El famoso círculo de piedras conocido como Stonehenge, surgido a finales del Neolítico, sigue proporcionando a día de hoy nuevos datos que nos permiten saber un poco más del origen de este monumento megalítico que ha llamado tanto la atención a lo largo de la historia. Ahora, una nueva investigación ha revelado más información acerca de las obras grabadas en las cuatro placas de tiza prehistórica que se encontraron en el territorio de Stonehenge entre 1968 y 2017.
La investigación revela que las obras grabadas no se realizaron de forma aleatoria, sino que tienen un significado. Estas placas han sido analizadas mediante nuevas técnicas (no invasivas) que han permitido descubrir esta evidencia arqueológica que, hasta ahora, no se había observado. Los autores de la investigación, publicada por la Universidad de Cambridge, sugiere que estas obras son diseños geométricos que exhiben una amplia variedad de habilidades artísticas.
"La tiza ha proporcionado un material muy atractivo para el grabado durante incontables generaciones. Ofrece superficies que se pueden suavizar, lo que permite esbozar, reelaborar, alterar o borrar los diseños en consecuencia", explican los autores de la investigación, lo que provocaba a su vez que las plazas de tiza resultasen difíciles de reconstruir debido a la erosión de la superficie.
Sin embargo, con la utilización de nuevas técnicas, como las imágenes por transformación de reflectancia (RTI) y el mapeo de texturas polinomiales (PTM), se han revelado detalles de la preparación de las superficies y han permitido vislumbrar los métodos y secuencias de las composiciones, mostrando su complejidad. Esto significaría que las composiciones se elaboraron de distintas formas: algunas representan una organización, orden e intención, mientras que otras son patrones realizados de forma más rápida.
Diseños premeditados ejecutados deliberadamente
A lo largo del tiempo, no solo se han descubierto placas adicionales en el área de Stonehenge, sino que también se han mejorado las técnicas para analizar los objetos. Mientras que las fechas de radiocarbono mejoradas han permitido refinar su conexto cronológico y cultural, el uso de RTI "ha roto el intrincado proceso mediante el cual se ejecutaron los diseños de cada placa de esta área restringida". Así, los resultados de la investigación apuntan a unos diseños premeditados ejecutados deliberadamente, con objetivos finales específicos en mente. "Hay poca evidencia de borrado, reelaboración o conveniencia en estos ejemplos", explican.
También se ha demostrado que hay una "gama de habilidades artísticas", mediante las cuales se aplicaron diseños mayormente geométricos a cada placa, lo que demuestra una composición y ejecución deliberada, "También permite una reconsideración de la intención de los artistas neolíticos: en un caso es posible sugerir (aunque sea de manera tentativa) que los diseños no eran abstractos, sino que se basaban en objetos conocidos por el artista en el mundo real".
De esta forma, se ha llegado a la conclusión que el autor de estas obras habría utilizado de guía un objeto real, común en su vida cotidiana, para expresarse. Y también ha servido de ayuda para comprender la técnica artística de aquella época, entender cuáles eran sus motivaciones y mentalidades y demostrar que había intención en sus composiciones.
Los resultados también sitúan estas placas "en el tercer milenio a. c. en el Neolítico Orcadiano y probablemente se adoptaron poco después en el sur de Inglaterra". Aunque los objetos de tiza grabados se pueden encontrar a lo largo del periodo Neolítico, se podría marcar este período como una verdadera "edad de oro" para la fabricación de arte de tiza neolítico en Gran Bretaña.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.