El cumplimiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible integrados en la Agenda 2030 y acordados por la comunidad internacional para erradicar la pobreza y lograr la igualdad en el mundo, sigue la línea de los fallidos Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015).
Al ritmo lento en la consecución de los compromisos fijados por la ONU en 2015 en materia de derechos humanos, desarrollo económico sostenible y respeto por el planeta se unen ahora las dificultades de “la crisis del multilateralismo”, según ha señalado Cristina Gallach, Alta Comisionada para la Agenda 2030, durante un acto celebrado en Madrid.
“La Agenda 2030 nació en un contexto de multilateralismo positivo y tuvo en su inicio un desarrollo rápido que se plasmó en distintas alianzas y cumbres globales”. Sin embargo, tras Marraquech, que marca la salida de EEUU y algunos países europeos, “estamos en un momento de fragilidad multilateral, en el que necesitamos nuevos impulsos y más ambición”, ha concluido Gallach.
Al mismo tiempo, Javier Solana, presidente de ESADEgeo, Center for Global Economy and Geopolitics, ha señalado que “los retos de la sostenibilidad son muy grandes, y los distintos sectores deben crear estrategias y sinergias hacia un nuevo modelo sin dejar a nadie atrás”. Además, Solana cree que es necesario crear instrumentos de gobernanza global que impulsen un desarrollo sostenible y defiendan los bienes públicos globales.
Vida sana y bienestar en Europa
Pese al escaso progreso en la mayoría de las metas a nivel global, se están produciendo pequeños avances en cada una de las materias. Tal como se extrae del informe Hacia una Europa sostenible en 2030, aprobado por la Comisión Europea de cara a la Agenda 2030 y en el que ha participado ESADE, “es un gran logro que Europa tenga la mayor esperanza de vida en el mundo”. En 2016, la esperanza de vida en la UE era de 81 años, es decir, 3,3 años más que en 2002.
Pero el número cada vez más alto de personas mayores y la disminución de la población en edad de trabajar representan desafíos específicos al modelo socioeconómico de la eurozona. El envejecimiento de la población, junto con la longevidad y la mayor probabilidad de enfermedades crónicas, puede tener un profundo impacto en las instituciones públicas, incluidos los sistemas sanitarios. “También aumentará el riesgo de desigualdad entre las generaciones”, destaca el informe.
En 2017, el 1,6% de la población de la UE afirmó tener necesidades de atención médica no satisfechas, frente al 3,4% en 2011. Los costes y las largas listas de espera son la razón principal de las necesidades médicas no atendidas.
La exposición a la contaminación atmosférica por partículas nocivas en zonas urbanas disminuyó en casi un 20% en la UE en el periodo 2010-2015. No obstante, la contaminación del aire sigue siendo la primera causa medioambiental de muerte prematura, concluye el informe.