Las residencias de mayores del país van poco a poco recuperando la normalidad a medida que la incidencia comienza a estar controlada y que los usuarios reciben la tercera dosis contra el Covid –ya se ha inoculado a casi todos los residentes–.
Así, la mayoría de centros sociosanitarios –de regiones que los confinaron parcialmente durante la quinta ola– están permitiendo más visitas y flexibilizan las salidas, amparados en los protocolos dictados por las distintas consejerías de Sanidad.
Sin embargo, no sólo se están eliminando restricciones, sino que también se han relajado medidas de control, que pueden ser útiles para prevenir infecciones y que no son tan invasivas ni limitan en exceso las libertades.
Esto es lo que ha sucedido en las residencias de La Rioja –modelo de control de casos tras la quinta ola–, donde el Gobierno regional ha decidido dejar de realizar test periódicos a los trabajadores de momento, tras más de "50 días sin positivos" –se seguirán haciendo en caso de brote o vuelta de vacaciones–. Las pruebas, que financiaba la comunidad autónoma desde julio de 2021, se hacían semanalmente a todos los empleados vacunados –los que no lo estaban las realizaban cada 72 horas–.
"Seguimos confiando en la efectividad de la vacuna, razón por la que recomendamos activamente la vacunación de los nuevos trabajadores. Es importantísimo que ningún profesional que no haya completado la pauta de vacunación no se incorpore a trabajar hasta haberla completado", señalaba la directora general de Dependencia, María Somalo.
¿Una decisión precipitada?
No obstante, según varios expertos consultados por 65Ymás, la decisión podría ser precipitada, teniendo en cuenta que se trata de población vulnerable.
De esta manera, al igual que no sería razonable dejar de ventilar los espacios cerrados, tampoco tendría mucho sentido renunciar a los cribados, ya que pueden impedir contagios masivos en residencias. Unas infecciones que, aunque ahora sean leves para casi todos los usuarios, ponen en jaque el funcionamiento normal de los centros –al menos, mientras se sigan haciendo cuarentenas estrictas por esta enfermedad y no se trate como otras patologías endémicas–.
Por otra parte, hay que tener asimismo en cuenta que la mayoría de los trabajadores vacunados con dosis de ARNm (Moderna y Pfizer) hace más de 10 meses que recibieron la doble pauta y, según diversos estudios publicados recientemente, la eficacia para prevenir contagios –que nunca es del 100%– baja considerablemente tras los primeros meses, por lo que probablemente estas personas, aunque estén sanas, no estarían bien protegidas frente a infecciones y podrían actuar como vector.
Además, no está claro que vayan a recibir una dosis de refuerzo de la vacuna en las próximas semanas, algo que sí que está sucediendo en otros países vecinos, que han decidido optar por estos booster para sanitarios y gerocultores.
"Vamos a ciegas"
"Me preocupa un poco este tipo de medidas, principalmente, porque sabemos que la inmunidad decae en los mayores y que las vacunas no impiden la transmisión del virus", sostiene la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde).
"Si no se está 'testeando' a los trabajadores de las residencias, vamos a ciegas respecto a la transmisión del virus en éstas", añade.
Coincide con Cañelles el exdirectivo de la OMS, Daniel López-Acuña (@lopezacunad). "Considero que la medida de suspender la obligación de realizar test semanales a trabajadores de centros de mayores no es apropiada. Este es un momento en el que debe prevenirse cualquier brote tanto en residencias como en centros escolares y en espacios de interacción social. Al parecer, no se entiende que un riesgo bajo no significa cero o inexistente. No podemos olvidar que en buena parte de los países del entorno hay repuntes en la incidencia, con contagios que se producen en personas vacunadas. Por ello, debemos obrar con cautela, no precipitarnos y continuar con medidas preventivas eficaces", propone.
Eso sí, el epidemiólogo reconoce que estas pruebas semanales pueden seguir haciéndose, pero no al conjunto de empleados, sino sólo "a todo trabajador y a toda visita que no esté vacunado/a con la pauta completa".
"Estamos en un momento en el que se requeriría un gran esfuerzo colaborativo del Imserso, del Instituto de Salud Carlos III, de la patronal de residencias de mayores y del Sistema Nacional de Salud para hacer un estudio exhaustivo, no sólo de brotes en residencias, sino de 'competencia inmunitaria contra Covid' de los residentes y un seguimiento estrecho de los trabajadores, para asegurar que no se conviertan en contagiadores potenciales y para protegerles de la infección y de la severidad si experimentan la enfermedad", apunta.
