparecer unos errores garrafales porque falta el espíritu, esa vigilancia ajena y distante del profesional que hace mucho tiempo que sacó aquello adelante. Se nota que enseguida empieza a haber erratas, errores, fallos... porque falta la figura del mayor que teóricamente vigila, que lleva la esencia de ese medio.