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El Ministerio de Sanidad ha actualizado el documento científico-técnico sobre el Covid-19, la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus, donde reconoce que estrategias basadas en la presencia de síntomas en los mayores de residencias puede ser ineficaz, llevando a un retraso del diagnóstico y de la aplicación de las medidas de prevención.
La edad avanzada y las comorbilidades que presentan los residentes son factores de riesgo de gravedad y, según destaca el departamento que dirige Salvador Illa en el informe, el entorno cerrado con estrecho contacto con otros residentes y el personal que los atiende que favorece la transmisión, ha hecho que los efectos de la emergencia sanitaria Covid-19 estén siendo "particularmente graves" en este colectivo.
De hecho, en los brotes detectados en residencias de mayores las tasas de ataque secundario son muy elevadas entre los residentes, sus visitantes, generalmente de edad avanzada, y los trabajadores. Además, Sanidad señala que otros factores que contribuyen a la extrema vulnerabilidad de estos centros son los menores recursos diagnósticos con los que cuentan, la alta carga de trabajo, o la falta de preparación del personal en cuanto a medidas de prevención y control de la infección.
Del mismo modo, lo achaca a la movilidad de los trabajadores de una residencia a otra y el número de bajas en los trabajadores por enfermedad que está ocasionando esta pandemia, que implica una mayor carga de trabajo a los presentes con el consiguiente riesgo.
En este sentido, en el trabajo se informa de que se ha observado que en varias residencias de mayores es que un alto porcentaje de residentes están asintomáticos teniendo cargas virales altas y virus viable en cultivos, efecto que se ha observado hasta 6 días antes del desarrollo de los síntomas.
"La transmisión a partir de asintomáticos o presintomáticos, constatada en esta infección, podría ser aún mayor en estos entornos, ya que la detección de síntomas en los mayores es especialmente compleja por varios motivos: la respuesta inmune alterada asociada al envejecimiento, la alta prevalencia de comorbilidad, el deterioro cognitivo y la frecuencia de tos crónica. Por tanto, las estrategias basadas en la presencia de síntomas en los ancianos puede ser ineficaz, llevando a un retraso del diagnóstico y de la aplicación de las medidas de prevención", enfatiza Sanidad en el texto.
Además, avisa de que la vigilancia de los centros socio-sanitarios puede tener alguna complicación metodológica, dado que el término "hogares de cuidado" (traducción del inglés "care homes") hace referencia a todos los centros residenciales no agudos que albergan a personas con algún tipo de necesidad de cuidado a largo plazo.
"Estas consideraciones pueden dificultar la comparabilidad de los datos. Una alta proporción de estos centros, en Europa y en todo el mundo, ha informado de importantes brotes de Covid-19, con altas tasas de morbi-mortalidad en los residentes y de bajas laborales del personal afectado", informa Sanidad en el documento.
En algunos países de la UE, la proporción de fallecimientos de casos Covid-19 en centros socio-sanitarios, residencias de ancianos en su mayoría, ha sido superior el 50 por ciento. En este sentido, el estudio muestra que la falta de sistemas de vigilancia establecidos en muchos países en estos centros junto con la variabilidad en las estrategias y capacidades de hacer pruebas que tienen los diferentes países hace que la carga y la mortalidad en estos centros puedan subestimarse.
Finalmente, el departamento que dirige Salvador Illa explica que algunos países, sólo registran el lugar de la muerte, mientras que otros también informan de las muertes hospitalarias asociadas a la estancia previa en residencias de mayores. También puede haber diferencias en la estrategia utilizada para medir las muertes en relación con COVID-19: muertes de casos confirmados (antes o después de su muerte), muertes de casos sospechosos (según los síntomas) o muertes en exceso.