Tras casi un año siendo uno de los principales focos de Covid en España –más de 30.000 muertos por el virus en toda la pandemia–, las residencias de mayores se han convertido en los lugares más seguros, desde el punto de vista sanitario, del país y en el 'laboratorio de pruebas' donde se ha podido comprobar que las vacunas tienen una eficacia mayor de la que se esperaba, al menos, en el caso de Pfizer –que fue la que se inyectó mayoritariamente a los usuarios y trabajadores–.
De esta manera, desde que se comenzaron a inyectar dosis a finales de diciembre de 2020, los expertos han podido comprobar que los casos se han reducido en más de un 90% entre residentes, comprobándose así que estas vacunas no sólo previenen los síntomas sino también las infecciones. Algo, que hasta que no se comenzaron a inocular masivamente estos antivirus, no se había comprobado a tal nivel –se comenzó a constatar en Israel– y, menos, en el caso de personas que normalmente tienen varias patologías previas y un sistema inmune envejecido.
El estudio
Ahora, esta alta eficacia de la vacuna se empieza a plasmar en estudios científicos y los resultados de la mayoría de ellos son muy prometedores y dan a entender que las dosis utilizadas en residencias de mayores y que se van a inocular mayoritariamente a la población española ofrecen una protección muy importante.
Al menos, así se desprende del último estudio que se ha dado a conocer en España sobre eficacia de las vacunas. En concreto, este ensayo, realizado por el Programa Valenciano de Investigación Vacunal Covid-19 (ProVaVac) con 881 usuarios de 13 centros sociosanitarios de la Comunidad Valenciana, demuestra que el 98,7% de las personas que componían la muestra analizada generó anticuerpos contra el SaRS-CoV-2 tras recibir la pauta completa de Pfizer y una vez transcurridos unos tres meses –de 20 días a cuatro meses– desde último pinchazo.
Además, del 1,3% restante, la mayoría de ellos tenían linfocitos T específicos –células imprescindibles para combatir al virus–. Cabe destacar que aproximadamente el 80% de las personas que viven en residencias tienen varias patologías previas y una media de edad superior a los 80 años.
Fuente: Imserso, a día 30 de mayo.
“Aventuramos que esta gente pueda estar protegida”
“Aventuramos que esta gente pueda estar protegida”, reconoce a 65Ymás el director científico del estudio, David Navarro. Eso sí, matiza, que tengan anticuerpos no significa al 100% que no vayan a contagiarse e incluso a enfermar gravamente o a morir, puesto que el estudio se ha centrado sólo en si hay presencia o no de defensas contra el virus. “Estamos viendo a personas que se reinfectan y muchos tienen anticuerpos cuando lo hacen”, comenta.
Y es que, añade, por ahora se desconoce con exactitud “qué niveles de anticuerpos o células T protegen”. “Es una incógnita que tenemos desde el principio, con este virus y con otros. Y la protección puede variar ya no sólo respecto de la cantidad, sino también de la carga viral con la que se infectan. Es decir, la dosis a la que uno se expone también es importante”, apunta.
Igualmente, su estudio se basa en la inmunidad sistémica y no en la de un lugar concreto como podría ser la mucosa –por donde entra el virus y donde comienza normalmente a reproducirse–. “Nosotros no hemos mirado la inmunidad en la mucosa, sino sistémica, porque las vacunas, en mayor medida, inducen esta inmunidad. Es verdad que algunos de los anticuerpos que están en la sangre pueden pasar a fluidos como la saliva y la leche materna y eso genera un cierto nivel de protección frente a adquirir la infección o que la carga sea menor y la persona sea menos transmisora, pero estas vacunas no están diseñadas para la prevención de la adquisición del virus sino contra las formas graves”, indica.
Sin embargo, prosigue, “todo el mundo asume que los vacunados tienen algún tipo de protección. Nadie sabe si al 50% o al 25% o al 100%”. “El cuerpo conoce el virus, se activa pronto y lo habitual es que lo controle rápidamente y no vienen al hospital, pero hemos visto a personas vacunas con dosis completa que desarrollan formas asintomáticas o poco sintomáticas, con alguna excepción”, afirma.
Con todo, concluye, este estudio, aunque no demuestra que la vacuna sea más o menos eficaz, sí que es muy esperanzador puesto que prueba que tanto el organismo de los jóvenes como el de los mayores podría reaccionar ante la vacuna creando anticuerpos. “Ya es mucho decir que muchas personas con problemas de base tengan respuesta que en principio es similar a la del resto más joven”, señala. Por ello, "estos resultados hay que interpretarlos desde un punto de vista poblacional y no personal”, explica.
Fuente: Imserso, a día 30 de mayo.
Resultados prometedores
"Me parece estupendo que se estén haciendo este tipo de estudios y los resultados son muy alentadores ya que se encuentran, además de anticuerpos, células T", valora la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde).
No obstante, la investigadora sostiene asimismo que todavía queda mucho por investigar. "Estaría bien que se acompañaran de pruebas de PCR o antígeno para detectar transmisión asintomática en personas vacunadas, y también que se compararan los niveles de anticuerpos con los de personas más jóvenes que han recibido la misma vacuna tras el mismo tiempo. Son datos muy esperanzadores para el control de la pandemia y para acabar con las muertes", sostiene.
Por su parte, el director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes, Juan José Badiola, también entiende que los resultados de esta investigación denotan que la población vacunada está bien protegida.
"Lo que pone de manifiesto este estudio es lo que ya se sabía o preveía y es que, en efecto, las personas mayores de las residencias ya vacunadas han alcanzado un alto grado de inmunidad frente al virus y que, por lo tanto, están mayoritariamente inmunizadas, lo cual implica una gran seguridad frente a posibles contagios", asegura.
Pocos contagios en residencias
Y es algo que lleva tres meses demostrándose y que se puede analizar echando un simple vistazo a los datos de contagios en residencias recopilados por el Imserso (en gráficos, arriba). Y es que, desde marzo, con más del 90% de los residentes habiendo recibido dos dosis de Pfizer, son muy pocos los mayores residentes que se han contagiado, estuviesen o no vacunados, demostrando, que la vacuna protege tanto individualmente, como a nivel global, ya que dificulta la entrada del virus a estos centros que siguen, de alguna manera, semiconfinados –las visitas se realizan todavía en muchas regiones con medidas de seguridad, distancia y tiempo limitado–.
A pesar de todo, que casi todo el mundo se haya vacunado no implica obligatoriamente que no pueda haber brotes. Y prueba de ello podría ser el último caso de contagio masivo que tuvo lugar en una residencia de Madrid en la que se infectaron una veintena de mayores vacunados y siete fueron hospitalizados u otros similares que han ido sucediendo en los últimos meses aunque son muy minoritarios. Por esa razón, todavía queda mucho por investigar para conocer la verdadera eficacia de la vacuna –en este caso Pfizer– en estos colectivos que, por norma general, tienen un sistema inmunitario más envejecido y de qué depende que unos se contagien y otros no.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.