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La glándula timo, que produce células T inmunitarias antes del nacimiento y durante la infancia, suele considerarse no funcional en los adultos, y a veces se extirpa durante la cirugía cardíaca para facilitar el acceso al corazón y a los principales vasos sanguíneos.
Una nueva investigación dirigida por investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) y publicada en la revista científica New England Journal of Medicine ha descubierto indicios de que el timo es, de hecho, fundamental para la salud adulta en general y para prevenir el cáncer y quizá las enfermedades autoinmunes.
Para determinar si el timo aporta beneficios para la salud de los adultos, el equipo evaluó el riesgo de muerte, cáncer y enfermedades autoinmunes entre 1.146 adultos a los que se extirpó el timo durante una intervención quirúrgica y entre 1.146 pacientes de características demográficas similares que se sometieron a una intervención cardiotorácica similar sin timectomía. Los científicos también midieron la producción de células T y los niveles sanguíneos de moléculas relacionadas con el sistema inmunitario en un subgrupo de pacientes.
Cinco años después de la intervención, el 8,1% de los pacientes a los que se practicó una timectomía falleció frente al 2,8% de los que no se les extirpó el timo, lo que equivale a un riesgo de muerte 2,9 veces mayor. También durante ese tiempo, el 7,4% de los pacientes del grupo de timectomía desarrollaron cáncer frente al 3,7% de los pacientes del grupo de control, lo que supone un riesgo de cáncer 2,0 veces mayor.
"Al estudiar a las personas a las que se extirpó el timo, descubrimos que éste es absolutamente necesario para la salud. Si no está ahí, el riesgo de muerte y de cáncer es al menos el doble. Esto indica que las consecuencias de la extirpación del timo deben considerarse cuidadosamente al contemplar la timectomía", ha explicado David T. Scadden, autor principal del estudio.
En un análisis adicional que incluyó a todos los pacientes del grupo de timectomía con más de cinco años de seguimiento, la tasa de mortalidad global fue mayor en el grupo de timectomía que en la población general estadounidense (9,0% frente a 5,2%), al igual que la mortalidad por cáncer (2,3% frente a 1,5%).
Aunque Scadden y sus colegas descubrieron que el riesgo de enfermedad autoinmune no difería sustancialmente entre los grupos de timectomía y control en su conjunto en su estudio, observaron una diferencia cuando los pacientes que tenían infección, cáncer o enfermedad autoinmune antes de la cirugía fueron excluidos del análisis. Tras excluir a estas personas, el 12,3% de los pacientes del grupo de timectomía desarrollaron una enfermedad autoinmune, frente al 7,9% del grupo de control, lo que supone un riesgo 1,5 veces mayor.
En el subgrupo de pacientes en los que se midió la producción de células T y las moléculas relacionadas con el sistema inmunitario (22 en el grupo de timectomía y 19 en el grupo de control, con un seguimiento medio de 14,2 años postoperatorios), los que se habían sometido a timectomía presentaban sistemáticamente una menor producción de nuevas células T que los controles y mayores niveles de moléculas proinflamatorias en la sangre.
Scadden y su equipo planean ahora evaluar cómo afectan a la salud de los individuos los distintos niveles de función del timo en adultos. "Podemos comprobar el vigor relativo del timo y definir si el nivel de actividad del timo, y no sólo su presencia, se asocia a una mejor salud", ha remachado.