Gran parte de la historia de España se ha tramado entre sus paredes, bajo sus lámparas y mientras se degustaban sus platos. Desde derrocamientos de reyes y políticos, repúblicas, introducción de nuevas dinastías, restauraciones, regencias y dictaduras. Ahora, sin embargo, es otro clásico de Madrid que lucha por sobrevivir a la pandemia del coronavirus. El restaurante casi bicentenario Lhardy (1839), ubicado en la céntrica carrera de San Jerónimo y reconocido por su icónico cocido, ha entrado en preconcurso de acreedores para renegociar sus deudas e intentar remontar su complicada situación económica.
Así lo confirma a 65Ymás Javier Pagola, uno de los gerentes del restaurante y nieto de uno de sus antiguos propietarios. Según explica, ya llevaban unos cuantos años con "problemas económicos" por las obras en el entorno del complejo Canalejas, pero la crisis del Covid-19 ha significado "la puntilla".
"Se nos ha juntado todo. Llevábamos seis años soportando las obras y tener una valla en la puerta. Con lo de Madrid Central también pegamos un bajón, y esto ha sido ya el remate", señala el gerente de Lhardy, que añade que la crisis del coronavirus les ha pillado "sin músculo financiero por esos años malos". "Cuando pensábamos que ya íbamos a salir de lo de las obras ha llegado la pandemia para echar todo al traste", confiesa.
El Lhardy se ha adaptado a la situación y ha puesto en marcha todas las medidas de seguridad sanitarias, pero acusa la falta de turismo nacional e internacional. Otro de los motivos de la bajada de clientela es que no cuenta con terraza y que entre semana en la zona "hay muy poco movimiento".
Actualmente abre sólo al mediodía y con el 50% de aforo; y si antes del Covid-19 se superaban los 50 empleados, ahora sólo hay en plantilla 34, con el 60% de ellos en situación de ERTE. "Es un restaurante que depende mucho del turismo. Nuestro cliente, por la noche, es turista, por eso ni nos hemos planteado abrir más allá del mediodía, no tendría sentido", indica Javier a 65Ymás, que agrega que "los gastos fijos siguen ahí y no salen las cuentas".
El restaurante está incluido en los locales centenarios de Madrid de especial significación ciudadana e interés general para la ciudad, reconocidos el pasado mes por el Pleno del Ayuntamiento de la capital. Sin embargo, más allá de la publicidad que esto pueda suponer, que, como apunta el gerente del Lhardy, "en estos momentos, sin turismo, no tiene ninguna incidencia", no se traduce en ayudas directas. "Son espacios protegidos. No te permiten tocar nada, pero luego no recibes ninguna ayuda a cambio", lamenta.
La idea, en cualquier caso, es luchar por continuar con el negocio, algo que sabrán en un plazo de tres meses. "Por lo menos vamos a intentarlo, lo llevamos en nuestro ADN", asegura Javier, sobre las posibilidades de supervivencia del restaurante. Lo que descarta tajantemente es buscar un nuevo emplazamiento para el Lhardy, porque parte de su grandeza está en su decoración: "Sería como cambiar de sitio el Palacio Real".
Restaurantes centenarios de Madrid
En la ciudad se conservan 12 establecimientos de este tipo agrupados en la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid (RCM). Estos emblemáticos restaurantes llevan más de 100 años preparando los platos típicos. Además de atesorar la historia de la gastronomía, han sido testigos del devenir de la política, la literatura, la pintura o la tauromaquia. Algunos de los capítulos de la historia de la villa se han escrito entre sus paredes.
Concretamente son:
- Bodega de la Ardosa (1892)
- Restaurante Botín (1875)
- Café Gijón (1888)
- Casa Alberto (1827)
- Casa Ciriaco (1887)
- Casa Labra (1860)
- Casa Pedro (1825)
- La Casa del Abuelo (1906)
- Lhardy (1839)
- Malacatín (1895)
- Posada de la Villa (1642)
- Taberna Antonio Sanchez (1787)
Cierre de míticos bares madrileños
La pandemia ha ocasionado el cierre de diferentes bares relevantes en la ciudad como es el caso de la histórica cafetería madrileña Ferpal, ubicada en la calle Arenal, que anunció su cierre el mismo año en el que iba a celebrar su 50 aniversario por el impacto del coronavirus.
Este cierre se suma al de la conocida cafetería, bar y pastelería Hontanares, situada en la plaza de la Avenida de América de Madrid, que bajó la persiana definitivamente en noviembre, a consecuencia de las pérdidas económicas acarreadas por el Covid.
También, el mismo mes anunció su adiós definitivo el icónico restaurante madrileño Zalacaín, el primero en España en alcanzar las tres estrellas Michelin, por el impacto del coronavirus, además de presentar el concurso de acreedores.
Otros como el piano bar Toni2, que lleva más de 40 años en la noche de la capital, se mostró dispuesto a "aguantar" pese a la pandemia tras haber podido abrir solamente durante el mes de julio desde que el auge del coronavirus obligara a cerrar el local en marzo.