San Marino se ha propuesto que a los antivacunas no les salga gratis su capricho. El Gobierno de este pequeño Estado situado en el centro de la península itálica estudia que los ciudadanos que elijan libremente no recibir la inmunización contra el coronavirus, que se administrará de forma gratuita y voluntaria, tengan que pagar de su propio bolsillo el tratamiento necesario en caso de que se contagien. Quedarían excluidas de la medida las personas que no puedan recibir el antiviral debido a alergias o a otros motivos sanitarios.
"La vacuna será gratuita y estará disponible para la población y si se decide no someterse a ella por elección propia y no porque forme parte de categorías excluidas, como personas alérgicas o por otros motivos de salud, entonces tendrán que pagar el tratamiento de un posible contagio", explicó el secretario de Estado, Roberto Ciavatta, que también aseguró que los expertos de la comisión de vacunas del Instituto de Seguridad Social están de acuerdo con implantar esta medida.
Estas vacunas para combatir el coronavirus en San Marino, de poco más de 33.000 habitantes y que durante la primera ola de la pandemia sufrió una de las incidencias de contagio más altas de todo el mundo, llegarán desde Italia. "Será el Ministerio de Salud italiano el que nos desviará una porción y, por lo tanto, también los tiempos de vacunación de la población de San Marino seguirán a los italianos", concretó Ciavatta.
La asistencia sanitaria de San Marino, que está fuera de la Unión Europea y tiene una normativa independiente, es totalmente gratuita para sus ciudadanos y, además, mantiene históricamente una postura dura contra los antivacunas. Así, desde 1995 rige una ley bautizada como 'Obiezioni' ('Objeciones'), mediante la cual los padres que no permiten que sus hijos reciban estos antivirales están obligados a contratar un seguro de daños y perjuicios a terceros.
