Sociedad

Relacionan la pérdida de olfato con la depresión en personas mayores

65ymás

Foto: Big Stock

Lunes 3 de julio de 2023

5 minutos

El olfato puede servir como un potente indicador de la salud y el bienestar general

Relacionan la pérdida de olfato con la depresión en personas mayores
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Lunes 3 de julio de 2023

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Hay muchos indicios que pueden conducir a una persona a padecer depresión, sobre todo en lo relativo a personas mayores. Un estudio realizado durante ocho años a más de 2.000 mayores, ha comprobado la existencia de una relación entre la disminución del sentido del olfato y el riesgo de desarrollar depresión

El estudio, realizado por el Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos) y publicado en la revista científica 'Journal of Gerontology: Medical Sciences', no prueba que la pérdida de olfato cause depresión, pero sugiere que puede servir como un potente indicador de la salud y el bienestar general.

 

Pérdida de olfato

 

"Hemos visto repetidamente que un sentido del olfato deficiente puede ser una señal de alerta temprana de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer y el Párkinson, así como un riesgo de mortalidad", señala la doctora Vidya Kamath, catedrática asociada de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "Este estudio subraya su asociación con los síntomas depresivos", añade; además de explorar "los factores que podrían influir en la relación entre el olfato y la depresión, incluyendo la mala cognición y la inflamación". 

El estudio

El estudio se basó en datos recogidos de 2.125 participantes sanos de entre 70 y 73 años al inicio del periodo de los ocho años, en 1997-98. Fueron evaluados en persona anualmente y por teléfono cada seis meses. Al inicio, no mostraron dificultades para caminar, subir diez escalones o realizar actividades normales. Entre las pruebas también se incluían algunas relacionadas con la capacidad para detectar determinados olores, depresión y evaluación de la movilidad

En 1999 se midió por primera vez el olfato. El 48% presentaba un sentido del olfato normal, el 28% mostraba uno disminuido o hiposmia, y el 24% tenía una pérdida profunda de este sentido o anosmia. Aquellos que tenían un mejor sentido del olfato tendían a ser más jóvenes. Durante el seguimiento, el 25% de los participantes desarrolló síntomas depresivos significativos. Al analizarlo más a fondo, los investigadores descubrieron que los sujetos con hiposmia o anosmia, tenían mayor riesgo de desarrollar síntomas de depresión significativos.

También identificaron tres "trayectorias" de síntomas depresivos en el grupo de estudio: síntomas depresivos estables bajos, estables moderados y estables altos. Un peor sentido del olfato se asoció con una mayor probabilidad de que el individuo perteneciera a los dos últimos grupos. Por tanto, cuanto peor era el olfato de una persona, mayores eran sus síntomas depresivos. Además, los resultados persistieron tras ajustar por edad, ingresos, estilo de vida, factores de salud y uso de medicación antidepresiva. 

 

Depresión

 

"La pérdida del sentido del olfato influye en muchos aspectos de nuestra salud y nuestro comportamiento, como detectar alimentos en mal estado o gases nocivos y disfrutar comiendo. Ahora vemos que también puede ser un importante indicador de vulnerabilidad, de que algo en la salud va mal. El olfato es una forma importante de relacionarnos con el mundo que nos rodea, y este estudio demuestra que puede ser una señal de alarma para la depresión tardía", afirma Kamath. 

Mecanismos biológicos y conductuales

El olfato humano es uno de los dos sentidos químicos que funciona a través de las células sensoriales especializadas -neuronas olfativas- que están en la nariz. Estas tienen un receptor de olores que capta las moléculas liberadas por las sustancias que nos rodean y las transmite al cerebro para su interpretación. 

El olor se procesa posteriormente en el bulbo olfatorio del cerebro, que se cree que interactúa estrechamente con la amígdala, el hipocampo y otras estructuras cerebrales que regulan y posibilitan la memoria, la toma de decisiones y las respuestas emocionales. 

Este estudio relaciona el olfato y la depresión a través de mecanismos biológicos -como la alteración de los niveles de serotonina o cambios en el volumen cerebral- y conductuales -como la reducción de la función social y del apetito-. Los científicos pretenden repetir la investigación en más grupos de mayores para determinar si la relación es realmente así. También buscan comprobar si el olfato puede utilizarse en estrategias de intervención para mitigar el riesgo de depresión tardía. 

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