"Lo prudente, a la vista de los brotes en el País Vasco –limítrofe con La Rioja y con lazos familiares y sociales muy estrechos entre las dos comunidades– y en Asturias, sería levantar la obligatoriedad de pruebas diagnósticas de infección activa sólo a quienes demuestren estar vacunados por completo y mantenerla en aquellos que no se han vacunado o que no tienen la pauta completa", explica por su parte el epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid (@amasap), Fernando García.
"Además, una vez por semana es poco, más aconsejable sería dos o tres veces. Eso sí, no tiene mucho sentido practicar estas pruebas diagnósticas en los trabajadores que sí están vacunados por completo. Parece que el riesgo que pueden tener de infectarse y contagiar a los residentes es bastante pequeño. Aunque sí puede tener sentido que se sometan a pruebas después de periodos vacacionales u otras ausencias prolongadas", apostilla.
A pesar de todo, no todos los expertos tienen la misma opinión. En concreto, el investigador de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (@GVAfisabio) Salvador Peiró opina que la medida es acertada.
"No me parece útil con las tasas de incidencia actuales la realización rutinaria de pruebas de infección activa –sean PCR o antígenos– a trabajadores de residencias. Cuando la prevalencia es tan baja como ahora –hablamos de menos de 50/100.000 en dos semanas para población general; la mitad si haces las pruebas cada semana– los test en personas asintomáticas –o sin probabilidad aumentada de estar infectados como los contactos estrechos– dan mucho falso positivo, un aspecto que lleva a aislamientos innecesarios, pruebas a otros, restricciones…", afirma.
"En personas sintomáticas o con contactos más o menos estrechos –cuya probabilidad de estar infectados es mas alta–, o si la incidencia es alta en algún lugar concreto, sí pudiera tener sentido, pero no como política general", ejemplifica.
Las empresas no ven bien la medida
Por contra, para la patronal, no es el momento de relajar estas medidas. Desde el Círculo Empresarial de Atención a las Personas (@cea_ps), su presidenta, Cinta Pascual, señala: "Me parece que estamos siendo muy imprudentes. Los mayores están vacunados con la tercera dosis y durante unos meses van a tener más protección, pero existe un porcentaje de familiares no vacunados y, por tanto, después de la afectación que ha tenido la quinta ola en las residencias del país, hablar ya de la liberalización de los test y entrar en un ámbito de normalidad, me parece totalmente imprudente".
Fuente: Imserso, a día 10 de octubre (pincha en la imagen para ver todos los detalles).
Los familiares piden prudencia
Finalmente, los familiares, representados por la Plataforma Estatal, piden también prudencia. "Se debe ser precavido con todos los trabajadores, porque son el vector de contagio, ya que tienen un contacto estrecho con nuestros seres queridos. Creemos que se deberían seguir haciendo cribados periódicos, mientras haya trabajadores sin vacunar y el porcentaje de población vacunada no sea más elevado. Durante la quinta ola los hubo que se contagiaron, muchos de ellos, asintomáticos. Por eso, una de las principales herramientas de prevención y protección son los cribados que, para ser efectivos, deberían seguir siendo semanales, porque no se sabe cuál será la evolución de la pandemia durante el invierno", afirma la presidenta de la Coordinadora catalana de residencias 5+1 (@CooResidencias) –organización miembro de la Plataforma–, María José Carcelén.
Con todo, algunos familiares se muestran más comprensivos con la medida, sobre todo, comparando cómo ha gestionado esta crisis sanitaria La Rioja, respecto a otras comunidades que no impusieron la obligatoriedad de estos test de antígenos –la mayoría–.
"En La Rioja llevan mucho tiempo en que no hay brotes y hay pocos fallecimientos por Covid dentro de las residencias. Y a eso habrá contribuido el hecho de que los test eran obligatorios", afirma el presidente de la Plataforma de familiares, Pladigmare (@pladigmare), Miguel Vázquez.
Y apunta: "En Madrid, se recomiendan y así seguimos, a la cabeza en número de brotes, contagios y, muchas veces, en fallecimientos. Desde agosto, vamos a la cabeza y, cuando parecía que se controlaba, se comienza a relanzar. Entonces, por nuestra parte, con toda la prudencia que hay que tener, nos da una cierta envidia sana lo que ocurre en La Rioja".
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.