¿A quién no le ha pasado alguna vez? Vas a comer a un restaurante y te sirven un plato distinto al que habías ordenado. Devolución, retraso, enfado, cena arruinada... Normalmente sí, pero por sorprendente que pueda parecer existe en Tokio un restaurante en el que esto sucede un 37% de las veces y el 99 % los clientes salen contentos y satisfechos. Se trata de El restaurante de las órdenes olvidadas (The Restaurant of Order Mistakes) cuya peculiaridad es que todos sus camareros padecen alzhéimer y, aunque puedan olvidar más de un pedido, ofrecen una experiencia gastronómica única.
El local está situado en el distrito de Toyosu de la capital de Japón, el país con mayor esperanza de vida del mundo, que espera para 2025 que el 20% de su población padezca la enfermedad. Su nombre es un giro de título de un popular cuento japonés, El restaurante de las muchas órdenes, publicado por Kenji Miyazawa en 1924.
Cuando acuden a El restaurante de las órdenes olvidadas, los clientes lo hacen sabiendo que pueden cometerse errores. Saben que si el camarero se equivoca con su pedido sólo tienen que sonreír y disfrutar del plato que llegó a su mesa. "Puede pensar que es una locura. Un restaurante que ni siquiera puede hacer su pedido correctamente", se dice en la web del restaurante, donde se explica que "todos nuestros camareros son personas que padecen demencia y pueden, o no, atender su pedido correctamente".
Uno de los blogueros dedicados a la gastronomía más seguidos de Japón, Mizuho Kudo, visitó el local y asegura que fue "una idea extraordinaria". Pidió una hamburguesa pero a su mesa terminaron llegando unas empanadillas de gyoza, unas populares empanadillas japonesas rellenas de carne de cerdo, col, cebollino, jengibre, ajo y muchas más cosas. Resulto que "el plato estaba delicioso" y el crítico pudo constatar que "los camareros no dejaban de sonreír y parecían divertirse muchísimo".
"El alzhéimer es mal entendido por la sociedad. La gente piensa que estas personas no pueden hacer nada solos y que la enfermedad es sinónimo de aislamiento total de la sociedad. Nosotros queremos cambiar esto, que nuestra sociedad sea más comprensiva e inclusiva para que con alzhéimer o sin él podamos vivir todos juntos y en armonía", explica el responsable del restaurante, Shiro Oguni, que busca ser un modelo que se siga en otras partes del mundo.
A Oguni se le ocurrió la idea tras visitar una residencia para personas con alzhéimer. "Al igual que todos los demás, al principio la demencia sólo representaba para mí imágenes negativas de personas que eran olvidadizas y deambulaban sin rumbo fijo ". Pero constató que en realidad pueden cocinar, limpiar, lavar la ropa, ir de compras y hacer otras cosas 'normales' por sí mismos. De cerca, podrían desviarse un poco de vez en cuando, pero ... ", explica.
De hecho ocurren equivocaciones y errores. Una mujer mayor acompaña a los clientes a su mesa y luego se sienta con ellos. Otro sirve un café caliente con una pajita. Otra mujer mayor lucha por retorcer un gran molinillo de pimienta, no del todo segura de que la pimienta caerá donde se quiere. Todos en la mesa se lanzan a ayudar al grito de "¡Lo hicimos!" y estalla la risa. Sin embargo, "en el restaurante no se trata de si los pedidos se sirven o no incorrectamente, lo importante es la interacción con personas que padecen demencia", aclara Oguni antes de concluir que a pesar de su éxito como el "restaurante de las risas interminables", al principio estaba preocupado por recibir posibles críticas del tipo '¡No trates a la demencia como un espectáculo de carnaval!' o '¡No les hagas reír!', pero en realidad, cuando los clientes ven las sonrisas de los empleados y la alegría que motiva su trabajo algunos incluso lloran, pero los trabajadores siempre dicen cosas como 'Todavía soy capaz' o 'Esto me ha dado confianza'”.
Cada 3 segundos se diagnostica un caso de demencia y un informe de la Fundación Pasqual Maragall estima que en el mundo hay 50 millones de personas con demencia, una cifra superior a la población de España, y dos de cada tres casos están causadas por el alzhéimer, en el cual la demencia representa el estadio final de la enfermedad. Y las previsiones son que en el año 2050 la cifra podría triplicarse hasta alcanzar los 152 millones de personas afectadas, un número similar a toda la población de Rusia. Negocios sociales como este restaurante pueden ser el modelo empresarial del futuro, un modelo en el que prime tanto el beneficio y esté más presente la humanidad, la solidaridad y la comprensión.