Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
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Miércoles 6 de mayo de 2020
ACTUALIZADO : Jueves 23 de julio de 2020 a las 13:41 H
4 minutos
Las medidas de confinamiento en el hogar adoptadas durante el estado de alarma, en respuesta a la actual crisis de salud motivada por el Covid-19, sumadas al teletrabajo en los hogares, la aplicación de numerosos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, y a la supresión de la actividad escolar y académica, han dado lugar a un escenario inesperado para todas las familias.
Son muchas las ocasiones en que abuelos, padres y nietos se encuentran compartiendo una misma casa con los inconvenientes que ello puede ocasionar: falta de espacio en los pisos, el encuentro de diferentes generaciones con formas de pensar muy diferentes, falta de tiempo para compartir o distribuir las tareas del hogar, etc.
Cuando los mayores se trasladan a vivir en casa de sus hijos pierden, por lo menos en parte, una independencia a la que están acostumbrados, teniéndose que adaptar a unas normas que pueden resultarles incómodas. Además, a menudo pierden también intimidad, ya que no es raro que tengan que compartir habitación con alguno de los nietos al no existir espacio suficiente para disponer de una propia. Y pasa del mismo modo, si son los hijos los que vuelven, ya de adultos, a casa del sus padres. En estas circunstancias, los nietos, por su parte, tienen que ser comprensivos ante el choque que todos estos cambios suponen para los adultos. Es por ello que es necesaria la implicación de todos los miembros de la familia para conseguir adaptarse a la situación, sorteando las dificultades que puedan surgir con una buena predisposición y aprovechando las ventajas que la convivencia de diferentes generaciones puede aportar.
Manter una actitud abierta facilita esta adaptación. En este proceso debemos respetar al máximo la autonomía de cada uno, algo complicado en aquellas familias en las que los padres se caracterizaron por un fuerte liderazgo. En este sentido, aunque para los hijos a veces es difícil entender a los padres y el porqué de algunas de sus actividades, es importante comprender la importancia que tienen para cada uno sus propias costumbres, así como sus sentimientos y sus necesidades. Ya que nuestros hábitos diarios y nuestra cultura, forman parte de nuestra identidad.
Cuando es la persona mayor la que se integra al hogar de sus hijos, a menudo es necesario reorganizar el ámbito cotidiano. Siempre teneiendo en cuenta que cada miembro debe ser partícipe de la vida familiar, asumiendo actividades domésticas, desarrollando nuevos hobbys, y enriqueciendo el intercambio generacional. En este sentido, las personas mayores dan testimonio de la historia familiar, y es interesante que los jóvenes los escuchen y la recojan. La situación actual es una oportunidad para ayudarnos a expresar lo que sentimos a nuestros seres queridos, escuchar y conocer mejor a las personas que nos rodean, reconocer y dar visibilidad a los aspectos positivos del sistema familiar, tal y como indica la Guía para Convivencia Familiar durante la crisis del Covid-19.
El Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunidad Valenciana insiste, también, en que la posición que ocupan los mayores en la familia es central. Estas semanas son buen momento de reciprocidad en el reconocimiento y en el cuidado, un tiempo para el recuerdo, para nombrar y acordarse de los buenos momentos vividos, de agradecer las experiencias y de los aprendizajes recibidos.
Los mayores poseen conocimientos muy valiosos que pueden transmitir a sus nietos, y el tiempo compartido puede ser una excelente oportunidad para aprender los unos de los otros.