Carlos Jan Juan, el hombre de 78 años que ha pedido "un trato más humano" para los mayores en los bancos ha puesto el foco en un problema que se ha ido agravando con el tiempo, reuniendo muchos apoyos, miles de firmas en la plataforma de Change.org y muchos mensajes en las redes sociales de usuarios que quieren ayudar a dar aún más visibilidad a este problema.
En concreto, la historia que ha compartido recientemente una usuaria de Twitter ha conseguido llamar la atención de miles de usuarios en la red social, haciéndose viral en poco tiempo por el momento que vivió en la cola de un cajero.
"Un señor que, probablemente supere los 80 años, guarda cola en un cajero, me coloco detrás de él, y, cuando accede, saca un sobre que presupongo contiene dinero. Le observo a una distancia prudencial y me percato de que es incapaz de llevar a cabo la operación", explicaba la chica.
Enseguida comprobó que el hombre no estaba consiguiendo su propósito, ya que lo veía tocar "varias veces la pantalla" sin conseguir lo que quería. "Se vuelve hacia la cola, ya se había incrementado. Me mira, yo estaba justo detrás, y con un solo gesto entiendo que me pide ayuda", continúa explicando.
Fue entonces cuando la chica le ofreció su ayuda, que el hombre aceptó de inmediato "con un tímido por favor". Así, ella le ayudó "de mil amores" a realizar sus gestiones, indicándole en todo momento donde tenía que ir pulsando pero sin tocar "ni un billete, por respeto", para no "crear confusiones con el dinero".
Así, entre los dos consiguen realizar el ingreso que el hombre quería hacer. "El señor, a su ritmo, consigue introducir la cantidad a ingresar y termina de hacer la gestión mientras yo le digo donde tiene que tocar para zanjarla. Termina, nos retiramos del cajero para que pase la siguiente persona, y me da las gracias", añade, sorprendiéndose al ver cómo el hombre sacaba la cartera y le ofrecía un billete de diez euros.
"Yo no doy crédito, me asombro y le digo que de ningún modo, por favor. Pero el pobre hombre me dice que le gustaría agradecérmelo y que me tomara un desayuno a su salud", explica, asegurando que finalmente no aceptó el dinero y lamentándose por todos los mayores que "se están viendo solos frente a este monstruo de la tecnología, que cada vez más nos está convirtiendo en seres sin alma ni compasión", finaliza.